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Lo miré fijamente, sintiendo cómo la rabia me consumía. Cerré ambas manos en puños, conteniéndome para no abalanzarme sobre él y terminar lo que debería haber terminado entonces.
Sabía que podía seguir vivo y veníamos a la ciudad, pero en ningún momento se me cruzó por la cabeza que podría volver a verlo.
Ni siquiera me atreví a girarme para mirar a Riley, porque solo tenía que ver su expresión para perder el control por completo.
El tío tenía la cara desfigurada, principalmente por el hecho de que su nariz se había curado en una posición extraña, pareciendo un bulto deforme más que otra cosa. Me miró con ira, cómo si él también estuviese aguantando las ganas de matarme.
-¡Estuvo a punto de matarme!- me acusó, dejando que toda la plaza lo oyera alto y claro. Dio un paso hacia mí, quedando lo suficientemente cerca para que cuando hablara su saliva estuviese a punto de salpicarme.
Lo miré fijamente, intentando no abalanzarme sobre él porque ganas no me faltaban. Sin embargo, me obligué a mantener la cabeza fría y mirar a la mujer que había conversado con nosotros, esperando que actuara de manera racional y que el resto la escuchara.
-¿Qué cojones estabais haciendo aquí?- dijo en cambio, cruzándose de brazos con un gesto de fiereza que no me gustó.
-H...- escuché decir a Kat en voz baja detrás de mí en un tono cauto.
Miré a nuestro alrededor, comprobando que el ambiento solo continuaba tensándose. La gente parecía estar muriéndose de ganas de avanzar hacia nosotros mientras algunos habían empezado a silbar desde las ventanas, alentándonos a que nos fuéramos de allí.
-Él tenía a alguien de los nuestros.- me limité a decir, mirando a la mujer con seguridad.
-Tenéis prohibida la entrada.- fue lo único que contestó antes de que el otro hombre empezara a despotricar después de lo que yo había dicho.
-¡Eso es mentira! ¡Está mintiendo!- gritó el hombre, girándose por encima de su hombro para dirigirse a los demás.- Lo que está en nuestro territorio es nuestro.- volvió a girarse hacia la multitud, esta vez dándome la espalda.- ¡Que no os engañen! Solo quieren matarnos a todos, es lo que siempre quieren.
En respuesta, la muchedumbre empezó a gritar y aplaudir, dándole la razón sin necesidad de escuchar nada más. Es lo que querían creer y lo que siempre habían creído. La relación entre las bases y las ciudades nunca había sido diplomática desde que yo tenía consciencia.
Miré hacia atrás, siendo Louis el primero en entrar en mi campo de visión. Me miró a los ojos, dejándome saber solo con una mirada que pensaba lo mismo que yo.
Teníamos que salir de allí.
-¡Nos van a poner en primera fila de combate, como si fuéramos animales!- gritó una voz desde las ventanas, añadiendo al revuelo y el descontento.
-¡Son todos unos mentirosos, solo quieren salvarse ellos el culo!- gritó otra persona.
De repente, las voces se solaparon unas sobre otras, dando lugar a un estruendoso barullo de abucheos, silbidos y gritos pidiendo que nos mataran allí y ahora. Miré cortamente al fusil que había dejado en el suelo, siendo consciente de que si solo hacía el amago de cogerlo, estaríamos muertos.
Me volví hacia la mujer de nuevo, sintiendo que ella tenía el último veredicto en todo esto, por sorprendente que me resultase. Por lo que sabía, los ciudadanos no obedecían a nadie; solo formaban grupos que iban a su aire, pero era lógico pensar que habría alguien que al fin y al cabo, tuviese la última palabra.
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Shield [h.s]
Fanfiction[2ª parte de "Gunshot"] Westfield tiene más poder que nunca. Las mentiras y los secretos nunca han ayudado a nadie. Eastwood está pendiendo de un hilo y la inminente derrota es una carrera contrarreloj. (advertencia: mención de sexo, drogas, suicidi...