I need you

Capítulo 22. Esta vez he ganado yo.

Capítulo 22. Esta vez he ganado yo.

-Hola cariño- oigo la voz dulce de mi madre. Intento abrir los ojos y aduras penas lo consigo, aunque frunzo el ceño porque me molesta la luz del fluorescente. ¿Estaré soñando o realmente está aquí sentada conmigo? Roza mi mejilla con sus dedos esa manera tan maternal y sé que no es un espejismo, está aquí conmigo antes de lo que pensaba. -Estoy aquí- su voz sale temblorosa y veo caer una lágrima de sus ojos que quita rápidamente para que no la vea llorar. Me sonríe intentando aparentar que todo está bien aunque no lo esté. Tiene la cara marcada por el sufrimiento que tuvo que pasar anoche, su larga melena lisa y castaña le cae por la espalda recogida en una coleta alta.

Agarra una de mis manos y la lleva hasta sus labios, planta un suave pero intento beso en ella y la deja caer entre las suyas.

-¿Dónde estoy?- digo un poco aturdida.

-En el hospital- hecho un vistazo a mí al rededor. Y yo que pensaba que ya no iba a volver a pisar este maldito sitio, y aquí estoy otra vez aunque ahora sea por mí.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí?-me duele la cabeza, no intensamente pero de una manera bastante molesta. Me siento frustrada porque no logro recordar cómo he llegado hasta aquí.

-No te preocupes por eso ahora. El doctor vendrá a darnos las pruebas que te han hecho mientras dormías.

-Me duele un poco la cabeza- me quejo.-¿Dónde está papá? ¿y los niños?- así es como llamo a mis hermanos aunque ya no sean tan niños.

-Están fuera esperando. Les diré que ya estás despierta.

Asiento y de repente me viene a la mente- ¿Y Luke?

-¿Te refieres al chico que venía contigo?

-Supongo que sí- la verdad es que tengo imágenes muy borrosas de las últimas horas, como si hubiera pasado la noche bebiendo alcohol.

-Ha estado aquí todo el tiempo, le dije que se fuera a descansar que ya me ocupaba yo. Pero se negó, fue a casa a buscarte algo de ropa y me dijo que volvería. Gracias a él estamos aquí, se ocupó de llamarme después de llevarte al hospital.

-Así es él.- digo con un tono de orgullo en mi delicada voz.

-Muy parecido a ti entonces- me sonríe y yo no puedo evitar devolverle la sonrisa. Sale por la puerta y poco después entran todos. Mis hermanos se abalanzan hacía mí abrazándome con fuerza. Me alegro tanto de verlos a todos. Mi padre se acerca a mí despacio, como si tuviese miedo al rechazo. Se sienta en mi cama y sin pensarlo envuelvo mis brazos al rededor de su cintura. Nunca he abrazado a mi padre con la intensidad con la que lo hago ahora y esto le pilla por sorpresa, pero poco después me envuelve fuerte pero cariñosamente  en sus brazos. Me aparto después de unos segundos y nos sonreímos mutuamente. Todos nos giramos al ver al doctor entrar por la puerta.

-Buenos días- saluda.- ¿Cómo te encuentras?- se dirige a mí.

-Bien, solo tengo dolor de cabeza pero nada más.- se acerca a mí y me alumbra directamente a los ojos con una especie de linterna pequeña. Se da la vuelta para hablar cara a cara con mi padre.

-¿Todo bien doctor?- dice mi madre preocupada.

-A su hija le hicieron tomar Metacualona.- todos miramos extrañados, como si hablara en chino. Se aclara la garganta y continúa.- La Metacualona es un tipo de droga que se utilizaba como un anestésico, pero se prohibió su uso por sus fuertes efectos secundarios tales como parestesia, reducción de la frecuencia cardíaca y funcionan como un afrodisíaco que estimula el apetito sexual de la persona. A demás tiene los mismos efectos que una intoxicación alcohólica, provoca pérdidas de memoria des del momento en el que se ingiere hasta que se pasan sus efectos. - Por eso no recuerdo cómo llegué al hospital. Lo último que recuerdo es tener encima a ese hijo de puta. Mi cuerpo se estremece al recordar ese momento y mis manos comienzan a temblar. Cuando mi madre nota que me tenso según habla el doctor, se acerca a la cama y aprieta mi mano para tranquilizarme. Aunque puedo notar que ella está mucho más nerviosa y angustiada que yo.