Antes de quedarme dormida, me senté en la cama y pensé en las preguntas que Fabián me había hecho, quería responderle, ya que, si no era capaz de contestarle a él, no sería capaz de hacerlo con nadie; por mi mente vinieron varias respuestas y como estaba cansada me acosté.
Al otro día, cuando desperté todo estaba en silencio, eso llegó a abrumarme un poco, igual me levanté, pero lo hice con rapidez, lo que me ocasionó un gran mareo, me senté de nuevo en la cama y esperé a sentirme mejor. Luego me dirigí al baño y en el pasillo me encontré a mi madre, que me informó sobre el desayuno de todos.
Mientras desayunaba, todos se iban levantando y apareciendo en la sala donde yo me encontraba, el primero en aparecerse fue Alexis, con el que tuve una pequeña conversación y me sorprendió que cuando le mencioné lo de la noche anterior él no hizo ningún gesto, quería reírme de eso, pero él solo ayudó para que yo me avergonzara de recordarlo.
Momentos después llegó Diana, que sacó su niña interior molestándonos a ambos y preguntando sobre lo que estábamos haciendo, lo que terminó irritando a Alexis, que con enojo le pidió que se callara y comiera o que se fuera a otro lugar.
No pude aguantar las risas y empecé a reír a carcajadas, no podía creer que Diana empezó a comer en silencio con el regaño de su primo, imaginé que ella le respondería con otra cosa, pero solo obedeció, lo que me sacaba más carcajadas, entonces cuando ella me miró empezó a reír conmigo, el único que no reía era Alexis.
Los últimos en levantarse fueron los hermanos, Laura y Fabián se despertaron poco antes del almuerzo, ya todos habían terminado de desayunar y habíamos hecho aseo juntos, sacando el humor de mi papá que se comenzó a burlar de ellos, eran chistes muy buenos sobre la hora en la que decidían despertar.
Mi mamá les dio solo un pan con café para que lograran almorzar. Así fue como llegó la tarde y mi papá nos ofreció ir a un pequeño río que se encontraba cerca de la finca, nadie lo pensó dos veces y aceptamos, él nos señaló por dónde debíamos ir; ninguno de nosotros se había preparado para algo así, a pesar de eso, terminamos bañándonos en ese lugar.
Estando ahí, todos ellos reían y empezaron a jugar, los muchachos hacían clavados tirándose de una roca grande que estaba en la mitad del río, que terminó en una competencia y como Laura no fue capaz de tirarse ella fue la jueza y la narradora; incluso Diana se tiró de esa roca.
En una oportunidad que tuve, me aparté un poco y me di cuenta de lo feliz que era con ellos, jamás hubiera pensado que me iban a aceptar, pude darme cuenta de que nunca necesité esconderme, el tiempo que dediqué negándome a mí misma había sido en vano.
Aún sabiendo la situación en la que estaba, ellos me habían aceptado y no me habían juzgado, era tan increíble verme riendo con ellos, una chica que se escondió por miedo de no ser aceptada, fue acogida por un grupo de chicos que terminaron siendo sus amigos. Y siendo honesta, no me importaba que fueran los únicos amigos, pues las sonrisas que ellos tenían eran tan valiosas, fueron de las pocas que me brindaron.
—¿No es genial que tengamos estos amigos? —le pregunté a Adriana que también estaba feliz.
—Demasiado, no puedo creer que no les importe.
Sabía que se refería a nuestro trastorno y a nosotros, ella se sentía igual que yo, aunque también sabía que le dolía no poder disfrutar con ellos, después de todo, por más triste que fuese, ellos se reían conmigo, no con ella.
—Yo tampoco puedo creerlo, es más, ya no me importa quien de nosotros hable, imagino que sabrán cómo tratarnos a cada uno.
—¿Qué estás diciendo? —sentí un poco de esperanza de su parte.
—No voy a esconder delante de ellos a ninguno de ustedes, ni a mí.
—¿¡Estás hablando en serio!?
—Sí, pero aún no va a suceder.
Habían pasado tres horas y sentimos que ya era mucho tiempo, recogimos todo y antes de salir del lugar, nos tomamos varias fotos juntos. Nadie lo había notado, pero Laura lo hizo notar, eran las primeras fotos que nos tomábamos.
(...)
Íbamos a mitad de camino y yo no sabía si responderle o no la pregunta a Fabián en ese momento, el frío que teníamos logró que alguien como Laura estuviera en silencio, solo se escuchaban nuestros pasos sobre la tierra y nuestras respiraciones agitadas por el cansancio; traté de ignorar eso y detuve a Fabián para decirle lo que había preparado en la noche anterior, aunque no sabía si estaba bien lo que iba a decir, claro que no fue el único que dejó de caminar, pero le dije que siguieran caminando.
Él estaba sorprendido de mi acción y yo me encontraba igual de sorprendida, iba a ponerme nerviosa, pero sonreí y respiré hondo para tranquilizarme, no era nada del otro mundo hablar sobre mí.
—Anoche me preguntaste sobre mi trastorno.
—Ah, sí. Lo recuerdo bien, no olvidaré la cara que puso Alexis.
—Quiero responderte, no sé si lo haga bien, pero no quiero que quedes con alguna duda.
Él se quedó en silencio esperando a que continuara y yo solo me reí, estaba pensando en lo que debía decir.
—Veras, la personalidad disociativa se llama así porque mi personalidad se dividió, es como un espejo roto, ya que vas a ver varios espejos pequeños, pero seguirán siendo parte del mismo espejo, por eso es que no son varias personas, solo es una personalidad dividida.
—Ah, bueno, no te entendí bien, pero creo que ya no estoy tan perdido.
Me di cuenta de que no le tomó mucha importancia y no le presté atención, para mí había sido un reto superado; a Adriana le había costado contárselo a Laura y pensé que no era nada, ya que no me intimidaba tanto, yo la miraba como una niña aún. Me sentía feliz de ser capaz de decirle a alguien lo que me sucedía.
Cuando se lo dije miré para el frente y el resto de chicos se habían sentado en unas piedras que había cerca, para poder esperarnos, salí corriendo para acercarme a ellos y seguir caminando con ellos.
Cuando llegamos estábamos hambrientos y ellos lo sabían, mis papás nos esperaban con comida, habían salido a comprarla mientras no estábamos y agradecimos demasiado eso, comimos juntos, tomé eso como si fuéramos una familia feliz.
Al rato, cuando estábamos hablando en la sala, vi un momento a Esteban y recordé lo que le había dicho a Adriana, entonces me salí un momento y esperé que Adriana apareciera para poder infórmale sobre lo que iba a hacer, ella se sintió feliz.
No sabría de qué otra forma explicarlo, pero fue como desconectarme del cuerpo y dejar que Adriana lo tomara, aunque yo seguía sabiendo lo que pasaba. Ella empezó a llorar llamando la atención de los demás, que se le acercaron para preguntarle sobre lo que pasaba.
Notita: Hola, ¿Qué tal?
Me gustaría aclarar algo:
Las personas que tienen personalidad disociativa no pueden controlar cuando va a aparecer una personalidad, o bueno, la mayoría no pueden hacerlo.No tomen esta historia como algo 100% real y verídico, después de todo, no está basada en hechos reales.
Que tengas un lindo día o noche, y de nuevo, gracias por leer. 💕💕💕
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El Espejo Roto ✔️
Random¿Qué harías si te dijeran que la enfermedad que pensabas tener es algo totalmente distinto? Adriana es una chica que vive su día a día con pérdidas de memoria, lo cual le trajo muchos problemas, o bueno, eso es lo que ella creía tener, hasta que ll...