49 "Vámonos de aquí"

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Finalmente, llegamos a casa, luego de un trayecto lleno de silencio. Por mi parte, no dije nada porque me quedé pensando en las palabras de Cynthia, me tambaleaba en la cuerda floja al tratar de decidir si aceptar o no el dinero. Lo que ella me dijo realmente me había llegado al corazón, cada una de sus palabras era cierta, William amaba la vida, disfrutar y divertirse, y sé que desearía que yo también lo hiciera. Pero, al mismo tiempo, estaba esa parte de mí que no quería ni tocar ese dinero, era dinero sucio, manchado con sangre, y no sabía si era capaz de aceptarlo.

—Oh, ¿se encontraron? —dijo Amanda, quien estaba dándole de comer a Mia. Sus palabras me sacaron de mis pensamientos.

—Si —dijo la rubia —. Yo ya debo irme —dijo mientras se daba la vuelta para salir, pero antes de hacerlo se detuvo, suspiró, y se volvió a voltear —. Chicos, tengo algo que contarles.

—¿Qué pasa? —inquirió Amanda.

—Bueno, emmm... —murmuró. Tenía una expresión de inseguridad al hablar, lo que solo me recordó una cosa.

William.

Cuando me dijo que se iría a vivir a Italia con Erica. La vacilación que tenía él al hablar era igual a la que tenía Cynthia, así que, deduje que tal vez era eso.

—Te irás —dije, captando la atención de ambas mujeres.

—Si... ¿cómo sabías? —preguntó.

—Espera, ¿cómo que te irás? ¿Adónde? —indagó Maddy con el ceño fruncido al tiempo que se acercaba a su amiga.

—Me transfirieron a Washington D.C. —contó con una mueca de pesar —. Por eso fue el viaje de hace casi dos semanas —explicó —. Consideré negarme porque no quería alejarme de ustedes, pero, es una gran oportunidad, Andy, y no puedo dejarla pasar —dijo con una sonrisa de ilusión. Le tomó las manos a la pelirroja, quién reflejaba en su rostro que trataba de entender la situación —. Ese siempre ha sido mi sueño, ser una importante y respetada Abogada, y lo estoy cumpliendo —dijo con una gran sonrisa.

—Lo sé, y estoy muy feliz y orgullosa de ti —dijo Maddy con una sonrisa. Acto seguido, la abrazó fuertemente —. Te voy a extrañar demasiado —susurró, pero yo alcancé a escuchar.

—Y yo a ti —respondió la rubia, quien segundos después me miró y me hizo una seña para que me acercara a ella, cosa que hice, y me unió al abrazo —. Los voy a extrañar mucho a ambos.

Yo abracé a las dos chicas como si mi vida dependiera de ello. No sabía si era porque extrañaría a esa rubia loca, o porque tenía tantos líos en mi cabeza que lo único que necesitaba era esto, pero disfruté aquel reconfortante abrazo con todo mi corazón, y fue ahí que entendí cual era la decisión que debía tomar acerca de... todo.

Un balbuceo de Mia nos hizo separarnos. Cynthia rio y se acercó a la pequeña pelirroja, quien estaba en su silla de comer con sus mejillas llenas de alguna de esas horribles sopas que Amanda le hacía.

—Ay, por supuesto que también te extrañaré a ti, pequeña Mia —dijo dándole muchos besos por toda la cara —. Iugh, Amanda, estás intoxicando a esa pobre niña con esas sopas —dijo con cara de asco luego de besarla en la mejilla y llenarse los labios de aquella comida.

Amanda y yo reímos por lo bajo.

—Bueno, ahora si me tengo que ir. Debo acomodar muchas cosas —dijo caminando hacia la puerta, y cuando cruzó por esta, yo fui detrás de ella.

—Cynthia, antes de que te vayas... —cerré la puerta detrás de mí —... Necesito pedirte dos favores.

—Claro, dime.

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