Capítulo 62

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Riley

El resto del día lo pasamos con tranquilidad.

Fue agradable pasar la tarde durmiendo, despertándome, haciendo un poco el tonto con H, entre besos y suaves carcajadas que poco a poco destensaban el ambiente, y volviéndome a dormir cuando sentía los párpados pesados de nuevo.

No fue hasta que anocheció, a eso de las ocho, que la calma se perdió de nuevo. Tanto H como yo estábamos despiertos, pero se había instaurado un largo silencio en la habitación, inusual para las conversaciones ligeras y relativamente continuadas que habíamos tenido a lo largo del día. Dejé de intentar sacar conversación cuando entendí que H no estaba por la labor de participar en ninguna y después de unos minutos, me giré hacia él. Tenía los ojos cerrados y casi podía haber pensado que se había quedado dormido si no fuese por la arruga que se le había formado entre las cejas, mostrando incomodidad.

-Eh.- lo llamé suavemente. Él abrió los ojos y me miró, alarmándome cuando tenía una mirada desconcertada y nublada en ellos.- ¿Estás bien?

Él asintió.

-Me duele un poco la cabeza.- respondió de forma simple.

Fruncí el ceño y no dudé en llevar mi mano hasta su frente, sorprendiéndome cuando comprobé que estaba bastante caliente.

-Tienes fiebre.- dije con preocupación, pero a él no le sorprendió.

-Estoy bien.- respondió, acurrucándose aun más contra la almohada y volviendo a cerrar los ojos.

-¿Voy a buscar a alguien? Puedo...- dije, dispuesta a levantarme.

-No.- me interrumpió, agarrándome la muñeca. Tenía la mano ardiendo también.- Se me pasará, en serio.

Al parecer era algo bastante normal después de no consumir nada durante casi dos días, o eso me dijo H después. Eso, el impulso de volver a hacerlo, los temblores, los vómitos y, por último, el insomnio que le seguiría aquella noche, pero por lo menos había podido descansar el resto del día.

Me dolía verlo así; me destrozaba.

Quería quitarle el dolor y el sufrimiento fuese como fuese, pero lo único que podía hacer era acompañarlo.

Me alegró que en ningún momento quisiera que me fuese. Sabía que estaba haciendo un esfuerzo por dejarme verlo así, vulnerable, probablemente en uno de los puntos más bajos de su vida, pero eso solo me hacía quererlo aun más.

No quería ni pensar en cómo había sido aquel mismo proceso de desintoxicación la última vez, si entonces se llevó mucho más tiempo enganchado a aquella droga que ahora, que solo la había estado consumiendo durante unos pocos días. Le habría tenido que suponer un esfuerzo inmensurable, y más, si no encontraba motivos para hacerlo.

Por lo tanto, aquella noche salimos de la habitación para cenar algo, después de que H se encontrara un poco mejor y se diera una ducha para deshacerse del sudor que le había cubierto el cuerpo. Ninguno de los dos teníamos apetito, pero teníamos que comer.

Yo, por un lado me había llevado prácticamente tres días sin comer mientras había estado en el bosque, y a juzgar por el aspecto de H, él no había comido mucho más aunque no se había movido de Eastwood. Fue cuando se quitó la camiseta y se adentró en el cuarto de baño para ducharse cuando me di cuenta de verdad de lo delgado que estaba en comparación con solo unos días antes.

Shield [h.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora