Capítulo 9

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-¿Entonces la canción tratará sobre un amor imposible?- preguntó Jennie muy asombrada.

-Así es.- confirmó Teddy, quien nos tendía unas hojas. Mi ceño se frunció cuando me percaté de que también había letra en Coreano.- Disculpa, te di la que no era.- Teddy me tendió otra hoja, a lo cual agradecí cuando ví que esta estaba subrayada con amarillo lo que estaba en Coreano.- No está terminada, ya que ustedes también aportarán ideas. Pero sin duda es la base, ya veremos si se hacen ajustes para que quede bien.- dijo y todas asentimos.

En menos de media hora, ya teníamos más del ochenta por ciento listo y las cinco nos sentíamos muy felices de poder trabajar en esto justas.

-Ya está lista.- mencionó Rosé con una gran sonrisa.

-Teddy.- llamó Jennie.

-Espero y le guste.- susurré, a lo cual Lisa asintió. Rosé le tendió la hoja y Teddy de inmediato comenzó a leerla.

-Es buena.- afirmó- Pero necesitamos más que esto.- todas nos miramos entre sí, preguntándonos que era eso que necesitaba. Para nosotras, la letra era más que perfecta.- Sería bueno que modificara algunas cosas, teniendo en cuenta sus ideas claro.- dijo y nosotras asentimos.- Las veré la semana que viene para grabar.

-¿Así sin más?- le pregunté a Rosé muy bajito para que nadie me escuchara.

-Él suele ser así, pero descuida, es muy buena persona.- susurró.




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-Ya no puedo más.- se quejó Rosé, dejándose caer en el tapete.

-¡Vamos!- la animé, sintiendo como mis piernas temblaban por todo el deporte que había hecho. Sin duda los cinco días que había pasado sin ejercitarme, estaba dando como consecuencia dolor muscular.

-No puedo, mis piernas parecen gelatina.- lloriqueó. Me senté en el tapete junto a ella y la miré con detenimiento. Su respiración era entrecortada debido a todo el ejercicio, y sus mejillas estaban muy sonrojadas.

-Aún no hemos terminado.- dije entre risas.

-¿Ah no?- preguntó al borde del llanto.

-No, recién vamos por la mitad.- Rosé me miró sorprendida y fingió estar llorando, lo cual me causó mucha gracia.

-Mañana no podré caminar.- volvió a quejarse la rubia.

-Sólo dolerá los primeros días. Una vez que te acostumbres y veas resultados, sabrás que el dolor sí valió la pena.

-No puedo creer que hagas todo esto. Osea sí, de mirar tu abdomen y tu trasero me dan ganas de seguir, pero mis piernas ya no pueden.- chilló e hizo un tierno puchero.

-¡Hey! tu abdomen no está mal, tu trasero tampoco.- susurré, sonrojándome por lo que acababa de decir.

-¿Qué no está mal? ¿Acaso necesitas lentes? Estoy bien plana, parezco una maldita tabla.- dijo entre risas, logrando que me uniera a ella.

-No pareces una maldita tabla Roseanne.- contesté sin aliento, y negué en desaprobación a lo que aquella rubia había dicho.- Lo poco que Dios te ha dado, te hace ver muy sexi.- ella volvió a reír y negó.

-¿Así que soy sexi?- preguntó burlona.

-Oh por favor, todo el mundo lo dice. Pero no te preocupes, iremos poco a poco con los ejercicios, hasta que logres acostumbrarte.




4 horas después



Habíamos acordado con las chicas, comenzar a enseñarnos mutuamente. Yo les enseñaría Español, mientras que ellas a mí me enseñarían Coreano. Nos habíamos reunido en el departamento que compartían las chicas. Cuando llegué, fui recibida por tres bolas de pelo, tres hermosos seres de cuatro patas: Dalgom, Kuma y Kai, quienes de inmediato se abalanzaron contra mí. Era como un don que tenía, o al menos eso creía, ya que a donde sea que iba y encontraba animales, estos se dejan acariciar por mí. Mi vista recorrió todo el departamento, si bien era cierto, ya había visto en los V-live de las chicas algunas partes de este y a decir verdad, en persona se veía aún más lindo de lo que se veía detrás de esa pantalla.

Para siempre, Mi primer gran amor  (Lisa y tú) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora