—¿Audrey? Pero que haces de pie — exclamé en mitad del pasillo al ver la chica rubia caminando por ahí.
Corrí hasta ella y la ayudé a sostenerse. Estaba muy débil como para ponerse a caminar por los pasillos por lo cual me asusté, si se había levantado es que era algo urgente.
—Quería encontrarte Amy, me aburro y creo que puedo enseñarte algo.
Resoplé.
—No debes caminar en tu estado, aún estas débil y te has de sentir muy pesada estando embarazada — le dije mientras la encaminaba hacia una silla de ruedas que me había ofrecido una enfermera.
—Oh, es que enserio quería hablar contigo y han pasado muchos días en los que no vas a visitarme.
Me reí, tratando de no parecer nerviosa.
—Estoy algo ocupada pasando visita de pacientes Audrey, iré a tu habitación cuando esté en mi tiempo libre. ¿Te parece?
—De acuerdo.
—Enfermero, ¿puede llevarla a su habitación? — le dije a uno de los enfermeros que se encontraban en la recepción de ese piso.
Vi cómo se alejaba mientras soltaba un suspiro. Audrey me apreciaba, algo que me asustaba tanto y me hacía sentir culpable. Ella debería odiarme, en algún punto ella iba a odiarme y esa era la razón por la que trataba de no me encariñarme y evitar que Audrey me tuviera cariño.
Sin embargo no podía ser cruel y cuando terminé de pasar visita me dirigí a su habitación, sabía que estaba esperando por mí. Se sentía extraño entrar en su habitación y verla sentada mirando la televisión o leyendo algo. Me había acostumbrado a verla dormida. Ahora su piel estaba de mejor color, su cabello siempre estaba bien peinado y sonreía casi todo el tiempo. Audrey era feliz, feliz de haber despertado y tener todo lo que quería. Y yo sería la culpable de acabar con todo eso, cuando el momento llegara.
Sonrió al verme y enseguida apagó la televisión. Le correspondí la sonrisa, algo incómoda. No me acostumbraba a esas muestras de afecto de su parte.
—Pensé que nunca llegarías.
—Aquí estoy, aunque no sé porque te encanta que yo me pase por aquí — me reí nerviosa.
Ella soltó una ligera risa y me instó a sentarme.
—Porque tú estas casi todo el tiempo por aquí, cuando mis padres se van y Alex tampoco está me siento un poco sola — se encogió de hombros — Soy habladora y el silencio me mata.
Asentí, entendiéndolo.
—¿Tus amigas han venido a verte?
—Un par de veces, sólo por compromiso. Sé que se preocupan por mí pero entiendo que no les gusta pasar tanto tiempo en este lugar y además tienen vidas. Están a la espera de que salga para poder ir a tomarme un café con ellas, así lo prefieren.
—¿Cómo les ha caído la noticia de que serás mamá? — ella quería hablar y yo me estaba esforzando por atender a su suplica.
—De maravilla, están encantadas que sea la primera que tendrá a un bebé. De hecho hasta me consiguieron videos tutoriales para tejer — se inclinó un poco a lado de su cama y tomó una bolsa de plástico transparente, dentro se encontraba el estambre y varias figuras, me las mostró — Esto es lo que he aprendido. Saben que aquí resulta ser muy aburrido y obtuve un buen pasatiempo.
Audrey había hecho un par de cositas de bebé, zapatitos, mantas, un pequeño gorro y un suéter. Todo en tonos azules y verdes, colores que indicaban que el bebé en camino era un bello niño. Cuando Alex me lo contó vi la emoción en su mirada, quiso ocultarlo pero yo sabía que para un hombre un hijo era soñado. Para Alex, su bebé sería el niño de sus ojos.
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Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]
ChickLitAmy Miller, es una doctora interna en el Hospital San Martín de Londres que suele ser muy amable con sus pacientes a tal punto de crear conexiones especiales con ellos. No lo hace a propósito, ella sólo quiere ayudar, pero nunca tomó en cuenta las a...