11 "Crecen tan rápido"

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—¡Calem! ¿Te importaría mover tus patas de mi almohada? —exigió William entrando a su habitación en la cual yo estaba muy cómodo.

Si, anoche lograron escapar, me dijo que a ellos no los siguieron, solo a mí.

Qué lindo.

Como sea, le habíamos llevado el bolso con las joyas a el Jefe y él nos dio quinientos dólares a cada uno.

—Estoy estresado, no me des más estrés tú —refunfuñé.

—Como siempre tan cascarrabias —volteó los ojos —. ¿Qué te pasa? —posicionó sus manos en sus caderas.

—Amanda —resoplé mientras hundía mis dedos en mi cabello, restregándolo. Él rio.

—¿Tu pene sigue duro por ella? —su "chiste" ocasionó que yo lo mirara mal —Bien, lo siento —alzó las manos en forma de rendición —. ¿Por qué no buscas a Emilia? Ya sabes, para satisfacer tus necesidades mientras planeas como "violar" a Amanda —se quedó un momento pensando, para luego fruncir el ceño y hablar —. Eso se escucha horrible, hermano.

—¿Y crees que no he intentado buscarla? No sé dónde mierda se metió —refunfuñé —. Además, estoy preocupado por el pendrive, no lo encuentro por ningún lado, y si no se lo doy al jefe, me va a cortar las bolas.

Él se me quedó mirando por algunos segundos, pensando.

—Tengo una idea para desestresarte —me dio un pequeño golpe en el brazo —. Vamos.

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—¿Qué hacemos aquí?

—¿No es obvio? Si estamos en Red Rocket Tattoo, es porque te vas a hacer un tatuaje. A veces te vuelves muy idiota, Calem —rodé los ojos.

—¿Un tatuaje? ¿Y yo cuando dije que quería un tatuaje?

—Lo necesitas, tu cuerpo y tu vida lo piden —guiñó el ojo —. Ya te urge tu segundo tatuaje —metió las manos en sus bolsillos.

—Agh, no me recuerdes mi primer tatuaje.

—Nuestro, querrás decir —corrigió él.

Cuando cumplí los dieciocho, William y yo nos hicimos un tatuaje juntos, en la nalga derecha.

Lo sé, el mejor lugar del mundo para hacerte un tatuaje con tu mejor amigo.

Nos hicimos un pequeño trébol, que significaba la suerte que tuvimos al coincidir en esta vida y ser amigos. ¿Cursi? Demasiado, pero teníamos dieciocho, no se puede esperar mucho a esa edad.

Entramos al local. Por dentro era demasiado impresionante, y, a diferencia de afuera, aquí hacía un frío infernal. No sé cómo podían trabajar así. Habían algunas camillas negras y cosas para hacer tatuajes, mesas en toda la extención del lugar, sillas, guantes, máquinas y muchas otras cosas que no pude detallar bien debido a que mi amigo me estaba hablando.

—Te presento a George, es un tatuador profesional, me ha hecho todos mis tatuajes —contó Will dando palmadas en el hombro del chico.

Cuando Will decía "todos mis tatuajes", se refería a dos, además del trébol, ya que George no fue quien nos lo hizo. William tenía un tatuaje de unos fuegos artificiales en el antebrazo izquierdo y uno de un roble seco en la costilla derecha. El primero significaba el 4 de Julio, que era su festividad favorita, y el segundo significaba su familia, el árbol genealógico en el que ahora solo quedaba él.

George sonrió con amabilidad y se echó hacia atrás su cabello rosado, un rosado muy escandaloso.

—George —se presentó con la mano extendida hacia mí.

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