ιε' [quince]

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Habían pasado un par de semanas desde el hecho que Jin había vuelto a tener su divinidad, era hasta cierto punto tranquilo, aunque eso no quitaba el hecho de que se había vuelto muy bueno en la lucha, casi tan bueno como lo era Jungkook; el resto de los dioses iban avanzando en cuanto a sus dones, el que más llevaba una ventaja era Yoongi, pues podía convocar espíritus e incluso podía llevar a las almas al inframundo en donde iban a su juicio final, habían algunas ocasiones en donde no podía controlar sus emociones que acababa matando toda vegetación o hacia que esta creciera de sobre manera.

Namjoon solía pasar mucho tiempo con los hijos de Ares, entre los tres entrenaban, pues Namjoon hacía tácticas de guerra para alguno de los hermanos y al otro lo dejaba sin nada y era bastante obvio quién ganaba, pues los planes de Namjoon siempre aseguraban el triunfo, lo que hacía que regularmente Jin y Jungkook acabaran discutiendo sobre de quién era el turno para que Namjoon los ayudara en sus tácticas de guerra.

Taehyung pasaba su mayor tiempo en el jardín con Jimin, ambos hacían meditación para poder liberar sus dones de adivinación, el de Taehyung tenía ver más con los hilos del destino de cada ser humano o divino respecto al amor y Jimin tenía que ver con el futuro, también curaba las lesiones que podrían tener los hijos de Ares o incluso Namjoon quien empezaba a participar en los entrenamientos de los chicos.

Hoseok por su parte era quien más difícil lo tenía, pues había descubierto que sus dones radicaban en confundir la mente, básicamente llevar a alguien a la locura y el otro el poder era hacer que alguien o él mismo cambie de cuerpo, es decir, podía hacer que un cuerpo masculino pasara a uno femenino o viceversa y eso lo descubrió por accidente.

—¿Entonces me dices que podría convertir a alguien en mujer, aunque sea hombre?—. Pregunta Hoseok a Namjoon cuando este le habló de que podía ver si tenía algún otro don del que se concentraba regularmente.

—Si, bueno, tu padre puedo hacerlo y nosotros tenemos parte de los dones de nuestros padres, solo es cuestión de que lo averigüemos—. El hijo de Atenea dice seguro de sí mismo, era mejor descartar lo que no podía hacer y fortalecer todos aquellos dones que sí podía ocupar.

—¿Y qué es lo que debo de hacer?

—Sinceramente, no lo sé, ¿por qué no pruebas con alguien?—. Namjoon mira alrededor viendo a Jimin a un par de metros de ellos, por lo que no duda en ir por él, Hoseok ve como intercambian un par de palabras y después ambos se acercan a donde está—. Bien, Jimin nos va a ayudar.

—¿Qué es lo que tengo que hacer?—. Pregunta el dios rubio mirando de uno a otro, la verdad es que esperaba que fuera de ayuda para Hoseok, pues lo había visto estresado de todo lo que estaba pasando y cómo es que todos empezaban a tener más dominio sobres su dones pero él no.

—Solo tienes que cerrar los ojos, lo demás lo hará Hoseok—. Le dice Namjoon a Jimin y este obediente hace lo que le pide.

—Ehhh, bueno...—. Hoseok sin saber que hacer realmente pone sus manos en los hombros del hijo de Apolo—. ¡Mujer!—. Al ver que no pasa nada frunce el ceño y mira a Namjoon en busca de ayuda—. No pasa nada, tal vez no sea uno de mis dones.

—Debes concentrarte Hoseok, cierra los ojos y despeja tu mente—. El hijo de Dionisio asiente a lo que le dice y cierra sus ojos respirando hondo siguiendo lo que la voz calmada de Namjoon le indica—. Visualiza lo que quieres hacer y a quién se lo quieres hacer.

El dios siente un ligero cosquilleo en sus dedos, en su mente visualiza a Jimin y como su cuerpo masculino es cubierto por un brillo para dar lugar a un cuerpo femenino proporcionado a su contextura, escucha un jadeo sorprendido y abre sus ojos, cuando ve la figura frente a él suelta los hombros dando un paso hacia atrás abriendo su boca impresionado.

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