Haber tenido esa conversación con Alex me había dejado tranquila, pero debía admitir que no sentía una serenidad completa. Alex se había estado quedando mucho tiempo en el hospital pero no lograba verlo tan seguido, me moría de ganas de verlo y abrazarlo por unos momentos pero ese comportamiento era inapropiado en ese lugar, tan cerca de Audrey. Ni si quiera me sentía cómoda hablándole, estaba llena de culpa y por eso tenía miedo de que nos descubrieran por un pequeño desliz.
Algo que complicaba mi situación era que Audrey me llamaba cada dos por tres para hablar conmigo, poniendo el pretexto de que necesitaba ayuda para cualquier tontería, entendía que se sintiera sola y que sus amigas fueran unas completas taradas que sólo fueron una vez a visitarla y sólo para enterarse de los detalles del embarazo, noticia que se estaba corriendo como pan caliente. Entendía que había estado desconectada del mundo por mucho tiempo y quisiera hablar, tratando de recuperar ese tiempo perdido. Ella se había sentido tan en confianza conmigo que me trataba como si fuera una de sus mejores amigas. Y lo peor de todo esto es que ella me agradaba mucho. Era una chica muy simpática, graciosa y muy amable. Sus conversaciones eran interesantes y para nada se comportaba como una rubia hueca. Tenía buen corazón y amaba mucho a Alex, cada vez que me hablaba de él sus ojos se iluminaban y su sonrisa se ampliaba. Cosa que me hacía poner en una situación muy tensa. Audrey iba a sufrir mucho cuando se enterara de la noticia.
Era muy difícil pretender que no sentía nada cuando Alex entraba en la habitación de Audrey estando yo ahí. Tenía que tragarme el dolor de verlos compartir un beso, un apretón de manos y leves caricias. Sabía que Alex sólo lo hacía por compromiso y podía notar como se le dificultaba dar cariños falsos. También a él le dolía estar haciéndole eso a Audrey. Si él no hubiera estado tan enamorado de mí tal vez Alex ya me hubiera dejado.
Uno de mis días libres decidí que tenía que tomar aire fresco en lugar de quedarme encerrada en el departamento. Tomé a Michelle y le llamé a Nathan, que también se encontraba libre. Fuimos al parque, cerca de la casa de mis padres y pasamos por Rich para que pudiera jugar un rato.
Mientras paseábamos a Michelle en su coche podía notar que Nathan estaba cabizbajo, había algo en él que no le permitía estar disfrutando del día soleado. Su mirada se perdía en la distancia y trataba de tener una conversación trivial con él, pero sus respuestas eran vagas y cortantes.
—¿Qué le sucede a Grace? Últimamente ella esta... rara. Su rostro parece muy melancólico cada vez que logro verla.
—No lo sé — mentí, yo si sabía que era lo que sucedía con ella pero le había prometido no decir nada —Creo que a todos nos están ocurriendo cosas estos últimos días. Incluso tú, te ves triste. ¿Qué sucede Nathan?
—No es nada, Amy. Ya tienes muchas cosas con que lidiar como para preocuparte por algo más.
Fruncí el ceño, siempre me importarían mis amigos a pesar de que estuviera en malos momentos.
—He estado tan inmersa en mis problemas que no me he preocupado por ustedes. No quiero ser ese tipo de amiga — me encogí de hombros — Tal vez no mejore nada, ni mi situación ni la tuya, pero algunas veces sólo nos hace falta que nos escuchen.
Él tomó aire, miro al cielo y asintió levemente. Se acercó a Michelle, quien estaba muy despierta y la tomó en sus brazos. Comenzó a hacerle cariños y Michelle se reía de sus caras graciosas. Nos sentamos en una de las bancas, entonces la bebé comenzó a llorar.
—Creo que no se quiere sentar — murmuró mi amigo.
Me reí y Nathan se levantó con la niña en sus brazos, la mesó, la instó a que jugara con sus dedos e incluso olió su pañal para ver si no estaba sucia pero no era el caso. Entonces supe que Michelle tenía hambre. Saqué uno de los biberones de la pañalera, junto con la leche y el agua. Le preparé su biberón y se lo tendía Nathan para que la alimentara. Michelle succionó rápidamente el contenido del biberón.
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Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]
أدب نسائيAmy Miller, es una doctora interna en el Hospital San Martín de Londres que suele ser muy amable con sus pacientes a tal punto de crear conexiones especiales con ellos. No lo hace a propósito, ella sólo quiere ayudar, pero nunca tomó en cuenta las a...