Cap. 53 Zapatitos.

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Estaba en la habitación, tenía en mis manos los pequeños zapatitos que Santiago les regalo a los bebés, los cuales su madre los bordo ella misma, dos lagrimas salieron cuando recordé cómo lo traté ese día.

Flash Back

Santiago: Gabriela.... - la piel se me erizó de solo escuchar esa voz, no escuche cuando entro ha la habitación, ¿será que lo estoy imaginando? - Gabriela... - vuelvo a escuchar su voz, ya me estoy volviendo loca - Gabriela no me ignores - escucho para sentir una mano en mi hombro, me volteo de inmediato, mis ojos se fueron a los de él, no podía creer que estuviese allí, ¿en verdad es él?

Gabriela: Santiago.... - susurré.

Santiago: ¿tienen hambre? - pregunto, refiriéndose ha los bebés y a mi, y justo en este momento me siento confundida.

Bajamos las escaleras y al parecer no hay nadie en la casa.

Gabriela: ¿no hay nadie en la casa? - el niega.

Santiago: hoy yo seré quien te cuide - me dice, apenas son las 8:30 am, el debería de estar trabajando.

Fuimos a la cocina y ahí él se puso manos a la obra, ¿en verdad él estaba aquí? En verdad nos preparará el desayuno? Yo estaba sentada en uno de los bancos de la isla de la cocina mientras lo veía cocinar.

Gabriela: ¿qué sucede? Qué haces aquí? - le pregunté.

Santiago: Como te dije, hoy cuidaré de ustedes - sentí unos movimientos en mi vientre, sucede cada vez que él está cerca, ¿será que ellos conocen a su padre? - quisiera pasar un rato con ustedes ahora que si se puede, no he estado presente en este hermoso proceso y...

Gabriela: y preferiría que te vallas, ni mis bebes ni yo te necesitamos así que vete - dije fría, en mi vientre se había descarrilado un tren con todos esos movimientos - por favor vete, vete con ella y con tu otro bebé - dije igual de fría.

Santiago: nada es lo que parece, nada es como lo piensas, no iré a ningún lado, así que por favor desayuna conmigo - Al final, tenía mucho apetito y si desayunamos juntos, el desayuno estaba delicioso aunque en silencio - les traje un regalo a los bebés- me dijo estendiendome una bolsa de regalo, yo la acepté y saqué lo que había dentro, eran unos zapatitos bordados, eran hermosos - me pertenecían a mi, mi madre fue quien los bordó - lo que sentí en ese momento no sabría descifrarlo, pero ¿por qué me los daba a mí y no a ella quien espera un hijo de él también? - estoy seguro que si viviera pasaría las tardes enteras bordando y te obligaria hacerlo con ella - dijo con una media sonrisa algo triste.

Gabriela: ¿por qué me los das a mí y no a ella? Estoy segura que a tu otro bebé es a quien le dedicas más tiempo y más amor - dije fría, él me miró, algo desganado y ahora que lo veo bien, no luce tan bien, se ve cansado y en su rostro se puede palpar que no está durmiendo bien y que ha tenido malas noches.

Santiago: Gabriela nada es como lo crees, quise pasar un momento con ustedes antes de contarte todo, pero veo que en cada conversación y tema la añadiras a ella y ha ese tal bebé - ¿por qué se refiere a ellos de esa manera? - quisiera pedirte perdón, es lo primero aunque se que no lo merezca, pero quisiera pedirte perdón. Sé que he hecho muchas cosas que te han lastimado, cosas terribles que no has merecido, pensé más en el absurdo pasado que en mi presente y futuro. Gabriela.... en verdad te amo - ¿cómo es que siempre sabe que decir? Pero esta vez no voy a caer en su juego una vez más, para este entonces ya me he levantado del sillón, él me ve desorientado, yo me río sarcástica.

Odio, Amor y Venganza (Matrimonio A La Fuerza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora