Capítulo 11

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-Ya llegó la comida.- gritó Rosé muy alegre, esta salió corriendo como alma que se la lleva el diablo, por lo que sólo vi su silueta pasar frente a mí. Acomodé mi ropa y caminé hacia la sala donde se encontraba Jisoo con su teléfono en manos, al verme me sonrío y me mostró la pantalla del dispositivo.

-Con esto podremos comunicarnos sin ningún problema.- habló el traductor por el altavoz. ¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Jisoo señaló el ícono del micrófono que se encontraba en la pantalla.

-Me parece una estupenda idea.- contesté alegre, el traductor hizo su trabajo y Jisoo asintió. Rosé entró al departamento y rápidamente se deshizo de sus zapatos.

-Ya está aquí.- la rubia comenzó a cantar, mientras se movía al ritmo de su canción. De un momento a otro, dejó de bailar e hizo una expresión de tristeza- Olvidé comprar la cerveza.- un tierno puchero se formó en sus labios, haciéndonos reír a Jisoo y a mi.

-Puedo ir yo.- me ofrecí, ella negó y pensó por unos largos instantes.

-No quiero ni imaginarme la controversia que se formaría si te ve algún fan o Paparazzi.- dijo, dejando las bolsas en la mesita de la sala.

-Puedo decirle a Christian, él no dirá nada.- dije sacando mi teléfono.

-¿Estas segura?- preguntó la rubia.

-Sí, bueno él siempre me consigue lo que quiero sin que la empresa se entere.- conté encogiéndome de hombros.

-Está bien, iré a traer vasos y...- me miró dudosa por unos segundos.- Disculpa por la pregunta pero...- la rubia sonrió nerviosa y miró a Jisoo.- ¿Comes con tenedor o con palitos chinos?- reí ante su pregunta.- Lo siento, pero en todas las veces que hemos salido a comer solo he podido fijarme en la comida.- mi risa aumento más al ver como esta se sonrojaba.

-Ay mi queridísima Rosé.- dije aún riendo.- No tienes por qué disculparte, son cosas que pasan. Aquí entre nos- dije señalándonos- soy un asco comiendo con palitos chinos.- Rosé rió y una suave risa se escuchó a mis espaldas. Al girarme, ví a Jisoo riendo mientras veía la pantalla de su teléfono. Noté que esta escribió algo y de inmediato la voz del traductor se hizo presente en el silencio.

-No olvides que ahora se me facilita todo con esta App.





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-¿Cómo qué no?- pregunté exasperada. Christian estaba acabando con la poca paciencia que tenía.

-Ya me escuchaste, esas niñas no pueden beber.- volvió a repetir.

-Ya no somos unas niñas.- susurró Rosé cruzándose de brazos.

-Por favor.- rogué.

-Ya te dije que no ______.- dijo enojado.

-¡Bien!- grité en el altavoz- Estás despedido.- escuché que reía, lo cual me hizo enfurecer aún más. Las otras dos, abrieron sus ojos a más no poder y me observaron anonadadas por lo que acababa de decir. 

-Es una broma ¿Verdad?- preguntó todavía riendo.

-No.- contesté y sin más colgué.

-¡Hey! Cálmate mujer.- pidió Rosé frotando mi brazo.- Lo decías en broma ¿Verdad?- preguntó dudosa y yo asentí.

-Él volverá a llamar.- aseguré y justo en ese momento mi teléfono volvió a sonar, mostrando el nombre de Christian en la pantalla de este.- ¿Lo ves?- dije, enseñándole la pantalla. Rosé me miró burlona y negó.

Para siempre, Mi primer gran amor  (Lisa y tú) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora