Capítulo 21. Cara a cara con el enemigo.

5 0 0
                                    

Capítulo 21. Cara a cara con el enemigo.

Me despierto aturdida y con un gran dolor de cabeza, como si me golpearan con un martillo en la sien. Parpadeo continuamente porque la luz de la ventana entra en mis ojos directamente y la claridad me molesta cegándome por completo, como si llevara días durmiendo aunque no creo que lleve mucho más de un par de horas. La habitación me da vueltas y tengo una extraña sensación de mareo y cansancio, como si mi cuerpo pesara cuarenta quilos más, que me obliga a cerrar los ojos de nuevo sin quererlo. Hago un esfuerzo por mirar a todo lo que me rodea. Una cama de madera con una sábana morada, una mesita de noche y un escritorio cochambroso de madera podrida, es todo lo que está al alcance de mi vista. Centro la mirada en la pared que está a mi izquierda. Entrecierro los ojos en un intento de ver las fotos colgadas en la pared encima del escritorio. No puedo creer lo que estoy viendo. Son fotos mías. Fotos con mis amigos, familiares y conocidos, con cualquiera con quien me haya cruzado en estos dos últimos años. En algunas salgo sola caminando por la calle, en la playa o incluso saliendo del trabajo. Todo este tiempo he tenido a este hombre siguiendo cada paso que doy y yo pensando que eso ya había quedado atrás. Me doy cuenta de que hay algunas fotos separadas, salen Luke, Dylan y William. Hay algo escrito debajo de ellas pero mi vista sin gafas no llega a leerlo. ¿Qué coño es esto? Piensa mi cabeza. El miedo se apodera de mí de una manera feroz que estremece hasta el último poro de mi piel. Intento moverme pero mis manos están atadas al cabecero de la cama. Una sensación de alivio me recorre  al ver que todavía tengo puesta toda mi ropa. Intento soltarme con más fuerza pero es inútil, las muñecas me arden por el roce de las cuerdas en mi piel y se transforma en un dolor casi inaguantable.

Mi respiración se acelera al oír pasos detrás de la puerta. Me quedo mirando con un nudo en la garganta como da vueltas el pomo de la puerta hasta que finalmente se abre. Y ahí está otra vez esa cara que me quitaba el sueño todas las noches, esa mirada que me estremecía con solo pensarla y que no salía de mi cabeza. Sus ojos azules como el infierno helado se clavan en los míos y deja salir una sonrisa artificial de medio lado, con la que intenta demostrarme su superioridad, pero a mí no me da nada más que una fuerte repugnancia. 

-Buenos días princesita. ¿Nadie te ha dicho que es de mala educación no saludar cuando alguien viene a visitarte?- Cada palabra que sale por su boca me da arcadas y su voz me taladra fuertemente en la cabeza. Me quedo callada con la mirada fijada en cualquier otra parte.- que humos tenemos de buena mañana. ¿Así de mala vas a ser conmigo? Yo, que intento ser hospitalario acogiéndote en mi casa, ¿y así me lo pagas?- bromea riéndose. Se acerca a donde están todas las fotos y desengancha una que gira para que pueda verla. Salimos Emma y yo en la playa. 

- A ella la tengo reservada para más tarde si tú no te comportas como debes-trago saliva y me corazón se acelera, bombeando tan fuerte que casi siento que se sale de mi pecho. Vuelve a clavar la foto en la pared con una chincheta.- o podría encargarme de tu amiguito- señala a la foto de Dylan.

-Ni se te ocurra acercarte a alguno de ellos- digo desafiante pero me callo de golpe cuando se gira para mirarme.

-¿O qué?- suelta una risita burlona- Creo que todavía no has entendido la situación. Vayamos por partes- hace una pausa-  Yo soy quien impone las normas aquí y tú como buena chica debes obedecerlas si no quieres que haga daño a tu familia, tengo entendido que vendrán pronto, ¿no? Tan fácil y sencillo como eso. ¿Empezamos a entendernos?- le miro sin decir nada y me quedo paralizada- responde- chilla de repente.

-S...Sí-  digo finalmente. No puedo luchar contra él. No puedo permitirme ni siquiera pensar un segundo que por mi culpa les pueda pasar algo. 

-Buena chica- se asienta en la cama y pasa sus dedos por mi cara. Mi cuerpo comienza a temblar y dejo caer unas lágrimas. Odio su toque, me da asco sentir su roce en mi piel.- no llores princesita, aquí vas a estar bien. Nadie te quiere tanto como lo hago yo, de verdad. Estos dos últimos años he estado pensando mucho en ti, en volver a tocarte como la otra vez, quería sentirte cerca de nuevo.- hunde su cabeza en mi cuello, con su aliento rozando mi piel- ayer te vi tan desprotegida que no podía irme sin más. Todo este tiempo te he estado observando desde lejos, pero ahora te tengo aquí, conmigo- Sube la mano por mi pierna frenándose en mi muslo. Suena como un adolescente enamorado pero no es más que un loco obsesionado conmigo.

I need youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora