Capítulo 54

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Riley

Jace volvió a darme agua y algo de comer cuando amaneció y enseguida reanudamos el camino. En cuanto me desperté, mi cerebro volvió a ponerse en alerta, mirando a mis alrededores con la esperanza de encontrar una vía de escape. El tiempo se me acababa y cuanto más me alejara de Eastwood, peor.

El sol fue ascendiendo en el cielo a medida que la mañana pasaba y los pájaros piaban felices sobre las ramas de los árboles, ignorantes de nuestro paso por debajo de ellos. Caminamos mientras las hojas crujían bajo nuestros pies y fue solo poco después de empezar a andar cuando levanté la cabeza y reconocí el lugar en el que estábamos. A unos metros de distancia, entre los árboles, veía el río ensanchándose, formando aquel pequeño lago en el que H y yo pasamos la tarde una vez. El paisaje me resultó agridulce, haciendo que el pecho se me encogiera al recordar aquellos momentos con él, pero por otro lado, fue una señal para ubicarme y saber que no estábamos demasiado lejos. Sin embargo, pronto lo perdimos de vista.

Alargué el momento todo lo que pude, pero finalmente tuve que pedirle a Jace que nos detuviésemos porque mi vejiga iba a explotar. Tuve que insistir para que finalmente me dejara hacer pis detrás de unos arbustos, pero incluso así mantuvo la mirada fija en mí y la pistola preparada para disparar en caso de que intentara algo raro. Fue incómodo en todos los sentidos. Ya tuve suficientes problemas para bajarme los pantalones con las manos atadas en la espalda, pero lo complicado era volver a subirlos. Tenía que agacharme, doblando las rodillas, para alcanzarlos por detrás, pero después era realmente difícil subir la tela por mis piernas.

-¿Necesitas ayuda?- escuché decir a Jace desde el par de metros que nos separaban.

-No.- respondí inmediatamente.

Intenté subirlos con urgencia, temiendo que tardar demasiado fuese una invitación para él para venir y hacerlo el mismo. Tenía constantemente la mosca detrás de la oreja de que iba a intentar hacerme cualquier cosa en cualquier momento, y honestamente, no sabía por qué no lo había hecho ya. No había olvidado las muchas insinuaciones y comentarios que había dicho desde que lo conocía y la única explicación que encontraba era que no quería retrasarse en su viaje a Eastwood. Tan pronto como pensé eso, me pregunté si me habría tocado durante todo el tiempo que había estado inconsciente. El corazón se me aceleró ante la mera idea y sentí el pánico instalándose en mi pecho. Quería pensar que no y me refugiaba en el hecho de que cuando me desperté toda mi ropa estaba en su sitio, aunque eso no era suficiente afirmación.

Finalmente, conseguí terminar de vestirme y salí de detrás de los arbustos aún dándole vueltas a lo mismo y aparentemente, se tradujo en mi rostro.

-¿Qué pasa?- preguntó Jace con un tono burlón.

-Nada.- respondí en voz baja sin mirarlo, pasando por delante de él para continuar caminando.

Las siguientes horas las pasé pensando en miles de vueltas de intentar soltarme. Sin embargo, no conseguía encontrar la forma de hacerlo. Si ni siquiera me soltaba las manos para ir a hacer pis, no sabía cuándo iba a hacerlo. De vez en cuando, tenía la impotencia de hacer cualquier locura y jugármela, salir corriendo de la nada e intentar que no me alcanzara el disparo de su pistola. Sin embargo, me frenaba a mí misma y me repetía que no era la forma. Solo iba a conseguir hacerme daño, si es que no me mataba por accidente que también era posible, y perder el elemento sorpresa que todavía jugaba a mi favor. Si estaba constantemente intentando escapar, iba a tenerlo alerta a todas horas. No obstante, si no me resistía, Jace iba a bajar la guardia poco a poco, sin darse cuenta de que lo estaba haciendo, pero tenía que encontrar el equilibrio para no intentarlo cuando fuera demasiado tarde.

A medida que las horas pasaban y el sol descendía, las ideas se me acababan. Tenía que encontrar la forma de hacerlo ya. Ya estábamos a una distancia considerable de Eastwood.

Shield [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora