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48 "¿Quién carajos es Emma O'Malley?"

No podía.

No podía parar de pensar en todo lo que había pasado.

La muerte de Beth. Su carta.

La muerte de William. Erica y Jack responsables de ello.

La muerte de mi madre. Mi hermano el real causante.

Todo me había llegado demasiado rápido y sin previo aviso.

Hoy se cumplía una semana de la muerte de William, y cinco días de su funeral.

Maldición, aún no podía creer como esas palabras podían estar juntas.

Fue una ceremonia muy triste, todas las personas que habían ido no paraban de llorar, ya que querían mucho a William, y su repentina muerte nos había tomado por sorpresa a todos.

Aún recordaba cada palabra que había dicho en aquel discurso improvisado, todos los sentimientos que había expresado hasta donde las palabras alcanzaban.

"Sinceramente, no diré que es un honor estar aquí hoy, ya que no lo es, el estar parado delante de todos ustedes, al lado de... —dirigí mi mirada a el ataúd, que estaba a unos metros de mí —... un William que no puede verme ni escucharme, es inmensamente devastador. Su asombrosa vida se le fue arrebatada de manera despiadada, sin corazón —inevitablemente, las lágrimas se empezaron a acumular en mis ojos —. A él le quedaba mucha vida por delante, mucho camino por recorrer, disfrutar como solo él sabía hacerlo y vivir como a él le encantaba —una lágrima recorrió mi mejilla —. Yo presencié sus últimos minutos de vida, y, hasta el último aliento, él tuvo siempre una actitud positiva, incluso hizo chistes en medio de su agonía —reí tristemente mientras otra lágrima descendía hacia mi mandíbula —. Quiero que recordemos así a William Miller, como una persona alegre, llena de amor, graciosa, y sobre todo, que deseaba el bien para los demás. Te amaré por siempre, hermano. Descansa en paz."

Aquellas palabras me habían hecho sentir como si hubiera cerrado un ciclo, pero hubiese abierto otro. Sentía que mi mente estaba en otra galaxia. Necesitaba regresar, debía seguir con mi vida, pero, ¿cómo? ¿Cómo continuaba viviendo de esta forma? No sólo había perdido a Will, también perdí a Michael, perdí a Beth, y hasta me perdí a mí mismo, no me sentía para nada bien, como Amanda me decía que estaría.

"La lluvia se detendrá, la noche terminará, el dolor se desvanecerá. La esperanza nunca está tan perdida que no se puede encontrar."
—Ernest Hemingway.

Leí, y no pude evitar bufar.

Tal vez la mía si lo estaba. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero, en mi caso, fue lo primero que se perdió.

Solo deseaba que nada de esto estuviera pasándome, que todo volviera a la normalidad. Quería estar con William, con Beth. Anhelaba que no me acordara de todo cada vez que cerraba los ojos, así fuera para pestañear.

Solo quería paz.

Tal vez no con esas exactas palabras, pero algo así le dije a la Psicóloga, la cual me dio algunas herramientas para ayudarme. Comenzando por que cada vez que mis pensamientos me agobiaran, respirara hondo y exhalara varias veces mientras jugaba con el elástico que me dio, el cual estaba en mi muñeca, si no funcionaba, dijo que masticara chicle, eso me ayudaría, por alguna extraña razón, y si eso tampoco servía, me dijo que la llamara, no importaba la hora.

En serio deseaba que con la primera opción ya funcionara.

—Cal —me llamó Amanda.

Volví a la realidad, estaba en el sofá de casa leyendo el libro de frases que me hizo mamá. Amanda estaba parada a mi costado, por lo que solo le di una rápida mirada para que continuara hablando.