El despertador y su horrendo sonido fue lo que hizo que me levantara; había olvidado desactivarlo. Con dificultad abrí los ojos ya que me pesaban bastante y a tientas deslicé mi dedo por el móvil para que dejara de sonar. Me tallé la cara y luego miré a mí alrededor. Un Alex adormilado estaba frente a mí, me causó risa verlo de aquella forma, aunque yo me encontraba igual.
—Olvidé desactivar el despertador del móvil —le dije apenada—, lo siento.
—No te preocupes. ¿Qué hora es? —preguntó pasándose la mano por el cabello.
—Las seis.
Soltó un quejido y yo me reí.
—El movimiento aquí comienza hasta las ocho —murmuré—, pero iré a prepararme antes de que los demás lleguen, y estar totalmente lista.
Tenía la sensación de haber dormido solo un par de horas, no hacía mucho que había cerrado los ojos. Odiaba eso, a pesar de que ya estaba acostumbrada. Comencé a levantarme del sillón y Alex me imitó.
—Vuelve a dormir, nos vemos más tarde.
—No —protestó—, te invito a desayunar. Ayer tú me invitaste la cena y no vas a dejarme pagarte, entonces lo menos que puedo hacer es invitarte un desayuno.
—Alex, es demasiado temprano, deberías de descansar —lo reprendí.
—Ya descansaré más tarde. —Se encogió de hombros—. ¿Vamos? —Me extendió su mano para que la tomara.
Lo miré, me sonreía de lado, su cabello despeinado le daban un toque divertido y su expresión era realmente tierna. ¿Cómo decirle que no a eso? Tomé su mano y enseguida haló de mí para salir de la habitación. Cuando pasé por delante de la cama, donde yacía Audrey, me dio un poco de pena. Ella ahí tumbada sin poder hacer nada y yo saliendo a desayunar con su novio. ¿Eso me hacía mala persona? Pero mis intenciones no eran conquistarlo, además estaba segura que Alex no pensaba así. No sé porque me preocupaba por eso. Aun así, antes de salir de la habitación, con la mano entrelazada en la de Alex, me volví a Audrey y articulé un "lo siento". Al volverme, Alex se había parado en seco frente a mí y casi chocamos.
—¿Qué pasa? —me preguntó al notar que me había retrasado un poco.
—Nada.
No le tomó mucha importancia y siguió su camino, aún con mi mano entrelazada con la suya. Fue hasta llegar a la cafetería cuando nos soltamos. Me senté en la misma mesa en la que nos habíamos sentado la noche anterior mientras Alex se iba a la barra para pedir el desayuno. Yo recargué la cabeza en la mesa y dormité unos minutos, estaba realmente cansada.
Alex regresó con una bandeja llena de comida, había fruta, pan francés, panecillos dulces, huevos revueltos, jamón, jugo de naranja y dos tazas de café. Sin vacilar tomé el café y le di un trago, fue tan rápido el movimiento que no me di cuenta que estaba muy caliente y me quemé la lengua.
—Cuidado —dijo Alex riéndose.
—Sigo dormida, no razono correctamente —contesté sobando mi lengua con los labios.
Comimos en silencio, la verdad es que el silencio no me estaba molestando ya que en mi mente planeaba algo para no quedarme dormida durante mi horario de trabajo. Le lancé una mirada a Alex, disimuladamente, podía notar que estaba cansado.
—Hoy no deberías quedarte en el hospital —sugerí.
Él dejó de comer y me miró mal.
—Ya hemos pasado por esto. Hice lo que me pediste y dormí en mi casa, ¿no es suficiente? —contestó el con el ceño fruncido.
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Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]
ChickLitAmy Miller, es una doctora interna en el Hospital San Martín de Londres que suele ser muy amable con sus pacientes a tal punto de crear conexiones especiales con ellos. No lo hace a propósito, ella sólo quiere ayudar, pero nunca tomó en cuenta las a...