Dos años y tres meses después.
Me desperté debido a unos ruidos en la cocina, miré a mi lado pero estaba vacío, por lo que supe que Calem estaba preparando el desayuno. Tomé mi celular para ver la hora, las ocho y cuarenta y dos marcaba el reloj, y debajo de este, estaba la fecha de hoy.
12/12
Doce de Diciembre, hoy era el cumpleaños número tres de Mia, ya estaba tan grande que no podía creer lo rápido que había pasado el tiempo, y lo poco pero a la vez mucho que las cosas habían cambiado.
Si, finalmente nos mudamos a España, específicamente a Bilbao, era hermoso este lugar y nos encantaba vivir aquí. Habíamos comprado una linda casa, la cual tenía un amplio jardín en el que a Mia le encantaba jugar, una sala que yo amaba y una cocina que Calem adoraba. Si, cada quien tenía su espacio.
Y, en cuanto a él, bueno, con el tiempo supo sobrellevar todo el dolor que tenía, no podría decir que desapareció porque eso era imposible, pero si había disminuido. Ahora, se había convertido en un reconocido escritor, tras el lanzamiento de su libro, había sido muy bien criticado y recibido por las personas. Lo publicó hace un año, por lo que ya se encontraba trabajando en su segundo libro, y yo estaba inmensamente feliz por él.
Por mi parte, había conseguido un trabajo en una empresa, trabajaba diseñando casas y edificios, adoraba mi trabajo con mi alma, aunque a veces me hacía querer renunciar por lo difícil que se ponía, pero siempre lograba seguir, firme como roca.
Decidí que debía abandonar a el amor de mi vida: la cama, por lo que me estiré para levantarme y dirigirme al baño. Tras unos minutos, salí y me encaminé hacia la cocina, en donde resonaba en cada rincón la canción favorita de Mia: Sol, solecito, Luna, Lunera.
Dios, esa niña amaba esa canción, tanto que yo empezaba a odiarla de lo mucho que la escuchaba.
Me adentré en la cocina, viendo a la pequeña sentada en una de las sillas del comedor negro, el cual estaba cerca de la cocina, mientras bailaba y cantaba entre risas. Mis ojos cayeron en Calem, quien estaba cantando la canción mientras cocinaba, y debido a que estaba dándome la espalda, no se percató de mi presencia.
—¡Mami! —gritó Mia con emoción, lo que llamó la atención de Calem. Yo le sonreí y me acerqué a ella para abrazarla.
—Feliz cumpleaños, mi vida —dije mientras le dejaba muchos besos por toda su carita, a lo que ella reía —¿Qué quieres hacer hoy? Además de hacer cantar a tu papá —miré de reojo a el pelinegro quien me fulminaba con la mirada.
—Ir al parque —dijo con entusiasmo.
—Uh, si, que divertido —le dije mientras me sentaba en una silla a su lado.
—Pero con... con... —no encontraba la palabra que quería decir, por lo que me hizo señas con sus manos señalando la ropa.
Y yo le entendí de inmediato.
—Oh, te entiendo —dije aguantando la risa —. Pero, hay que convencerlo, porque no va a querer —le dije en un susurro mientras señalaba a Calem, el cual seguía cocinando.
—¡Papi! —lo llamó ella. El pelinegro no se volteó, si no que le contestó con un "¿Mm?" —Vamos al parque —comentó ella.
—¿Al parque? —dijo él mientras se giraba y se acercaba a nosotras con un plato en la mano, el cual me entregó.
Aguacate relleno.
Le di una sonrisa y él me la devolvió. Miró a Mia y frunció el ceño.
—¿Eso es lo que quieres hacer en tu cumpleaños? Pero vamos casi todos los días.
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Keyframe
Teen FictionEl día que Calem; un ladrón principiante, y Amanda; una chica con muchos problemas, se cruzaron en un fallido intento de robo, se podría decir que todo... se fue un poco a la mierda. La vida de ambos ya era caótica, pero se mezclaron para empeorarla...