Calem
Mi pierna temblaba debido a los nervios que tenía, mis brazos, apoyados sobre las mismas, también temblaban y mi cuerpo entero estaba muriendo de frío. Junto a mí, estaban sentados en la sala de espera William y Cynthia, los tres nos manteníamos en silencio, esperando que algún Doctor nos diera razón de Amanda. Hacía ya aproximadamente dos horas que la habían ingresado al hospital, y lo único que nos dijeron fue que había perdido mucha sangre y que la llevarían a quirófano.
Tenía muchísimo miedo, no creí que se podía tener tanto miedo. Solo pensamientos malos se pasaban por mi mente. Moriría, y Mia se quedaría sin ella, yo me quedaría sin ella. Eso no podía pasar.
Sentía como si no pudiera respirar por la intensa presión en mi pecho, la cual escalaba por mi garganta y se convertía en un nudo, el cual me cristalizó los ojos. Oculté mi cara en mis manos y estas rápidamente se mojaron por mis lágrimas, y no fue hasta que solté un pequeño sollozo, que una mano se posó en mi espalda.
—Calem —la suave voz de Cynthia llegó a mis oídos —, tranquilo, ella estará bien —dijo mientras me daba caricias en la espalda.
—¿Y si no? ¿Y si no sobrevive? —dije con la voz entrecortada, me costaba hablar.
—Claro que lo hará, es Amanda, ella es muy fuerte —dijo ahora Will, quién se inclinó para mirarme a la cara.
—¿Familiares de Amanda Smith? —dijo un Doctor con unas hojas en las manos.
Inmediatamente me incorporé, sequé mis mejillas con rapidez y me acerqué al Doctor de la misma manera, al igual que mis dos amigos.
—¿Cómo está? —pregunté con preocupación.
—Ella está estable —al oír eso, los tres soltamos un gran suspiro de alivio —, la cirugía salió a la perfección, y ahora está descansando —contó.
—Oh, Dios, que bueno —dijo Cynthia a la vez que suspiraba.
—¿Qué fue lo que pasó? —inquirí.
—Amanda sufrió una apuñalada en el vientre, justo donde tenía los puntos de sutura de su operación previa, y perdió una cantidad de sangre considerable.
—Maldición —murmuré mientras me restregaba la cara con las manos.
—Pero, ella está bien —recalcó el Doctor —, solo debemos esperar a que despierte.
—¿Podemos verla? —indagué.
—Si, pero uno por uno —dijo él al tiempo que compartía miradas con los tres.
—Ve tú, Calem, luego iré yo —dijo Cynthia.
Le di una pequeña sonrisa y me fui junto con el Doctor por un largo pasillo. Cuando estuvimos frente a la habitación, le agradecí, y él se fue. Suspiré antes de entrar al cuarto, y mis ojos cayeron en la camilla ocupada por la pelirroja.
Mi corazón se apretó al verla en aquel estado; inmóvil en la camilla, con algunos cables en su cuerpo, un tubo transparente en su nariz que le proporcionaba oxígeno, y pálida, casi como un fantasma.
De inmediato, me acerqué a ella y me senté a su lado en una silla, tomé su mano con cuidado por la vía intravenosa que había en el dorso de esta, y detallé su rostro. Sus ojos estaban cerrados, sus párpados estaban un poco morados, hasta parecía maquillaje, y su boca estaba blanca y reseca. Se veía tan pacífica, y con solo pensar por todo lo que había pasado hace unas horas, fue suficiente para hacer que aquel nudo volviera a mi garganta.
No podía imaginar todo el miedo que tuvo, lo indefensa que se sentía, ni siquiera lo mucho que deseaba que alguien llegara en ese momento para que la ayudara. Y todos esos pensamientos me hacían sentir culpable, ya que, si yo no me hubiera ido, ella no estaría en esta situación, ella estaría en casa recuperándose de la operación, estaría bien.
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Keyframe
Teen FictionEl día que Calem; un ladrón principiante, y Amanda; una chica con muchos problemas, se cruzaron en un fallido intento de robo, se podría decir que todo... se fue un poco a la mierda. La vida de ambos ya era caótica, pero se mezclaron para empeorarla...