Epílogo

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Riley

Habían pasado tres meses desde que la guerra terminó.

Ahora mismo, estaba sentada en el comedor aunque no era la hora del almuerzo, por lo que la habitación estaba vacía. H estaba frente a mí y en lugar de bandejas de comida, teníamos láminas de madera, un par de seguetas y pistolas de silicona sobre la mesa.

H estaba concentrado, con la lengua asomando entre los labios mientras intentaba dejar inmóvil una lámina de madera sobre una hilera de silicona caliente que había esparcido sobre otro pedazo. Mi padre acababa de levantarse de la mesa para ir a buscar más materiales a su habitación y nos había dejado solos.

Ni en mil años me imaginaba en aquel escenario.

H no sabía que lo estaba mirando con una pequeña sonrisa en los labios, pero era mejor para mí, así podía observarlo todo lo que quisiera.

Las cosas no habían sido fáciles, sin embargo.

Las semanas que siguieron la muerte de Niall fueron de las más duras que habíamos pasado.

Había días en los que H ni siquiera le apetecía hablar, en los que solo quería quedarse en su habitación, y necesitaba estar ahí para acompañarlo. Otros días era yo la que necesitaba un poco de apoyo y le tocaba a él tirar de mí.

Nos necesitábamos mutuamente, pero de eso se trataba.

Fue duro para H volver a entrar en su habitación y encontrar todo como él lo había dejado. Casi parecía que no se había ido. Ni siquiera lo pareció cuando organizamos un memorial para todos los que habían perdido la vida aquel día, que eran más de los que me gustaría recordar.

Fue difícil decidir qué hacer porque H se negó a mover cualquiera de las pertenencias de Niall. Si él decidía seguir durmiendo en su habitación, tenía claro que quería quedarme con él, pero eso significaba dejar sola a Kat y era algo que tampoco podía plantearme. Al final, como que intercambiamos las habitaciones y me quedé en la de H y Louis se mudó a la mía para acompañarla. Maddie se ofreció a hacerlo, pero ella también sabía que su relación con Kat había cambiado. Además, Kat no estaba siendo la persona más fácil con la que lidiar como era comprensible.

Se llevó dos semanas sin dirigirnos la palabra a ninguno.

Y cuando quiero decir sin dirigirnos la palabra, me refiero a que no nos dirigía la palabra.

Sin embargo, un día, se presentó en el gimnasio a la hora que H habituaba ir y, sin decir nada, se acercó a él mientras peleaba con el saco de boxeo y lo detuvo, enseñándole dos guantes de boxeo.

H no dudó en parar y se llevaron las dos próximas horas entrenando; H enseñándole todo lo que sabía, tal y como Liam había hecho con él en su día.

H fue el primero con el que empezó a abrirse lentamente de nuevo. Él no entraba a detalles de lo que hablaban o de lo que hacían cuando entrenaban, pero me dejaba saber que las cosas irían bien. Se volvieron incluso más cercanos de lo que ya eran antes de que nada de esto pasara y, la verdad, me hizo muy feliz saber que Kat estaba volviendo poco a poco a nosotros.

Aunque H se había vuelto más abierto conmigo con el paso del tiempo, podía seguir viendo esos rasgos que lo diferenciaban y que, en cierto modo, también me recordaban a Kat. Como ella, no solía mencionar a Niall en voz alta, pero sabía que era algo que tenía presente constantemente.

Por otro lado, conseguí convencer a H para que se diese un descanso. Honestamente, tampoco me costó demasiado trabajo porque él no tuvo problemas en admitir que estaba agotado, física y mentalmente. Los últimos meses habían acabado con todos nosotros.

Shield [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora