Capítulo 21.

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Liam y yo disfrutamos de una divertida cena en el Bam's. Una cena en la cual estuvimos contándonos cosas sobre nuestra niñez, hablando de nuestros compañeros de equipo y burlándonos un poco del entrenador Morgan.

En ese rato, mi móvil no dejó de vibrar, gracias a las llamadas y mensajes de Tay, hasta que llegó un momento en el que me harté y lo apagué. En aquel instante, tan sólo quería disfrutar de la compañía de Liam. Sabía perfectamente que era a causa del efecto de la luna llena, pero me daba absolutamente igual y tampoco quería controlarlo.

—Iré a pagar —dijo Liam haciendo el amago de levantarse.

—¡No! —le agarré del brazo para impedírselo.

—¿No?¿Por qué? —me miró con el ceño fruncido.

—Quiero invitar yo —sonreí, provocando que me imitase.

—Pero te dije que...

—Lo sé, pero me da igual —me encogí de hombros y le solté para ponerme en pie—. Espérame fuera, si quieres —añadí conforme me acercaba a la barra. Giré mi cabeza para mirarle y, Liam, asintió.

Nada más terminé de pagar, caminé a paso lento hacia la puerta, intentando evitar las voces de las personas que me rodeaban, ya que tenía el oído mucho más agudizado y estaban siendo un incordio para mí. Durante el rato en el que estuve cenando con Liam, no, puesto que estaba centrado sólo en él. Cuando salí del Bam's, vi que el chico estaba esperándome apoyado en el capó de su coche, una imagen que volvió a remover el cosquilleo de mi barriga y, otro, en mi garganta.

—¿Te llevo a casa? —preguntó Liam una vez me acerqué a él.

—No sé... —me encogí tímidamente de hombros.

—¿Cómo que no sabes? —soltó una carcajada.

—¿Quieres que me vaya ya a casa? —contesté en tono pícaro, clavando mis ojos en los suyos, a lo que el chico se quedó algo confuso durante un par de segundos.

—No, claro que no —frunció extrañado el ceño.

—Bien —di un par de pasos más hacia él—. ¿Por qué no vamos a algún lugar en el que podamos estar solos? —metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta.

—¿Solos? —tartamudeó, comenzando a inquietarse un poco por mi proximidad.

—¿No quieres? —hice un pequeño puchero con mi labio inferior.

—Quiero —asintió levemente sin apartar su mirada de la mía.

—Pues vamos —sonreí de lado y me separé de él para caminar hasta la puerta del copiloto.

—Sí... —le escuché decir mientras él iba hacia la suya. Abrió el coche y nos metimos dentro de este.

Durante el camino, Liam apenas articuló palabra de lo nervioso que estaba. Sabía que era así por el ritmo y fuerza que llevaban los latidos de su corazón. A los pocos minutos, mi amigo se desvió hacia el bosque, lo cual me hizo sonreír de lado, ya que allí me iba a sentir como en casa.

—Ya hemos llegado... —murmuró con su vista mantenida al frente.

—¿Estás nervioso, Liam? —giré mi cara hacia él.

—¿Por qué iba a estarlo? —me miró y sonrió levemente.

—No lo sé, no deberías —carcajeé, haciendo que se relajase un poco.

—¿Te gusta este sitio? —dijo algo más tranquilo.

—Sí —asentí y alcé mi mirada al cielo—. Gran vista para la luna llena —añadí al contemplar cómo las copas de los árboles de aquella parte del bosque dejaban el espacio perfecto para que se viera.

LUNA LLENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora