capítulo nueve.

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Makeyra.

Me desperté cuando escuché un extraño ruido a mi lado acompañado de una luz molesta que me dejó casi enceguesida, abrí mis ojos confundida y tenía la mirada del morocho en mí, con su celular en mano apuntandome en la cara; me había sacado una foto.

—¿Qué haces? —tapé mi cara avergonzada, escuché una pequeña carcajada de su parte.

—Perdón, te veías re tierna. —explicó con una risita tímida, destapé mi cara y me miraba con una sonrisa tonta mientras mordía su labio inferior.

—Soy un asco así boludo, no me mires. —reí girando mi cuerpo para darle la espalda, posó su mano sobre mi cintura y se pegó a mi cuerpo haciéndome erizar la piel. Solo él logra estas cosas.

—Sos hermosa, no digas eso. —susurró dejando un beso sobre mi mejilla. Sonreí al sentirlo tan cerquita mío.

—Vos sos hermoso. —alagué tratando de que no me gane la timidez. Me acerqué un poquito a su cuerpo y planté un beso en sus labios, un beso corto pero de los que más le gustan a él.
Me acosté en su pecho y comenzó a hacerme mimos en el pelo, de a poco se iba formando un clima de muchísima paz, con sus caricias ya me estaba relajando al extremo.

—Creo que le caí bien a Lili. —largó rompiendo el silencio, abrí grande mis ojos ante aquel comentario sobre mi mamá.

—¿Estuviste con mi mamá? —pregunté preocupada. Separé nuestros cuerpos y me senté a su lado, lo mire a los ojos esperando una respuesta de su parte y él asintió con su cabeza tranquilo, como si nada— ¿Te dijo algo?¿Qué pasó? —interrogué con miedo, no sé como fuera a reaccionar mi mamá al ver que traje a casa a un chico que no conoce lo suficiente. Vino dos o tres veces a casa, pero ella siempre estaba trabajando o durmiendo.

—Tomamos unos mates y me llenó de preguntas, eso sí. —rió recordando ese momento.

—¿Pero como la viste?¿Entró a mi pieza?

—No, yo me iba a ir a mi casa. —comenzó a explicar, yo lo miré indignado llevando una mano hacia mi pecho, una pequeña risa se escuchó de su parte— En realidad me iba a ir apenas te durmieras, pero te dormiste arriba mío asi que no quería despertarte. —explicó haciendo un paréntesis, yo negué con mi cabeza sorprendida al saber que pensaba dejarme sola— Cuando me desperté no era tan tarde, eran como las siete de la mañana así que no dormí una mierda. Me puse las zapatillas y cuando salí, me cruzé a tu mamá sentada tomando mates, yo me quería matar. —contó nervioso mordiendo su labio, tapó su cara con sus manos y largó una pequeña risita para luego seguir hablando— Me miraba re raro, pensé que me iba a sacar a los palazos. —bromeó entre risas, haciéndome reir a mí— Pero no, me preguntó quien era y bueno... le dije que era tu novio. —explicó alzando sus hombros, sin importancia. Yo abrí mis ojos sorprendida, no puedo creer que cuando salga tenga que ver a mi mamá pensando que estoy de novia con Mateo; me va a llenar de preguntas.

—¡¿Cómo le vas a decir eso?! —pregunté exaltada, el largó una fuerte carcajada ante mi reacción. ¿De que se ríe? Me metió a mí en esto y él ni siquiera se preocupa.

—¿Que preferís que le diga?¿Que soy un compañero de colegio? No me iba a creer ni en pedo si encima bajé sin remera.

—¿Y para qué mierda bajas sin remera? —pregunté con enojo, me molesta que se tome esto como si nada pasara cuando encima va a hacer que mi mamá piense cualquier cosa.

—No te enojes, perdón. —pidió formando un puchero en sus labios— Me saqué la remera porque tenía calor, amor. —explicó suave, tratando de contener la risa sabiendo mi reacción ante esa última palabra.

objetivo; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora