cap. 39 Es su costumbre

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Al otro día... siento caricias en mi espalda y repetidos besos en mi cara, yo siento mi cara sobre un pecho y sonrío como boba al recordar lo de anoche.

Santiago: me encanta tu sonrisa, ¿te lo había dicho? - yo niego aún con los ojos cerrados - vamos, no seas tan perezosa y ya abre los ojos - yo abro los ojos de a poco sonriendo y elevo la mirada para verlo, él se queda observándome y luego acaricia una de mis mejillas - tus ojos son hermosos - me lo dice con dulzura yo no evité sonreír.

Gabriela: gracias por decirlo - nos quedamos viéndonos en total silencio, el baja a mis labios y deposita un corto beso en ellos.

Santiago: Bella durmiente, quisiera estar todo el día así, pero hay que bañarnos y.... - yo lo miro confundida - es una de las miles de cosas que quiero hacer contigo - yo solo sonrio - así que vamos o llegaremos aún más tarde a la empresa.

Estaba frente a la regadera sentía como el agua bajaba por mi cuerpo, sentía a Santiago detrás de mi, sus manos estaban en mis hombros y en mis brazos acariciándome, sentía sus besos en mi cuello y bajaban a mis hombros, sentía como mi cuerpo se estremecía por su tacto.

Santiago: fui un completo idiota desde el principio, lamentó todo eso, fui... - yo volteé lentamente - no debí de ser así, de no haberlo sido todo fuera tan diferente - yo puse una de mis manos en una de sus mejillas y le di un corto beso, tuve que ponerme de puntillas.

Gabriela: lo importante es que ya nos dimos cuenta de todos los errores que hemos cometido - ví como casi estalla en carcajadas - ¿de que te ríes? - le pregunte confusa.

Santiago: de que te tienes que poner de puntillas para poder alcanzar un poco mis labios - ahora si estallo en una carcajada, yo mire mis pies y me di cuenta de que aún estaba de puntillas, yo puse mala cara y baje mis pies.

Gabriela: ¡idiota! - dije con mala cara y golpeándolo en el pecho, volteé he iba a salir de la ducha, pero él me detuvo tomándome de espaldas por la cintura, apegándome a él y elevándome.

Santiago: no te enojes solo fue una broma – dijo dándome pequeños besos en el pelo, yo reí no pude evitarlo....

Desayunábamos y Santiago no hacía más que verme, notaba cierto brillo en sus ojos..... estábamos en el estacionamiento debemos de ir a trabajar Max se quedará con Ramona. Tenía intención de ir hasta mi bebé, pero la voz de Santiago me interrumpió.

Santiago: ¿ha dónde vas?

Gabriela: ha mi auto – dije señalándolo.

Santiago: no, no quiero que te siga afectando, además quiero ir con mi querida esposa al trabajo - yo sonreí, él se acercó y entrelazo muestras manos, fuimos hasta su auto, él abrió la puerta del copiloto para mi y luego fue hasta la de él para subirse y empezar a conducir. Había algo que me estaba matando.

Gabriela: ¿a qué te referiste cuando dijiste que no quieres que me valla afectar? – él me miró y se detuvo en un semáforo, él tomó mi mano y me dio un beso en ella para luego mirarme. Él empezó a conducir con el cambio de señal.

Santiago: notaba que te ponías mal cuando te mencionaba algo referido a que porque no conducías, luego Pablo me contó en la crisis nerviosa en la que te encontró y otras cosas que mencionaste junte todo, pero quería confirmar y tu padre fue quien me contó toda la verdad – yo solo asentí, no me gusta hablar de este tema. Llegamos a la empresa, íbamos a entrar y el entrelazo nuestras manos, yo me sorprendí mire nuestras manos entrelazadas y luego a él – será así de ahora en adelante.

Entramos y fuimos al elevador, después de llegar a nuestro piso yo entré a mi oficina la cual está antes de la de Santiago. El trabajo transcurría con normalidad, el tiempo se había ido volando ya casi es la hora del almuerzo faltan muy pocos minutos. Yo terminaba de realizar un documento en mi laptop, el sonido de un toque en la puerta me interrumpió, no termine de decir pase cuando vi a Santiago entrar sonriendo, yo hice lo mismo y él se acercó.

Odio, Amor y Venganza (Matrimonio A La Fuerza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora