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Si le preguntaran al hijo de Ares como es que se encontraba en esa situación habría respondía que no sabia, que solo había pasado, pero si le preguntaban al hijo menor de Afrodita él respondería que solo era cuestión de tiempo, que todo tenía un curso y ya estaba escrito en el destino y es por esa razón que se encontraba sobre las piernas de Jungkook mientras ambos compartían un apasionado y húmedo beso. Las manos de ambos estaban sobre el cuerpo del otro explorando su piel, las curvas y músculos que tienen.

—Ehhhh... No es que queramos interrumpir su momento, pero en verdad necesitamos hablar con Taehyung—. Hablo Namjoon con una mueca de incomodidad al haber visto cómo se besaban los otros dos Dioses, estaba seguro de haber visto el par de lenguas acariciándose.

—Ya regreso—. Le dice Taehyung sobre los labios de Jungkook poniéndose de pie y viendo como el otro Dios no le quita la mirada de encima, por lo que le sonríe.

—No tardes—. Es lo que le dice Jungkook acomodando su ropa y viendo como sale Taehyung de allí con los otros Dioses siguiéndolo, dejándolo solo y pensando en lo que segundos antes había hecho.

Por otra parte los otros tres Dioses salieron de la casa a petición de Hoseok, por lo que estaban en el jardín algo apartados del resto, pues querían un poco de privacidad para poder hablar sin que nadie los interrumpiera.

—¿Y bien? ¿Qué es eso de lo que quieren hablar?—. Pregunta Taehyung mirando a los otros dos Dioses.

—Tiene que ver con lo que puedes hacer... Con tu don, el que te dieron las Moiras—. Habla por fin Namjoon, pues quería ser claro con lo que rondaba por su mente.

—Claro, ¿qué pasa con ello?—. Preguntó con verdadero interés, pues si es lo que pensaba, ya se habían dado cuenta que eran el destino uno del otro.

—¿Hoseok es mi destino?—. Bueno, ya lo sabían e internamente quería gritar de emoción por ese hecho.

—¿Para qué quieren saber eso?

—Porque ambos sentimos algo por SeokJin y es extraño—. Menciona Hoseok y Taehyung lo mira extrañado, no se supone que esas cosas pasen, no pueden estar interesados en un tercero, no a menos que su hermano tenga algo que ver en eso.

—Lo son, sus hilos del destino están entrelazados y el de Jin se rompió hace mucho... ¿Los beso o algo así?

—No, es decir, apenas y hemos hablado con él pero es un poco extraño todo esto y no tiene que ver con que sea hijo de Afrodita, sino con sus acciones.

—¿Estamos hablando del mismo Jin? Porque sus acciones son un asco.

—Contigo lo puede ser, pero verdaderamente es alguien muy dulce—. Hoseok habla antes de que Taehyung tuviera oportunidad de decir algo más en contra de su hermano, aunque no lo culpaba, sabía que Jin no era muy amable con el hijo menor de Afrodita.

—Si, es un poco sorprendente que digamos eso, pero en verdad él no es...

—Silencio—. Pidió Taehyung mirando alrededor, los otros dos Dioses miraron a los alrededores en estado de alerta por como se había puesto el hijo de Afrodita—. Es mejor que entremos a la casa y hablemos de esto más tarde, siento que algo no está del todo bien.

Los tres chicos caminaron a la casa con rapidez, había algo extraño en el ambiente, como si los estuvieran observando de cerca, acechándolos; cuando entraron a la casa vieron que Jimin y YoonGi venían bajando las escaleras, ambos serios y mirando a todos lados, de la sala salió Jungkook con un par de espadas en sus manos seguido de Jin quien tenia una pequeña daga.

—¿Todos lo sienten?—. Fue la pregunta de Jungkook viendo la expresión del resto de los Dioses, todos habían notado que algo no estaba bien.

—¿No es tu padre, YoonGi?—. Pregunta Hoseok, pues la presencia que sentían era tan similar a la de Hades que fácilmente la podían confundir aquellos que nunca habían estado tanto tiempo con el Dios del Inframundo.

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