—Pero ya soy feliz —le dije con bastante tranquilidad.
No mentí cuando dije eso, es verdad que la noche anterior, por primera vez, me habían dicho cosas horribles, sabía que fue la peor salida de amigos que alguien pudo tener, llorando sola en mi cuarto hasta que amaneció, es decir, fue la peor noche de mi vida, aun así, me encontraba feliz, verlo preocupado por mí era como si todo hubiera sido una pesadilla.
—¿Qué? —me preguntó confundido, después de todo lo bajé de una de sus nubes de imaginación.
—¡Que ya soy feliz! —repito, esta vez con más seguridad—. No te niego que antes no lo era, es como si antes solo fuera una persona con vida, que hacía sus cosas porque no tenía opción, ahora soy una persona que vive de verdad.
Axel guardó silencio, no es como si pudiera decir algo, tampoco es que me hubiera molestado, sus ojos me decían más de lo que pudo haber hablado su boca, tal vez no esperaba que yo dijera eso, no, es seguro que él no esperaba que dijera algo así.
—Y debo confesarte algo —continué y Alexis me miró un poco asustado—. Antes de que me dijeras lo que tenía, yo lo sabía, hace tiempo que lo sé, pero... No quería creerlo, quería escapar de esa realidad, me mentía a mí misma diciéndome que solo eran perdidas de memoria; que me lo dijeras tú, mi primer amigo real, hizo que me rindiera, ya no podía seguir de la misma manera, tuve que aceptar que iba a ser parte de mi vida, aceptar que no podía evitar que pasara solo porque yo dijera que debía ser diferente, y me dolió demasiado lo que me dijo Ángela, no por sus palabras en sí, más bien porque yo no quiero ser así, me gustaría mucho ser normal, quiero dejar de preocuparme por lo que pasa cada vez que dejo de ser yo, no, quiero ser solo yo o al menos poder controlarlo; ella mencionó que tenía me miedo, pero soy yo la que más miedo tiene, me aterra quedar sola, dañar a los demás... Aún no sabes el motivo porque no quiero ir con un psiquiatra, ¿Verdad?
—Adri, yo... Wow, tengo muchas cosas por decir en este momento, no puedo decirlo todo, como no puedo hacerlo solo te aclararé algo: ya te lo había dicho, no te quiero obligar a hacer algo que no quieres, las personas van a un psicólogo o a un psiquiatra, más que todo, por voluntad propia.
—No voy porque eso es parte de lo que me asusta, ¿Sabes? Cuando estaba pequeña uno de mis castigos era encerrarme, ¿Y si estoy tan mal que deciden hacer lo mismo? Estar en un cuarto sola, sabiendo que no podré salir cuando quiera y...
—No pasará —me interrumpió agarrando mis hombros-, no estás "tan enferma como para que te encierren" —continuó él haciendo señas con los dedos mientras se le escapaba una risilla—; admiro mucho la imaginación que tienes, no sabía eso de ti.
—Oh, perdón.
—No pidas perdón por eso —me dio un pequeño golpe en la frente con sus dedos—, no hiciste nada malo, ¿Está bien?
—Sí, está bien —le contesté tocando la parte del golpe.
—¡Genial! Ahora tenemos que hablar con Ángela sobre todo lo que te hizo, debe aprender que ya está muy grande para esas cosas.
—No, yo misma quiero arreglar todo con ella, si eres tú quien le dice, tendrá más motivos para decir que te utilizo a ti y a Diana, eso es lo que no quiero que pase, quiero que se dé cuenta de que no miento, claro que, no puedo asegurar que ella me crea.
—Me gusta tu actitud, choca esos cinco —alzó ambas manos.
Yo solo quedé viendo lo que hacía esperando que terminara, cuando vi el cambio en su cara y cómo bajaba sus brazos lentamente, reaccioné.
—Querías que te imitara, ¿No? —también levanté mis brazos—. Perdón —fue inevitable reír.
—Ya me da vergüenza hacerlo, mi orgullo no deja que lo haga de nuevo.
—Vamos, sé que quieres hacerlo, no permitas que me canse.
—Solo lo haré porque insistes demasiado, otro día no lo hago, ¿Entendiste?
—Muy bien, dramático, sí entendí —chocamos nuestras manos—. Por cierto, quiero comerme otro huevo, ¿Quieres uno?
—La pregunta ofende, claro que quiero, te ayudaré a prepararlo.
Ojalá que toda la emoción que sentía por enfrentarme a Ángela, más bien, hablar con ella, se hubiera convertido en acciones. No esperaba encontrarme con ella tan pronto.
Ese mismo día, cuando la luna ya se había asomado, quise visitar a mi amiga, se me antojaba pasear un poco, consideré que era un buen momento, no es como si lleváramos tiempo sin vernos, pero hasta esa noche fue que decidí ir a su lugar de trabajo, olvidado un detalle, tan pequeño y a la vez tan importante, Diana y Ángela trabajaban juntas.
Notita: ¡Hola! ¿Qué tal?
Este capítulo fue uno de mis favoritos, porque siento que he avanzado un poco con respecto a mi historia y la redacción que tengo, no puedo decir lo mismo de mi gramática, pero sé que si sigo practicando voy a mejorar en todos los aspectos, bueno, esa es la idea.
No sé si deba decirlo, pero seré honesta, siento que debo trabajar muchas cosas con respecto a Ángela, no sé, siento que le falta algo, tal vez sea mi imaginación, pero si también crees que les falta algo, me lo puedes decir con toda la libertad del mundo.
Añadiré que debo darle más protagonismo a Laura y a Fabián, tengo a los pobres muchachos un poco olvidados, pero créanme que ellos llegarán en algún momento (o quizá no, jajajaja)
Es probable que ya te hayas dado cuenta de esos errores, pues son bastante notables, ¿No?
Con respecto al contenido del capítulo en sí, también me gustó mucho, me gusta cuando ambos protagonistas están juntos.
Me he alargado demasiado, perdón, no era mi intención hacerlo.
Si has llegado hasta aquí, agradezco mucho que te hayas tomado el tiempo de leer toda esta historia llena de cosas que cruzan por mi mente, te has ganado mi corazón por eso, muchas gracias 💕💕💕
ESTÁS LEYENDO
El Espejo Roto ✔️
Random¿Qué harías si te dijeran que la enfermedad que pensabas tener es algo totalmente distinto? Adriana es una chica que vive su día a día con pérdidas de memoria, lo cual le trajo muchos problemas, o bueno, eso es lo que ella creía tener, hasta que ll...