Capítulo 60

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Paula Colligan era una mujer que aparentaba ser más joven de lo que en realidad era. Su rostro era redondo pero sus mejillas no eran regordetas, una que otra línea de expresión podía ser percibida. Tenía los mismos ojos y nariz de Alex y su cabello negro largo y lacio caía por sus hombros.

Su atuendo era elegante, demasiado elegante para visitar a su hijo, llevaba una falda gris que la cubría hasta las rodillas y una blusa blanca holgada pero perfectamente fajada. Sus piernas lucían estilizadas gracias a los grandes tacones que llevaba en los pies. Era una mujer impresionante para la edad que debería tener.

La única vez que Alex me había hablado de su madre fue aquella vez en la que estaba dolido con su padre por no apoyarlo en sus sueños. Sabía que no se llevaban bien, que había muchas cosas entre ellos que no estaban bien y eso me ponía nerviosa.

La señora me miró con interés, como si estuviera evaluándome. Michelle seguía llorando entre mis brazos y lo único que pude hacer fue estrecharla más a mí.

-Hola mamá. ¿Qué haces aquí? - dijo Alex acercándose a su madre para besarle la mejilla, estaba igual de conmocionado que yo. Esto sí que era algo inesperado.

Ella sonrió a medias al recibir ese saludo.

-¿Eres padre ahora? - volvió la mirada hacia nosotras, claramente interesada - ¿Dónde está Audrey? ¿Despertó? ¿Qué ha pasado?

-Mamá, es una muy larga historia.

Paula tomó la mano de su hijo y lo miró, despistándose de Michelle y de mí. Se miraron por unos largos segundos, segundos que me parecieron años pero sabía que intercambiaron un sentimiento. Sabía que había resentimientos y necesitaban dejarlos ir.

-Vine hasta aquí a ver a mi hijo después de un largo tiempo - suspiró - quiero escuchar esa larga historia. Tengo todo el tiempo del mundo para ti.

Alex, tan sólo al escuchar esas palabras, se abalanzó sobre ella para envolverla en un fuerte abrazo, nada comparado con el saludo que le había dado hace unos momentos. Alex se guardaba tantas cosas, era obvio que extrañara a su madre, pero para él así funcionaba, pretendiendo que no era nada importante. Negué con la cabeza.

La manta que cubría a Michelle fue removida por ella, estaba un poco enfadada porque de verdad tenía hambre. Fue ahí cuando llamamos la atención de Paula, de nuevo.

-¿Es tu hija? -preguntó -¿Adoptaste?

Alex meneó la cabeza, como si se debatiera en contestar.

-Algo así. Debo contarte muchas cosas para que puedas entender.

-Muy bien - dijo Paula con una sonrisa y limpiando las pocas lágrimas que se le habían escapado, tal vez el hecho de que Alex estuviera dispuesto a contarle la historia la entusiasmaba.

-Pero - Alex carraspeo -¿Puedo confiar en ti?

Su madre lo miró extrañada, eso le había dolido, si mi hijo insinuara que no soy de fiar también me hubiera roto el corazón.

Sin embargo, Paula respondió sin ningún atisbo de tristeza y con delicadeza:

-Por supuesto, soy tu madre.

Alex sonrió.

-Yo llevaré a esta nena a comer que esta enfurruñada, les daré privacidad y por favor Alex no se queden en el pasillo, llévala a la sala - dije alegremente.

Alex se pasó una mano por el cabello y asintió en mi dirección, me dedicó una genuina sonrisa. El llanto de Michelle se hizo más intenso lo que hizo que Alex saliera de su ensimismamiento y fue a abrir la puerta. Invitó a entrar a Paula y luego me instó a que lo hiciera yo con Michelle, pero antes de que pudiera correr a la cocina para darle el biberón a la bebé me detuvo, besó mis labios rápidamente y luego me dejo ir. Todo esto delante de su madre.

Little bit of medicine, little bit of love. [Disponible en Físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora