Capítulo 23.

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—No... —murmuré apenas audible y mirando a la nada.

—Aiden —me llamó Jane a medida que se acercaba a mí—. ¿Desde cuándo eres un chico lobo? —preguntó con el tono entristecido, sin yo llegar a mirarle aún.

—Deja de fingir, no me creo que no te hubieras dado cuenta antes... —intervino Kya, haciendo que yo girase mi cabeza hacia ella—. Vamos, apestaba a lobo —añadió cuando Jane le miró.

—Mi prima no está muy metida en el mundo de los cazadores... —dijo Carter Jr. colocándose al lado de esta—. Es por eso por lo que no sabe aún diferenciar a las personas de las bestias —me sonrió pícaramente de lado.

—¿Bestias? —solté una carcajada leve.

—¿De qué te ríes? —se acercó a mí, apuntándome con el arma.

—¡Basta! —exclamó Jane, provocando que, tanto su primo como yo, le mirásemos extrañados—. Soltadle, Aiden no puede estar aquí —tartamudeó nerviosa.

—Jane, ¿qué estás diciendo? —su tío se giró hacia ella—. Tus padres han dado órdenes de aprisionar a todos los hombres lobos que queden, y eso incluye a Aiden Gold —se cruzó de brazos.

—Pero Aiden es diferente... —me miró con los ojos aguados.

—¿Tú sabías lo que le iban a hacer a Tay y al resto? —dije con la voz a punto de quebrárseme.

—Claro que lo sabía —volvió a hablar el señor Carter—. Los lobos Tiwa han acabado con nuestra familia... —bufó con desprecio.

—Vosotros habéis matado a lobos —farfullé, viendo cómo caminaba hasta mí—. Estoy seguro de que fuisteis quien empezasteis esta guerra —clavé mi mirada desafiante en la suya.

—¡Son monstruos! —gritó a la vez que hundía la punta del arma eléctrica en mi abdomen—. No pienso dejar a ninguno con vida y, menos, al tatataranieto Silver —hizo aún más fuerza—. El futuro gran Alfa —añadió con burla, haciendo que yo apretara mis dientes de la misma rabia.

—Nunca podrás con Tay —mascullé, notando cómo mi respiración comenzaba a acelerarse.

Entonces, el señor Carter me mató con la mirada y, sin esperármelo, me atizó en la cara con la empuñadura del arma para después volverlo a hacer en el otro lado.

—¡Para! —gritó su sobrina cogiéndole del brazo para separarle de mí.

—Señor, le llaman —intervino uno de sus trabajadores desde la puerta.

—Voy —respondió sin quitar su mirada de la mía y, un par de segundos después, se volteó para caminar hacia la salida.

—Jane, vamos —dijo Josh a la vez que agarraba de la cintura a su prima, quien no podía de dejar de mirarme apenada.

—Lo siento, Aiden —susurró con la voz rota y con una lágrima a punto de salir de uno de sus ojos.

Aquella imagen, en cualquier otra situación, me habría conmovido el corazón, pero en aquel momento, tan sólo sentí asco por ella. Contemplé cómo se iban y, una vez Kya y yo volvimos a quedarnos a solas, solté un gruñido y zarandeé mi cuerpo con fuerza, provocando que la valla se moviera de nuevo.

Tras un par de minutos en los que la chica Tiwa y yo nos mantuvimos en silencio, esta decidió romperlo.

—Aiden, me siento bastante avergonzada...

—¿Por qué? —giré mi cara hacia ella y fruncí el ceño—. Si es por lo de Josh, no te preocupes, es normal que...

—No es por eso —negó alarmada con su cabeza—. Es porque he tenido la poca decencia de juzgar tu amistad con Tay, cuando yo estaba manteniendo una relación con Josh, hijo de un cazador —soltó un suspiro desconsolado.

LUNA LLENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora