Capítulo 41.

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Estaba exhausta. En los últimos días me había estado dedicando completamente a mi carrera, cumpliendo con mi trabajo en el hospital por las mañanas y leyendo hasta muy entrada la noche. La historia de mi vida.

Parecía que tenía guardia todos los días, las pocas horas que tenía de sueño no  me eran suficientes. Me sentía como en mi primer año de la carrera, pasábamos por algo similar, pero en ese entonces no era tan complicado pues no tenías que estar de arriba abajo atendiendo pacientes, solo ibas y te sentabas en tu banco con la esperanza de no dormir mientras explicaban algo importante.

Por lo menos no era la única sufriendo de ese mal. Mia y Nathan estaban en las mismas. Los tres teníamos la misma pinta de cansados.

—Se ven fatales — murmuró Nathan recargado frente a nosotras en el elevador.

—Tu tampoco te ves encantador — dije haciendo un mohín.

Mia le sacó la lengua.

—A Dan parece que no le gusta que este tan distante con él — comenzó a contarme Mia — aunque dice que no le importa pero yo siento que sí. ¿Cómo lo está tomando Alex?

—Igual — respondí en un suspiro y me encogí de hombros — A veces me hace insinuaciones para que deje el libro y le ponga atención a él pero… no tiene mucho éxito. Me resisto mucho, porque me encantaría aventar el libro e ir a sus brazos — ambas soltamos una risita — Siento que eso lo frustra.

—Yo les diría que… se aguanten — dijo Nathan de repente con una media sonrisa burlona.

Mia y yo lo miramos frunciendo el ceño. Las puertas del elevador se abrieron y los tres salimos a paso lento

—Digo, querían novias doctoras y esto va incluido en el paquete — decía mientras caminábamos.

—Para ti es fácil decirlo, señor “mi novia también es doctora”  pero no lo comprendes — le dije con los ojos entrecerrados.

Sonrió satisfactoriamente y Mia bufó.

—Además la conversación no te incluía a ti — protestó ella.

Nathan hizo una mueca pero luego se volteó, para ya no mirarnos.

—Mejoren esas caras, nos vemos más tarde chicas — caminó en otra dirección.

—En estos momentos desearía que Dan fuera doctor — murmuró Mia.

—Y yo que Alex lo fuera — dije en un suspiro — Por lo menos lo comprenden.

—Sí, de eso debemos de estar agradecidas.

Nos sonreímos. Llegamos hasta un punto donde ya debíamos separarnos.

—Nos vemos más tarde.

—Adiós, hasta luego — se despidió con la mano, dio media vuelta y se alejó.

El traumatólogo me tenía revisando historias clínicas, recogiendo reportes y evoluciones de sus pacientes en el área de observación. Ahí estaba yo paseándome por las habitaciones. Hacer eso no tenía nada de divertido y me aburría al extremo pero yo sólo recibía órdenes. Estaba terminando con la última paciente cuando Nathan entró en la habitación y se dirigió al paciente que estaba enseguida y examinaba su expediente.

—¿Estás haciendo historias clínicas? — pregunté llamando su atención ya que no se había percatado de mi presencia.

—Algo así — me respondió sonriente.

—Parece que los doctores se pusieron de acuerdo para dejarnos haciendo esto — murmuré.

Él asintió pero después se puso a atender a su paciente y yo a terminar con la mía. Cuando ambos terminamos me acerqué a él.

Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora