Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]

Capítulo 39

Estábamos a la espera de Alex en el vestíbulo del teatro. Los señores se habían puesto a hablar de negocios mientras que yo y Grace seguíamos comentando sobre la obra. Erick también estaba inmerso en la plática de los señores pero la que se acercó a nosotras fue la señora Amelia.

—Señoritas, disculpen que interrumpa pero las pláticas de mayores me aburren — dijo y luego río con gracia — ¿No les molesta si platico con ustedes?—  Ambas nos contagiamos de su risa.

—No, claro que no — respondí.

Pronto ella se nos unió a la conversación mientras comentaba sobre la obra y obviamente hizo alusión del buen trabajo de Alex.

—¿Puedo unirme a ustedes esta noche? — escuché en mi oído y enseguida me giré.

Ahí estaba Alex, tan risueño y guapo como siempre. Sonreí al instante pero me contuve de abalanzarme a sus brazos.

—¡Alex! — gritó la señora Amelia y fue a abrazarlo antes que cualquiera lo hiciera. Y así llamó la atención de los demás — ¡Felicidades mi niño, lo hiciste increíble, maravilloso! — decía mientras lo llenaba de besos.

La expresión de vergüenza de Alex era bastante notable pero al mismo tiempo estaba disfrutando de esos cariños de parte de su abuela. Me aparte y dejé que los demás lo felicitaran.

Cuando su abuela lo soltó, después de decirle unas palabras mientras lo abrazaba, enseguida su padre fue a felicitarlo. No duro mucho como Amelia pero también intercambiaron palabras. La sonrisa de Alex era muy amplia, auténtica, y yo no podía estar más feliz por él. Luego Erick lo abrazó con mucha fuerza y Grace fue la siguiente. Después los señores Blair también lo felicitaron. Yo me quede hasta el final y cuando terminó de dar abrazos me acerqué.

Me sonrió, le sonreí. Me acerqué un poco más y luego lo envolví en mis brazos.

—Pensé que nunca me felicitarías — dijo al abrazarme de vuelta.

Solté una risita.

—Felicidades, no puede haber novia más orgullosa que yo — susurré — Este es el inicio  Alex — me aparte y le miré el rostro. Tenía ganas de tomarlo en mis manos y acercar sus labios a los míos, fundirnos en un beso de esos apasionados olvidando al mundo a nuestro alrededor. Pensando en eso por poco y me olvido que nos estaban mirando, y yo miraba demasiado sus labios. Sentí que mis mejillas estaban comenzando a tomar color.

Me solté y volvía  sonreírle; luego me acerqué para besar lentamente su mejilla.

—Gracias — dijo sonriente  y podía notar que ese “gracias” no era suficiente. En ese momento nos hacía falta un beso.

—Bueno, es tarde y las personas mayores deben descansar. ¿Verdad hijo? — dijo la abuela de Alex sacándole una sonrisa a todos.

—Hay una fiesta… para celebrar el comienzo de esto… — murmuró Alex, casi lo dijo entre dientes. Parecía que estaba comprometido a decirlo.

—Iremos, ¿no? — preguntó Erick.

Eso ya estaba un poco raro. Era obvio que iríamos, eso ya estaba dicho desde antes. Además nos estaban esperando.

—Eso ya es para jóvenes. Las fiestas, tomarse unas copas con los amigos, bailar, amanecerse…  no es para “mayores” — dijo el padre de Alex.

—Tú deberías ir — le dijo la señora Amelia a su nieto.

Erick, Grace y yo intercambiamos mirada confusas.

—Se ve que tus amigos ya están más que emocionados por ir a esa fiesta — siguió alentándolo la señora.

—No sé si eso sea… prudente — murmuró Alex y luego miró a los padres de Audrey — ¿Divertirme mientras… Audrey está en el hospital?