Yo le di a Diana una leve sonrisa, quería darle un abrazo ¿Por qué quería hacerlo? No sé, solo me nacía, claro está que no lo hice; creo que ese silencio que mantuvo durante unos minutos, esas palabras que no dijo tenían que salir de alguna forma, de las mejores maneras de decir lo que sientes sin necesidad de palabras es reír o llorar, ella lloró.
Claro que Alexis si la abrazó cuando eso sucedió, ella no hizo nada, solo me miraba con esos ojos hinchados, luego le susurró algo a su primo y en seguido a eso lo abrazó.
—¿Sabe, doctora? Contando todo ahora fue un momento tan extraño, sobre todo para mí, pero mientras estaba allí fue de lo más normal, quería que el tiempo se detuviera unos segundos, verlos me daba algo de envidia, yo nunca tuve a alguien para hacer lo que hacían, aunque lo que más me daba era alegría.
—Qué bien me hace escucharlo.
—Si... Seguiré narrando mi historia.
Yo no podía quedarme allí a dormir, era normal irme a mi hogar, entonces cuando consideraban que era muy tarde para ir sola, Axel me acompañaba, también esas noches Didi se quedaba en la casa de Alexis, ella tenía su propia habitación, lo cual no me parecía raro.
Ese día él estaba actuando raro, esa era mi impresión, no sabía qué pasaba, tampoco le pregunté, es difícil de explicar, lo normal era que durante el camino hablábamos de algunas cosas, esa vez estaba callado, no me decía nada, ni una palabra, no es que me incomodara, solo quería que me hablara, tampoco podía quejarme del momento, ya que en esas noches el frío había aumentado noté que es de esas personas que terminan con su rostro rojo, además se la pasaba cada cierto tiempo frotando sus manos para evitar enfriarlas, cosa que disfruté ver.
Las ganas de escuchar más su voz me ganaron, además tenía una pregunta para hacerle, era la excusa perfecta para mí pequeño y desesperado deseo.
—¿Sabes? —empiezo algo lento—. Hace poco empecé a preguntarme...
—¿Qué cosa?
—«¡Genial! Ya he captado su atención, es momento de lanzar la pregunta». Pues verás, cuando me hablaste sobre mis otras personalidades, mencionaste que Esteban no dejaba que nadie se acercase, o bueno, no era alguien hablador, ¿No?
—Si, dije eso ¿Por qué preguntas?
—Hay algo que no cuadra —me detuve quedando unos pasos detrás de él—. ¿Cómo supiste que ese era su nombre si no deja acercarse a nadie?
—Ya te lo dije.
—«¿Ya me lo dijo? Qué raro no lo recuer... ¡Claro que no me lo dijo!». No es verdad, no me lo dijiste, que mentiroso eres.
—¿Me llamas a mí mentiroso? No recuerdo haberte dicho mentiras desde que nos conocimos y si las dijera, a ti no te mentiría.
—Acabas de mentirme, mentiroso.
—Está bien, está bien... Ten en cuenta que yo recuerdo haberlo dicho, en serio, aunque quizá lo soñé, puede ser una posibilidad, de todas formas, te lo diré, ya que soy un buen tipo, escúchame con atención, no vaya a ser que no lo olvides de nuevo, mira, la respuesta a todas tus preguntas es... Es...
—¿Es...?
Estaba esperando que él me dijera algo increíble, me imaginé una historia entretenida, pero resultó ser algo diferente.
—Es... Que yo mismo le puse nombre, no podía dejar al pobre muchacho sin nombre —dramáticamente—. Pobrecillo. Por eso pienso que tal vez se llame Agustino, Eusebio o Paco José, quién sabe.
—Ah... Ya veo.
—Vamos, esperaba que te rieras con algún nombre, de todas maneras, de verdad yo mismo le puse nombre ¿Te gusta?
Claro que me gustaba, es decir, él mismo pensó en un nombre, se tomó el tiempo de hacerlo, que lindo.
—Si, está bien.
Cuando dije eso es cómo si él hubiera escuchado la noticia más esperada y que todo en la vida le haya salido bien, yo podía sentir esa felicidad, fue hermoso verlo, todo lo que hacía era hermoso. Al final terminé disfrutando el camino a casa.
Cuando llegamos a nuestro destino nos despedimos y justo cuando iba a entrar él me llamó, con rapidez volteé a verlo, hubo un silencio entre nosotros, no era incómodo, pero me hizo pensar en lo que había pasado antes de salir de su casa.
—Perdón por lo que pasó hoy —suspiré.
—¿De qué hablas?
No dije nada.
—Oh ya entiendo... ¡No fue tu culpa! No te sientas culpable por algo que no puedes controlar, lo importante es que no saliste lastimada, no debes disculparte por cosas así.
—Ajá... Gracias por decirme eso.
No me di cuenta de lo que estaba haciendo Alexis en ese momento, yo solo estaba mirando al suelo sin saber qué más hacer, pensando en qué podría decir, estando en eso siento la forma en la que él toma mi cara con sus dos manos, estaban heladas.
—La razón por la que dije tu nombre no es para que pidas disculpas, yo sé que esas cosas pasan, a ver, si me desmayara en este momento y tuvieras que ayudarme... ¿Esperarás que yo me disculpe?
—¡No! Claro que no haría eso.
—Bueno —me suelta con cuidado—. Yo tampoco esperaría eso sí tú pasas por lo mismo, es más, sería el hombre más feliz del mundo si tú me pides ayuda en un momento difícil, me odiaría si no puedo proteger tu hermosa sonrisa, haría lo que fuera por ti y me llenaría de alegría con solo mirarte de lejos, cosa que hice hasta que me llené de valor para hablarte, no me arrepiento de haberlo hecho.
Yo estaba sin palabras, a punto de llorar, pasé toda mi vida sola, sin tener a alguien a quién llamar amigo, entonces viene él, de la nada mostrándome cosas tan comunes para los demás, pero tan nuevo para mí, cosas por las que había perdido el interés, saber que en el mundo hay personas como él me da una sensación tan rara, quizá no sea perfecto para los demás, pero esas imperfecciones lo hacen ser Alexis Joel.
—Te convertiste en alguien muy especial para mí y aun así a veces pienso cosas tan egoístas, hace poco Diana me contó sobre tu pasado, aunque solo me dijo que habías tenido uno muy duro, yo solo pensé que de verdad lamentaba eso, pero... Me sentía bien, ya que gracias a eso te pude conocer.
En medio de todo ese frío yo estaba empezando a sentir calor en todo mi cuerpo, mi cara se calentaba, estaba pensando que si hablaba no tendría sentido lo que dijera, no podía quedarme callada o responder con un simple "gracias", pero tampoco esperaba contestar con lo que le dije.
Notita: Hola ¿Qué tal?
Amé escribir este capítulo, describir lo que sintió Adriana fue una aventura para mí, y también puedo decir que algo complicado, pero ante todo divertido.
En este capítulo hemos presenciado la primera pelea de mis bebés, Adriana y Alexis, aunque esa discusión fue algo graciosa y, ¿Quién no ha tenido peleas así? Yo por ejemplo tuve ese tipo de peleas con mis amigos y amigas.
Estuve gritando cuando escribí lo que sentía Axel, aunque su forma de confesarse es algo rara, no paraba de releer esa parte, me pareció muy tierno.
Y... ¿Qué fue lo que le respondió Adriana? ¿Qué creen que haya dicho? Me gustaría saber qué piensan.
Nos vemos en una semana (si no tengo muchos trabajos... Nah mentira, yo subiré el capítulo a tiempo).
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El Espejo Roto ✔️
Random¿Qué harías si te dijeran que la enfermedad que pensabas tener es algo totalmente distinto? Adriana es una chica que vive su día a día con pérdidas de memoria, lo cual le trajo muchos problemas, o bueno, eso es lo que ella creía tener, hasta que ll...