Capítulo 26 (Parte I)

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-Bebé vas a llegar tarde.- susurré para que Lisa se levantara. 

-Cinco minutos más.- balbuceó aferrándose a la almohada. 

-Lalisa son las diez y veinticinco de la mañana, tienes entrevista a las once y aún no te has alistado.- tiré de sus largas piernas, pero aún así ella no se movía de la cama. 

-Estoy muy cansada.- lloriqueó, aferrándose aún más a la almohada. Su respiración se normalizó, por lo que supuse había vuelto a dormirse. 

-¡Manoban!- grité. Lisa se sentó rápidamente en la cama y me observó muy asustada.- Cómo no te encuentre dentro de diez minutos en el comedor... 

-Ya entendí.- se levantó con mucha pereza de la cama y antes de irse a la ducha, depositó un cálido beso en mis labios.- Buenos días para ti también.

-Ya, no seas dramática.- acomodé su cabello y la abracé, ya que aún estaba sonámbula.- Ve a ducharte cariño.- la peligris besó por última vez mis labios y caminó hacia el baño.- Que buena vista.- susurré, pero ella pareció escucharme, ya que rió con mi comentario. Fui directo a la cocina y preparé dos tazas de café, después de todo sabía que Lisa no comería nada. Revisé mi teléfono y recordé que mañana por la noche tendría que ir al departamento de las chicas por Nochebuena, aún no sabía que iba a ponerme y tampoco sabía que iba a regalarle a las chicas.- Supongo que tendré que ir de compras.- susurré. El invierno había llegado y aún con la calefacción encendida, podía sentir el frío colarse por mis huesos. Sabía que en Corea nevaba para estas fechas y eso me encantaba, ya que amo el invierno. 

-¡Amor!- gritó Lisa desde la habitación. Dejé mis galletas a medio comer y corrí hasta ella.- ¿Estás bien?- preguntó al verme jadeante. Llevé mis manos a mi cabeza y parpadeé varias veces, porque en el trayecto me había mareado un poco. 

-¿Tú lo estás?- pregunté preocupada. 

-Sí.- contestó, miré su cuerpo cubierto por la toalla de algodón y no encontré ninguna señal de que algo andaba mal, por lo que pude volver a respirar. 

-Joder, creí que te había pasado algo.- Lisa me miró apenada, para después reírse de mi estado.- No le veo gracia.- miré seriamente a la tailandesa y esta de inmediato dejó de reír. 

-No me mires así.- pidió acercándose a mí, rodeó mi cuello con sus brazos y depositó un beso en mis labios. 

-Amor es tarde.- le recordé separándome de su cuerpo.- Ven, voy a ayudarte con tu vestuario.- Lisa sonrió pícara y se acercó de nuevo a besarme. 

-No traigo nada debajo de esto.- susurró, jugando con el dobladillo de su toalla. 

-Lo sé.- acaricié sus dedos y esta sonrió maliciosa. De un rápido movimiento dejó caer la toalla al suelo, quedando como Dios la trajo al mundo, guió mis manos a sus caderas y se abrazó más a mi cuello. 

-¿Quieres... 

-Me encantaría mi amor, pero se te hace tarde.- la tomé del brazo y me agaché para recoger su toalla, no sin antes dejar un húmedo beso en su vientre. 

-No estás ayudando.- jadeó. Me levanté y miré sus carnosos y apetecibles labios formar una hermosa sonrisa. 

-Vamos.- tiré de su muñeca y nos guié hasta mi guardarropa. Tomé del perchero un Jersey blanco con franjas negras y se lo tendí, junto a sus pantalones negros que dejó unos días atrás.

-No tengo ropa interior.- me recordó una vez tuvo la ropa en sus manos. Revisé entre las cajas de mis bragas y encontré unas que había comprado por si me visitaba mi amiguito.

Para siempre, Mi primer gran amor  (Lisa y tú) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora