-¡Shh! Ya estoy aquí cariño. Ya estoy aquí.- susurró. Lisa me acurrucó entre sus brazos y me meció en la cama, tratando de calmar mi incesante llanto.-No puedo Lili, no puedo soportarlo más.- sollocé contra su pecho. La pelinegra retiró mi cabello de mi rostro y dejó varios besos en mis mejillas húmedas.
-Si puedes mi amor, estoy aquí para ayudarte.- susurró.
-No puedo.- sollocé, rindiéndome entre sus brazos.
Había pasado una semana desde el descenso de mi madre. Una semana muy complicada para todos. Hace un par de días que regresamos de Cancún, y mi hermana y yo estábamos muy destrozadas con todo lo que había pasado. Esparcir los restos de mamá había sido muy doloroso para nosotras, más doloroso había sido salir a contemplar el bello atardecer. En esa triste tarde, Cecilia había comenzado a cantar "No te apartes de mí de Roberto Carlos" una de las canciones favoritas de mamá. Debo reconocer que aquella triste melodía me trasladó a la época en la que mamá cantaba y bailaba con nosotras en la sala, hizo que recordara su hermosa voz al cantar aquella hermosa canción, más aún, recordando que siempre nos la cantaba a Cece y a mí. Mis recuerdos hacían que su partida se viera aún más dolorosa con el pasar de los días, Cecilia a pesar de que se mantenía fuerte ante todos, lloraba en silencio cuando no podía soportarlo más y me partía el alma verla en el mismo estado en el que me encontraba yo. En la noche cuando bajé por un vaso de leche, encontré a mi padre y como siempre él estaba ebrio, pero hubo algo que por unos cortos segundos hizo que una fuerte punzada se clavara en mi corazón. Entre susurros lo escuché llamar a mi madre, la mujer de la que ún día estuvo perdidamente enamorado. Con la poca luminosidad que había en la cocina, noté como lloraba en silencio mientras buscaba consuelo en todas esas botellas de alcohol. Tal vez papá nunca fue el padre cariñoso que deseaba tener, y a pasear de que conmigo era completamente diferente, lo quería, así como él me quería a su manera.
-Ya no llores mi amor.- pidió Lisa con su voz totalmente rota.- Me duele demasiado verte así, no has podido dormir siquiera una hora completa.- levanté mi mirada hacia ella y acaricié sus mejillas, sintiendo que en cualquier momento podría desmayarme.
-No llores por mí Lisa.- pedí limpiando sus mejillas.
-Trato de ser fuerte por ti, pero me desmorono al no saber cómo aliviar el dolor de tu alma.
-Has ayudado demasiado.- susurré y ella negó.
-No mi vida.
-Lo has hecho, me has ayudado tanto amor mío.- susurré, acercándome más a su cuerpo.
-Me preocupas cariño, sé que tu dolor es inmenso. Lo entiendo, pero haré lo posible por que sigas aquí con nosotros.- acercó sus labios a mi frente y depositó un casto beso en esta.
-Tengo mucho miedo Lis.- conecté nuestras miradas y dejé que las lágrimas salieran sin tener control alguno.- Tengo tanto miedo.
-¡Shh! Mientras estés conmigo no lo sentirás.- aseguró y se acomodó mejor en la cama.
-Gracias.- susurré, acercando mis labios temblorosos a los suyos.
-No cariño, no debes agradecerme nada.
-Sí debo.- aseguré.
-Somos una pareja, y las parejas se ayudan en todo momento.
-¿No vas a dejarme sola?- pregunté mirándola temerosa, pero mi temor desapareció cuando unió nuestros labios en un suave y delicado beso, dándome a entender de qué eso jamás pasaría.
-No voy a dejarte sola.- besé por última vez sus labios y escondí mi rostro en su cuello, aferrándome a su cuerpo con todas mis fuerzas, sintiendo como mi novia correspondía aquel abrazo.

ESTÁS LEYENDO
Para siempre, Mi primer gran amor (Lisa y tú) (+18)
FanfictionDe pequeña creía que los cuentos de hadas tenían mucho que ver con la realidad, lástima que cuando aquella etapa culminó y yo fui creciendo, la realidad simplemente me tomó por sorpresa; como si alguien hubiera tenido el atrevimiento de lanzarme un...