—No, Mia, deja eso —tomé su pequeña mano para quitarle el control remoto.
La pequeña comenzó a llorar, por lo que la tomé en brazos para tratar de tranquilizarla, pero fue en vano.
—¿Tienes hambre? —comenzó a llorar aún más fuerte —Tomaré eso como un sí.
Fui a la cocina y recargué a Mia en mi costilla derecha para poder hacerle su biberón.
Habían pasado unas horas desde que había visto a aquel ladrón de nuevo, y no estaba segura de que fuera él, es que sería mucha coincidencia.
Como sea, ya era de noche, muy tarde, de hecho, y aunque no había comido desde medio día, no tenía nada de hambre, así que no me preparé nada para cenar. La que si tenía mucha hambre era Mia, por lo que me apresuré a hacerle su biberón. Unos minutos después, ya estaba listo, así que me acerqué al sillón y me senté.
—Ya, tranquila —la arrullé.
Cuando estaba a punto de darle el biberón a Mia, el teléfono comenzó a sonar, por lo que me estiré un poco y contesté.
—Aló —sostuve el teléfono en mi oído con mi hombro izquierdo, mientras que acostaba a Mia en mi brazo derecho y le daba el biberón.
—Hij... ¡Ah! Hija —del otro lado se escuchaba como Sienna hacía ruidos raros.
Más específicamente, gemidos.
—¿Por qué mierda me llamas cuando estás cogiendo? ¿Qué te pasa?
—Necesito que cuid... ¡Ah, si, más duro! —gimió, haciéndome temblar del asco —Cuida a Mia, yo no puedo —colgó, dejándome con la palabra en la boca.
—Tu mamá es sorprendente —resoplé mientras miraba a la pequeña y colocaba el teléfono en su lugar.
La bebé comía desesperadamente, como si no lo hubiera hecho en días, a pesar de que le había dado un biberón no hacía tanto. Aunque no me sorprendería que Sienna no le hubiera dado comida en todo el día.
Pasaron unos cinco minutos cuando ya se lo había tomado todo, pero cuando lo saqué de su boca, comenzó a llorar.
—Ay, Mia, ¿quieres más? —su llanto aumentó y yo, de nuevo, lo tomé como un "sí".
Me levanté e hice el mismo procedimiento. Unos minutos después, Mia estaba comiendo de nuevo en mis brazos. Poco a poco se fue durmiendo, cosa que agradecí, le quité el biberón una vez estuvo vacío y me levanté para ir a la habitación. La luna se filtraba por la ventana, la cual estaba abierta, provocando que toda mi habitación estuviera iluminada. Dejé a Mia en la cama, la cubrí con el edredón y me apresuré al baño, me estaba orinando.
Al salir, miré a la pequeña dormir con tanta tranquilidad que me sacó una sonrisa, me acerqué a ella para depositar un beso en su pequeña y suave frente, me enderecé y volteé a ver la ventana, las cortinas iban a la par del viento, lo que provocaba que un aire frío entrara al cuarto, me acerqué a esta para cerrarla pero un movimiento brusco en la acera de enfrente me llamó la atención. Noté que había una persona cubierta por el gorro de su suéter dándome la espalda, no sabía qué estaba haciendo, pero se veía muy raro, razón por la cual me apresuré a cerrar la cuenta con algo de miedo por Mia.
—¿Y si es ese ladrón? —hablé para mí misma, preocupada —¿Y si me viene a matar porque vi su cara?
El recuerdo de esos profundos ojos grises llegó a mi mente, su mirada era tan difícil de descifrar. La manera en la que solo se volteó y no me robó en el bus, aún me hacía temblar.
Esperaba, con todas mis fuerzas, que se olvidara de que yo lo había visto, es más, de que yo existía.
Suspiré para dejar de pensar en todo eso. Miré a Mia para comprobar que siguiera dormida y seguidamente me dirigí al baño.
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Keyframe
Teen FictionEl día que Calem; un ladrón principiante, y Amanda; una chica con muchos problemas, se cruzaron en un fallido intento de robo, se podría decir que todo... se fue un poco a la mierda. La vida de ambos ya era caótica, pero se mezclaron para empeorarla...