Capítulo VII

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Estuve mirando cada cosa que hacía durante algunos días, cabe aclarar que no soy una acosadora, solo me preocupaba, actuaba prácticamente normal, aunque noté que ahora en cada favor que se le pedía, él no dudaba en hacerlo, ahora se le veía más ocupado, ni siquiera almorzaba en la cafetería, no solo eso, también miré que tenía pequeños golpes en sus brazos.

Mientras analizaba su comportamiento en clases investigaba en mi casa, llegaba del trabajo, terminaba talleres y luego empezaba a buscar por todos lados para averiguar qué pasaba con él, no dormí en ese tiempo.

No le pregunté a él sobre esto porque imaginé que le iba a incomodar, fue más difícil de este modo, tenía miedo de que se alejara por completo de mí debido a mi entrometimiento, él no se enteró de lo que estaba haciendo, era algo obvio que mis ojeras aparecieran, la suerte es que era algo normal que yo tuviera la cara hinchada y con bolsas en los ojos.

Todas las cosas que vi en Axel, además de lo que mencioné, apuntaron a que tenía depresión, yo estaba preparada para cualquier cosa, después de todo si lo veo diferente es porque no está del todo bien, quería pensar que era mentira así que busqué más, pero todo me llevaba a lo mismo, decidí que teníamos que hablar.

Ya teníamos una relación bastante cercana, no era un extraño para mí, eso me tenía más decidida a ayudarlo, yo nunca importé así que menos horas de sueño no era nada.

Esta vez no quise hablarlo en la universidad, así que lo quise invitar un sábado por la tarde a una cafetería que quedaba cerca de mi casa, me pareció un lugar agradable para hablar.

Aunque lo invité para hablar un tema bastante serio, yo quería verme bien, era la primera vez que pensaba algo así, él ya había aceptado y no sabía cómo vestirme así que me puse algo nerviosa.

En ese momento de ansiedad miré un poco de dinero que tenía en mi mesa, allí recordé que en las películas las chicas compran ropa nueva cuando tienen una cita y no dudé en ir a hacer lo mismo, después de todo él me gusta, se suponía que me viera linda.

El sábado llegó y estuve pensando toda la mañana lo que debía decirle, incluso investigué cómo hablarle a alguien que tiene depresión y así estaba más confiada, me sentía preparada, puedo añadir que esa preparación no sirvió de nada.

Primero me llegó una llamada, salí corriendo a responder, pero era la misma persona que insistía en llamarme todo el tiempo, por alguna razón decía que era mi madre y era gracioso; yo sabía que no era ella. La carrera que hice para llegar hasta el celular solo sirvió para darme cuenta de lo tonta que me comportaba.

Cuando me estaba cambiando para salir me llegó un mensaje de Alexis que decía:

Hola Adri, hoy no puedo ir, perdóname.

Me sentí algo decepcionada de que no pudiéramos encontrarnos... aun así respondí.

No te preocupes, iremos otro día.

Al principio, cuando Axel me mencionó sobre ir a un psiquiatra, pensé que yo era la que necesitaba más ayuda y que desde ese día todo se trataría de mí, fue muy egoísta pensar eso, ahora estaba segura de que cuando pudiera verlo ser él mismo podría ir a... Un lugar como ese... De verdad, yo no quería ir allí, tan solo pensar estar encerrada me traía malos recuerdos.

Estuve insistiendo en invitarlo cada día, pero él no aceptaba y cuando lo hacía cancelaba a última hora o llegaban mis pérdidas de memoria, quería hablar con él, que confiara en mí, así como pensaba que lo hacía, pero él se negaba a cooperar, realmente estaba el deseo en mí de entenderlo y ayudarlo; mis ganas de que fuera feliz estaban ganando, en ciertos momentos no me importaba cómo se sentiría.

Empecé a buscar más sobre el tema de la depresión y encontré que lo que él hacía, dejarme esperando todo el tiempo para hablar, era algo "normal", así que caí en cuenta de que no podía obligarlo a que se reuniera conmigo.

Después de percatarme de algo que era obvio, él no se reuniría en la cafetería, decidí que esa vez no lo iba a invitar, ahora yo le iba a dar una sorpresa, iría a su casa para poder hablar, todo en mi plan iba excelente hasta que me di cuenta de que nunca supe su dirección.

Estaba tan decidida en visitarlo que no me importó hablarles a sus amigos para pedir la dirección de su casa, a la vez me emocionaba conocer su hogar, estaba tan entusiasmada, no era normal en mí sentirme feliz por algo tan sencillo y tampoco puedo decir que fuera algo súper raro, es que esta vez se trataba de Alexis.

Estaba tan decidida en visitarlo que no me importó hablarles a sus amigos para pedir la dirección de su casa, a la vez me emocionaba conocer su hogar, estaba tan entusiasmada, no era normal en mí sentirme feliz por algo tan sencillo y tampoco pued...

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