Capítulo XVII

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Encontré que los dolores de cabeza eran un síntoma común que se presenta en la personalidad disociativa, ya estaba acostumbrada a las migrañas, fueron muchas las cosas que no afectaban tanto a mi día a día, sin embargo, lo que sentí en casa de Axel fue diferente, muy doloroso, no encontraba qué hacer y era la primera vez que tenía un dolor así de fuerte.

—Doctora, usted debe saber por qué me sucedió esto, ¿No? No me lo diga, no tengo interés ahora mismo, tampoco diga nada, seguiré con mi historia.

No leí mucho, no quería amanecer pegada al portátil, así que luego de orinar me lancé de nuevo a mi lecho, estaba boca arriba sin lograr pegar mis ojos, estando allí recordé las palabras que me dijo Alexis; estando frente a él me sentí feliz por esas palabras, descubrí que cuando tuve el tiempo de pensar en cada palabra, mi cuerpo empezó a sentir cosquillas y tenía ganas de reír.

Seguí pensando en cada cosa que hicimos desde que nos vinimos de su casa, nuestros pasos, lo que veía alrededor, la forma en que temblamos de camino, empezaba a darme cuenta de que a pesar de no ser mucho fue lindo haberlo hecho.

Lo último en lo que pensé fue en el abrazo, abrazar a alguien es tan increíble, más si es una persona a la que le tienes mucho cariño, son tan fáciles de dar, pero había sentido tan pocos en mi vida que los hacía tan cálidos, cuando abracé a Axel el día que me quedé sin qué hacer, lo recordaba diferente al de ese día y diferente al de Diana, quizá porque fue en una situación diferente.

Levantarme luego de esa noche fue increíble, me bañé y desayuné para empezar un buen día, antes de darme cuenta de que me había llegado un mensaje de mi única amiga.

Diana; 7:30 a.m.

Hola Adri, amaneciste bien? Te escribo para decirte que tengo planeado tener una salida el sábado en la tarde y pues quiero que vayas :)

Siempre recibía un mensaje de ella, creo que si Diana hubiera dejado de escribirme algún día empezaría a extrañarlo; siempre me escribía en las mañanas, esos mensajes mañaneros me sacaban una sonrisa.

Era la primera vez que me invitaban a una salida de ese tipo, no sabía qué hacer, tampoco sabía en qué lugar era salida y seré sincera cuando digo que me emocionaba un poco, supuse que iríamos varias personas, conocería nuevos amigos.

Aún no tenía muy claro que es lo que íbamos a hacer, tuve que preguntarle.

Adriana; 8:43 a.m.

Hola Didi, es la primera vez que me invitan a algo así, ¿Qué tengo que hacer?

No demoró más de un minuto en responderme.

Diana; 8:43 a.m.

Solo tienes que venir a mi casa en la mañana, más o menos a las 8:00, perdón por no haberte dicho la hora, nos vemos.

A pesar de que había empezado ese día con mucha actitud en realidad no tenía nada más qué hacer, tenía dos opciones, una era quedarse en la casa o salir a caminar un rato.

Salí a caminar un rato.

Mientras caminé estuve pensando en lo que podría decir cuando conociese nuevas amistades, olvidé lo que pensaba cuando me encontré con el pequeño parque donde tenía los mejores recuerdos con Axel.

"¿He cambiado desde esos días? Si es así ¿Qué es lo diferente en mí? ¿Será negativo o positivo?"

—Doctora, ahora que lo pienso, soy una mujer llena de preguntas, o lo era... No lo sé muy bien.

—¿Cómo te sientes sobre eso?

—Pues... Hasta ahora me doy cuenta de eso, no sé qué pensar... ¿Puedo seguir?

El Espejo Roto ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora