El día que Calem; un ladrón principiante, y Amanda; una chica con muchos problemas, se cruzaron en un fallido intento de robo, se podría decir que todo... se fue un poco a la mierda.
La vida de ambos ya era caótica, pero se mezclaron para empeorarla...
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—Tome asiento —pidió el Agente Sullivan al tiempo que señalaba el mismo asiento en el que había estado dos veces antes. Le hice caso y él se sentó frente a mí —. Le pedí que esperara porque necesitaba autorización para proporcionarle esta información —explicó. Asentí para que continuara —. Vimos a el sospechoso —el aire abandonó mis pulmones por unos segundos y sentí como la sangre dejó de circular por mis venas —, en un aeropuerto, tomando un avión —finalizó, y esa información hizo que todo dentro de mí se derrumbara y las ganas de llorar arrasaran conmigo.
¡Maldición! Ese hijo de puta huyó, ¡mierda!
—No puede ser, ¡no puede ser! ¿Cómo lo dejaron salir de la ciudad? ¡Por Dios! —grité con frustración.
—Amanda, tranquilícese, no todas son malas noticias —dijo, lo que me dio una pizca de esperanza —. Sabemos adónde fue, a Texas, así que, alertamos a la Policía de allá y ellos estarán alertas —un gran suspiro volvió a llenar mis pulmones.
—Oh, diablos, que bueno —dije con un suspiro de alivio.
—Sin embargo, Amanda... —habló él, lo que me borró la sonrisa de inmediato. ¿Ahora qué? —..., para poder detenerlo necesitamos pruebas de todo por lo que se le está buscando, tanto del asesinato, como de las violaciones —informó el pelinegro.
Debía estar bromeando. ¡Esto debía ser una maldita broma! ¿Tenía que probar que me violó? ¿En serio?
—Está bromeando, ¿cierto? —solté una risita de incredulidad —¿Tengo que demostrar que fui víctima de abuso sexual durante diez años?, ¿me está jodiendo? —dije con rabia.
—Amanda, entiendo cómo se siente, es muy horrible e inhumano esto, pero así es la ley, no se le puede acusar de algo si no hay pruebas —se encogió de hombros. Rodé los ojos y apreté la mandíbula en un intento de contener mi enojo —. Si el bolso que trajo coincide con las marcas en el cuerpo de la víctima y con su sangre, se buscarán huellas que incriminen al sospechoso, y ya tendremos un poco de evidencia del asesinato, pero seguiría faltando la evidencia del otro cargo.
Suspiré y me eché hacia atrás en la silla mientras peinaba mi cabello hacia atrás en un intento de traquilizarme, pero el recuerdo de algo muy importante llegó a mi cabeza.
El pendrive.
Ahí había evidencia clara y precisa.
—Si tengo evidencia —dije repentinamente mientras me levantaba de un brinco de mi asiento —. Y la traeré —afirmé.
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—¿Me estás jodiendo, cierto? —bufó Calem cuando acabé de contarle lo que había pasado hace unos minutos con el Agente.
—Lo mismo le dije yo —dije frustrada —. Pero, lo bueno es que sí tengo evidencia, solo que tengo que buscarla en el desastre de mi apartamento —paramos de caminar frente a su moto.
