Capítulo 2. Un cambio inesperado.

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Está todo muy tranquilo aquí, una especie de oasis de paz con olor a limpio y extrañamente me recuerda al olor de los guantes de látex que utiliza mi dentista antes de adentrarse en mi boca sin ningún tipo de cuidado. Siento que he estado durmiendo durante días ya que no recuerdo nada. Abro los ojos y miro a mi alrededor. A mi lado hay un hombre con apariencia demacrada envuelto en cables que parecen funcionar como la vía que le mantiene con vida. Miro al techo y me pregunto que habrá pasado para que esté en lo que claramente parece ser un hospital, pero no me da tiempo a sumergirme más en mis pensamientos cuando se abre la puerta y aparece mi madre con una cara que le llega al suelo, junto a ella entra el doctor García, sé que se llama así porque lo pone en una chapa que tiene enganchada en la bata blanca justo en la parte del pecho. Se acerca para observarme alumbrándome con una luz cegadora.

Que, considerado por tu parte, pienso con ironía.

—¿Estás tonta o qué? —grita mi madre mientras se acerca a mi cama y se queda de pie con los brazos cruzados—. ¿No te das cuenta del susto que nos has dado a tu padre y a mí?

Me resulta extraño que mi padre haya estado preocupado por mí ya que nuestra relación no es demasiado buena, bueno en realidad no es mi verdadero padre, pero como a mi padre real no le conozco para mí es como si lo fuera. Pero en realidad ¿qué padre no estaría preocupado de ver a su hija en un lugar como este?

—¿Qué ha pasado mamá?

—¿Cómo puedes preguntarme eso? —me dice con un tono que solo reconozco cuando se pone a ver sálvame y grita a la tele como si le pudiesen oír—. Tu amiga Emma me llamó a las 4 de la mañana para decirme que mi obediente y buena hija se había desmayado a causa del alcohol que había tomado. ¿Te suena de algo?

O dios, ahora lo recuerdo. Le recuerdo. ¿Qué habrá sido de aquel chico? Seguramente no lo volveré a ver y creo que es lo que prefiero ya que no sería una situación muy cómoda después de lo de anoche.

—Responde —dice mi madre tocándome el brazo y desvaneciendo mis propios pensamientos.

—Lo siento mamá, no volverá a pasar —realmente no volverá a pasar no pasaré por esa situación y esa angustia continua ni una sola vez más.

—Y tanto que no volverá a ocurrir porque vas a estar castigada hasta que las ranas críen pelo, ¿entiendes?

No tengo nada más que añadir ya que sé que cuando mi madre dice algo no está hecho para debates, es así y punto. Agacho la cabeza y me miro a las manos avergonzada. Entra el doctor García para decir que ya me puedo ir a casa y como es típico, también me recomienda que esto no vuelva a ocurrir.

Siempre he sido el prototipo de hija buena y estudiante que no salía de las reglas, por lo que esto ha sido un shock para mis padres.

¿Acaso piensan que voy a ser siempre esa niña buena de 13 años? No quiero que mi vida pase y verme amargada con 40 años criando gatos. Así que espero que entiendan que en la vida haré locuras, pero está claro que no pondrán en peligro mi vida como esta vez.

Al llegar a casa mi padre no ha llegado de trabajar y mis hermanos están en el colegio, mejor no podría soportar en este momento otra charla de mi mala conducta y bla, bla, bla. Así que tengo unas dos horas para coger fuerzas antes de que venga mi padre.

Suena Show must go on en mi móvil y sé que la persona que llama es Emma porque puse esa canción expresamente para ella.

—Me tenías taaaan preocupada, creo que lloré y todo al verte allí.

—Bueno ya estoy bien así que no hay nada de qué preocuparse. Estate tranquila porque no volverá pasar.

—Eso espero. Bueno además de llamarte por quitarme estos nervios del cuerpo por pensar que te había pasado algo. —eso último suena casi como un sollozo, pero no lo es—. Llamo para decirte que cuando te desmayaste un chico que estaba como un tren te cogió en sus brazos y se ocupó de ti hasta que vino la ambulancia —vaya no solo me pareció guapo a mí—. Y con todo esto me dio su número de teléfono para que le llamases una vez estés en casa. Parecía muy interesado en cómo estabas y en ti claramente.

I need youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora