Capítulo 2

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-Danos tu señal cuando estés preparada.- miro con nerviosismo la pequeña cabina en la que me encontraba y sin más asiento. 

Para esta ocasión había preparado una canción que compuse cuando tenía quince años. Mi hermana había dicho que la letra de esta, era sin duda muy profunda y que sobre todo le fascinaba la idea de tener a una hermana tan talentosa como yo.

-Estoy lista.- digo, mientras me pongo los auriculares de diadema sobre mis oídos. Debo confesar que aún con los auriculares puestos, podía escuchar lo pesada que se estaba volviendo mi respiración. Tomo tres bocanadas de aire y me repito continuamente que todo estará bien, antes de dejarme llevar por la suave melodía que se reproducía.



¿Sentiste alguna vez lo que es, tener el corazón roto?
¿Sentiste a los asuntos pendientes volver hasta volverte muy loco?
Si resulta que sí, sí podrás entender lo que me pasa a mí esta noche,
ella no va a volver
Y la pena me empieza a crecer adentro
La moneda cayó por el lado de la soledad y el dolor
Todo lo que termina, termina mal, poco a poco
Y si no termina, se contamina más, y eso se cubre de polvo...


Al terminar me quito lentamente los auriculares y avergonzada seco apresurada las traviesas lágrimas que derramé sin haberme dado cuenta. Erguida camino hacia la puerta de la cabina y al ya encontrarme fuera de esta visualizo frente a mí a mi tío con una gran sonrisa puesta en su rostro, lastimosamente cuando me giro en dirección contraria me encuentro con el frío semblante de aquel hombre canoso.

-Eso ha estado de maravilla.- halaga mi tío mientras que el hombre a su costado solo asiente.

-Tiene mucho potencial, Señorita Fidelli.- trago grueso al escucharlo, mientras trato de procesar sus cortas palabras.- Sin embargo, siento que usted puede darme mucho más.- una vez más asiento nerviosa.

-Puedo cantar otra cosa,  si eso no ha sido de su agrado.- el hombre niega de inmediato, mientras le hace una seña a mi tío para que se acerque a él.

-Quiero que escuche esto.- Richard camina hacia una consola y yo no lograba saber con exactitud para qué era, por lo que supuse que era aquella cosa con la cual se arreglaban los sonidos y la voz de los cantantes.

-Esta, es tu voz sin ningún arreglo y con solo la música de fondo.- dice mi tío apretando una tecla y automáticamente se escuchó mi voz por uno de los altavoces de la habitación. 

A decir verdad, no sonaba nada mal, sin embargo; veo como hace otro tipo de maniobras y pausa la canción.

-Esta, es tu voz con algunos efectos de sonido.- asombrada, cubro mis labios con mis manos al no poder creer lo que estaba escuchando. 

Sin duda alguna, lo que salía por los altavoces parecía ser de una cantante con mucho talento, más no parecía ser mío.

-Veo que no esperaba oír aquello, Señorita.- anonadada miro al hombre y niego, absorta de todo lo que sucedía.- Cómo ya había mencionado, usted tiene mucho potencial. La naturaleza con la que canta es simplemente maravillosa.- mencionó con una gran sonrisa.- Me gustaría trabajar con usted, Señorita Fidelli.

Sin poder creerlo, rompo a llorar. 

Este era mi sueño, aquel que creí perdido.

No podía creer que finalmente se estuviera haciendo realidad. 

Simplemente no lo podía creer.

Con algo de torpeza dirijo uno de mis dedos a mi brazo derecho y  lo aprieto fuertemente, para así saber que no se trataba de un tonto sueño. Gracias al cielo pude sentir dolor, por lo que rápidamente suelto mi agarre  y rompo a llorar aún más fuerte. 

Para siempre, Mi primer gran amor  (Lisa y tú) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora