Había pasado una semana desde que llegaron los nuevos estudiantes, es obvio que estuve buscando a ese alguien que me soporte, quise empezar a entablar una amistad con tres personas y pasó lo mismo de siempre, dicen que la tercera es la vencida, la mayor mentira que he escuchado, con la tercera persona me fue peor que con las otras dos.
Al final me cansé de buscar amigos y seguí viviendo mis día a día de la misma manera que ya estaba acostumbrada, sola, es verdad que había personas que me hablaban, pero todo terminaba de la misma manera.
Aunque no todos los dichos son mentira, "siempre hay una primera vez", ese tiene su razón de ser.
—Eh.... Hola Adriana ¿me puedo sentar a tu lado? —Me preguntaron sacándome de mi viaje astral de ese momento.
Lo observé sin que lo notara para identificarlo y me di cuenta de que no era un total desconocido, yo lo conocía, era un compañero de clases.
—Sí, no hay problema. «¿Cómo es que se llama este chico?» —pensé luego de mi gesto de cordialidad.
En ese momento el profesor llegó y el muchacho de nombre que aún seguía sin recordar se sentó.
Ese maestro en particular era de los que siempre permanece serio, que no sonríe, pero tampoco se le ve enojado, es algo que valoro mucho, aunque a él solo le interesa enseñar y sus alumnos no son la prioridad.
—¡Buenos días chicos! —dice con firmeza—. Ya saben cuál es la actividad de hoy así que espero ya estén trabajando.
—¡Sí señor! —Cantamos todos al tiempo.
Las clases siguieron como siempre, yo mientras hacía la actividad solo quería recordar su nombre, me negaba a pasar vergüenza, todo este tiempo estudiando juntos y ni siquiera sabía cómo se llamaba, en momentos como ese era cuando quería estar en mi casa sin saber cómo es que había llegado.
—Adriana, gracias por ayudarme con esa parte del taller —comentó este raro joven con una sonrisa—. Como muestra de mi gratitud te invitaré al almuerzo, ¿Qué te parece?
—Claro, no hay problema «Cómo es que su nombre no lo recuerdo, lo normal es que no lo olvide, que conveniente que el de él si se me haya olvidado, ¡gracias cerebro! ¡En serio!».
Era la primera vez que me invitaban a algo dentro de la escuela, después de todo no había nadie que fuera capaz de invitarme a algo así, al caminar empecé a actuar raro y creo que se me notaba demasiado.
—Alexis, estamos aquí —gritó alguien desde el fondo de las mesas.
—«Entonces así se llama ¿Cómo es que no lo recordaba?».
—Hola chicos, no los encontraba, traje a una nueva amiga.
—¿La invitaste a almorzar con nosotros y a ella? —gruñó una de las chicas—. No es que tenga algo contra ti, solo que ni siquiera hablamos.
—No le veo el problema si soy sincero —habló él encogiendo los hombros.
Estaba muy incómoda en ese momento, la forma en que esos chicos me miraban era lo que me hacía sentir peor y no los culpo, estamos hablando de mí, ni siquiera podía comer a gusto, supongo que ellos tampoco.
No sé si le puedo llamar suerte, para mí lo fue, justo en ese instante de incomodidad perdí la memoria, no sé qué sucedió luego, pero de repente estaba en mi casa.
(...)
Lo que menos quería era encontrarme de nuevo con él y me ponía muy mal tan solo pensar lo que pude haber hecho.
—Bueno, aquí estoy, un día más si saber qué pasará —susurré para que nadie escuchara.
—¡Buenos días, Adriana!
—«No puedo creer, esa voz... ¡Es Axel! ¿Qué le pasa? ¿Está enfermo?».
—¡Hola Axel! «¿Dónde estamos? ¿Una película? ¿Por qué de todas las personas que hay en esta universidad tenía que ser él?».
—No Adriana, soy su maestro.
—¡Buenos días profe! Perdón, estaba pensando en algo «Me lleva la... Qué vergüenza, ¿Tan concentrada estaba en ese chico? Para mí defensa, su voz es muy parecida... Aunque pensé que tenía gripe».
—Qué bueno que la encuentro, necesito que me haga el favor y le entregue esto a sus compañeros.
—Sí señor.
—Gracias.
—«Todo el día he estado pensando en él, bueno, no en él, más bien en la situación que tuvo que pasar, solo por ser amable conmigo, aunque yo también soy una víctima, ah~ Debería dejar de pensar en eso, no gano nada con estar pensado en algo innecesario».
Cuando iba a terminar las clases empezó a llover, ese día no llevé un paraguas así que decidí esperar a que escampara.
—Adriana, al fin te encuentro, te estuve buscando todo el día ¿Dónde estuviste? Solo quería disculparme por la actitud de mis amigos.
—Estuve aquí todo el tiempo desde que terminaron las clases y no te preocupes no es tu culpa y me disculpo si hice un show en ese momento.
—Oh~ Para nada, tenías todo tu derecho de enfadarte.
—«¿Sólo me enfadé? No creo que solo haya sido eso» Tengo una duda, de casualidad... ¿Me podrías decir qué hice en ese momento?
—¿Lo que hiciste?
—Si... ¡No! ¿Sabes qué? Olvídalo, no es necesario que me lo dig... —interrumpida.
—Bueno, solo dijiste que no podías perder tu tiempo con nosotros y solo saliste del lugar, ¿Acaso no lo recuerdas?
No podía decirle nada, casi no nos conocíamos en ese momento, a penas me sabía su nombre y solo porque uno de sus amigos lo dijo.
—Está bien, no tienes que decírmelo si no es de tu agrado, aunque me lo puedes decir cuando quieras, soy de confianza —me guiñó el ojo.
Luego de eso me dio un paraguas y nos despedimos, él lo hizo con una sonrisa en la cara, nadie me había hablado luego de que yo olvidara la memoria, era tan extraño, sentí que estaba en una novela, me preguntaba si solo estaba siendo amable, cosa que era lo más probable.
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El Espejo Roto ✔️
Random¿Qué harías si te dijeran que la enfermedad que pensabas tener es algo totalmente distinto? Adriana es una chica que vive su día a día con pérdidas de memoria, lo cual le trajo muchos problemas, o bueno, eso es lo que ella creía tener, hasta que ll...