I need you

Capítulo 8. El amor y el dolor se van de la mano.

Para mi sorpresa me despierto en la cama de Luke, pero sin él. No sé qué hora es pero tendría que estar en el colegio. Me levanto rápidamente buscando mi ropa, ya que como la otra vez voy sólo con una camisa de Luke. Pero no logro encontrarla.

Bajo las escaleras porque supongo que Luke estará allí y efectivamente acierto. Está dormido en el sofá. ¿Habrá pasado la noche aquí? ¿Por qué no ha dormido conmigo? Me acerco a él y me siento de rodillas en el suelo apoyando mi cabeza en su pecho y como siempre peino su pelo mientras duerme. Tiene el torso descubierto por lo que lentamente aprovecho para tocarlo. Tiene un cuerpo tan perfectamente esculpido, cosa que me gusta. Planto un suave beso. Cierro los ojos mientras sigo apoyada en su pecho, no estoy muy cómoda pero quiero estar con él. No me importa no haber llamado a mi madre, ni haber faltado al colegio, sólo me importa él en este momento.

-¿Qué haces ahí?- pregunta medio dormido mientras acaricia mi pelo.

-Me sentía sola en la cama y vine a buscarte

-Anda ponte aquí -sube la manta invitándome a tumbarme con él y lo hago rápidamente. No tenemos tanto espacio como en la cama y estamos obligados a estar muy pegados.

Envuelve sus brazos a mí alrededor mientras acaricia mi brazo hasta mi hombro. Aparta el pelo que cae por mi cara y con su pulgar me hace pequeñas caricias.

-He llamado a tu madre para decirle que estabas aquí y que no ibas a ir al colegio porque te encontrabas mal.-Levanto la cabeza sorprendida y mis ojos se abren como platos.

-¿Has hablado con mi madre?

-Sí, creo que tú no estabas en condiciones para hablar con ella- dice un poco dolido por mi comportamiento de anoche.- pero no te preocupes, reaccionó bien.

-Cuando llegue a casa va a bombardearme a preguntas.- digo mientras apoyo mi frente en su pecho.

Nos quedamos así durante un rato hasta que Luke rompe el silencio.

-¿Qué es lo que sentías anoche?

Y todos los recuerdos vienen a mi cabeza, taladrándome con fuerza. Dylan enfadado, el vaso roto, el beso, todo pasa por mi mente en una milésima de segundo. Pero no me veo capaz de decírselo, no quiero que se enfade ahora. Pero me prometo a mi misma contárselo más adelante.

-El haber bebido de esa manera. Fue vergonzoso por mi parte.- pero Luke no parece muy convencido con mi respuesta.

-¿Seguro que es sólo eso?- dice con el ceño fruncido y por un segundo creo que lo sabe pero es casi imposible.-Holly dime la verdad. Hablé con él antes de entrar a por ti.

¿Cómo? Grita mi cabeza. Entonces sabe todo lo que pasó y yo aquí intentando disimular lo evidente. Dejo salir el aire que sin darme cuenta había estado reteniendo.

-¿Qué te dijo?- digo casi con un hilo de voz.

-Que te besó.- ¡mierda! Que bocazas es Dylan, tendría que haberme dejado explicárselo yo, o tal vez estaba convencido de que no se lo diría.- pero que no fue tu culpa.-continúa. Pero no estoy realmente segura de eso ya que no hice nada por apartarle sino que también quise. La valentía me llega de golpe.

-Luke, pude haber hecho algo para impedir ese beso pero no lo hice. No puedo explicar el porqué, porque ni yo misma lo sé.

-¿Sientes algo por él?- no me veo capaz de contestar a eso. Mi cabeza dice no y mi corazón grita fuertemente que sí.

-No lo sé.

-Holly no me puedes tener así. Yo ya veía que algo te pasaba con él por eso en cuanto lo vi en la fiesta decidí llevarte a la habitación, no quería que te encontraras con él y por eso estaba tan enfadado. Sé que pensaste que era por lo del sexo pero no es así, claro que hacerlo contigo es lo que más deseo pero en ese momento me di cuenta de que no podría controlarme si seguíamos en esa habitación. Antes de ir a buscarte vi salir a Dylan muy enfadado y fui a hablar con él porque sabía que tenía que ver contigo. Entonces me confesó lo del beso y solamente quería pegarle pero en su estado creí que lo mejor era dejarle ir. Pero lo peor fue cuando te vi bebiendo porque en ese momento me di cuenta que él te importa más de lo que pensaba.-Se incorpora en el sofá con los brazos apoyados en sus rodillas y la cara entre sus manos que van hasta su pelo con desesperación.