Capitulo 1. Casualidad, no lo creo.

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Siento la brisa en mi piel, moviendo mi pelo y dejando mechones por mi cara. Cierro los ojos y oigo el sonido del mar y cuando los abro puedo contemplar una maravillosa puesta del sol. Cojo el timón y me dirijo hacia al norte, no tengo rumbo, sólo continúo navegando. No hay problemas aquí, todo es paz y tranquilidad. Frunzo el ceño al darme cuenta que las olas chocan con más fuerza contra la madera del barco desviándome de mi imaginaria línea recta. Me pongo nerviosa y agarro del timón con más fuerza, como si eso sirviera de algo, y pretendo continuar. Pero todo parece removerse, me siento mareada sólo tengo ganas de sentarme a esperar que pasa, pero no puedo tengo que coger el toro por los cuernos y no darme por vencida. De golpe una gran ola me hace caer al agua y me desvanezco aturdida.

Cuando despierto siento un gran dolor en el pecho, como si me hubiesen golpeado con una pelota. Pero me doy cuenta que estoy en brazos de una sombra, una sombra con unos músculos de infarto, y por un momento me siento agradecida del mal rato que he tenido que pasar. Empiezo a ver su rostro con más nitidez y me gusta lo que veo, vaya que si me gusta. Unos ojos verdes me miran fijamente. Siento que se acerca a mí, como si me fuese a besar, así que hago memoria de cómo se besa.

Va Holly, sabes cómo hacerlo.

Ya está a punto de besarme, siento sus labios rozar los míos, hacía mucho tiempo que no tenía a alguien tan cerca, así que disfrutaría ese momento al máximo...

Bip, Bip, Bip, Bip...

Nunca había odiado ese maldito despertador tanto ¿por qué tengo que volver a la realidad justo ahora? Son las 7:30 de la mañana, el primer día en el que tengo que madrugar después una larga temporada, ya que las vacaciones de verano han terminado y toca empezar el instituto, otra vez. Este año hago segundo de bachillerato así que ya es el último que pasaré en ese instituto lleno de pijas plásticas y chulos enanos con complejo de machotes. En mi instituto solo hay tres clases de personas: los populares, los que no lo son y luego estoy yo. Sí, no pertenezco a ningún grupo en especial, simplemente me dedico a ser yo misma sin dejarme influenciar por ninguna clase de grupo social.

Si tengo amigos, cuatro o cinco, pero con eso ya me vale. Así que podéis imaginar las ganas que tengo de empezar el instituto, tantas ganas como quitarme un pelo de la nariz. Dejo de pensar en mis problemas de adolescente marginada, y me dispongo a darme una ducha y arreglarme, bueno, ponerme una coleta alta y lo primero que pillo en el armario. Bajo a desayunar y en la cocina encuentro a mi madre y a mis dos hermanos.

Mi hermano pequeño Guille tiene 10 años y el mediano David 14, aunque a veces no sé quién es el pequeño de los dos. Mi madre es una mujer de 37 años bajita, igual que yo, hoy está de mal humor porque está cantado de manera irónica. A mi madre y a mi hermano pequeño le saludo con un beso, pero mi otro hermano me demuestra su amor y cariño pegándome una colleja, cosa que no dudo en devolverle. Desayuno algo rápido, raro en mí porque no suelo desayunar, cosa que hace cabrear a mi madre, un vaso de leche con cereales de chocolate. Antes de irme miro el horario. Literatura, o no, no hay nada mejor que empezar el día con un profesor al que no puedes ni ver.

Me miro al espejo y no veo nada fuera de lo normal, coleta repeinada, unos jeans, una sudadera gris con letras estampadas Wild y unas converse, lo que visto normalmente.

No soy una chica muy extravagante, pelo castaño, ojos marrones y tengo mis curvas. Mi madre dice que soy muy guapa, pero ¿qué no diría una madre a sus hijos? Cojo mi mochila, que pesa como si llevase piedras en vez de libros, voy a salir por la puerta cuando entra mi padre, que viene de pasear al perro. Mi perro fue un capricho de cumpleaños que me compraron para que me callase, pero ahora se ocupan ellos de él así que deben odiarme por eso.

Mientras bajo las escaleras envío un WhatsApp a mi mejor amiga, Emma Harper, para quedar en la esquina de la calle y poder ir juntas al instituto. Ella es la típica chica popular, que viste de marca.

I need youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora