Capítulo 28

1.4K 76 89
                                    


-¡Shh! Tranquila, solo fue un sueño.- abracé su cintura lo más fuerte que pude y seguí llorando contra la piel desnuda de su pecho. Aquel sueño había parecido tan real, y me temía que pasara lo peor. 

-Tengo que llamarla, seguro... Seguro mamá está mal...- sollocé. Lisa besó mi frente y retiró con sus dedos las espesas lágrimas de mi rostro. 

-Primero tienes que calmarte cariño.- pidió. 

-No, Lisa. Si le pasa algo a mamá yo... Yo no voy a poder soportarlo, no sabiendo que ella aún no me ha perdonado.- la peligris me atrajo más a su cuerpo y me arrulló de tal manera, que por un momento consiguió calmarme. 

-No va a pasarle nada. Llamaré a tu hermana ¿Está bien?

-Vale.

-Lo haré, pero por favor deja de llorar.- asentí y retiré mis lágrimas lo más rápido que pude, aún sintiendo como más de estas bajaban por mis mejillas. Lisa tomó su teléfono y le marcó a mi hermana, llevó este a su oído y esperó hasta que finalmente Cecilia contestó.- Hola Cecilia... Sí, tu hermana está bien... Yo... Quería preguntar ¿Cómo está tu madre? ¿Todo está en orden?...- miré esperanzada a Lisa porque me dijera que todo estaba bien y su respuesta fue un asentimiento, afirmando lo que quería saber.- Ya veo... Sí bueno, ella tuvo un mal sueño... Sí, sí está bien... Ya está más tranquila... Sí, no te preocupes por eso... Está bien, cuídate... Adiós.- Lisa colgó la llamada y suspiró, dándome una mirada reconfortante.- Ella está bien.- llevó su mano a mi cabello y lo acomodó detrás de mi oreja, teniendo cuidado en todo momento. 

-¿Sí está bien?- Lisa asintió y juro que en ese momento pude volver a respirar. Desde antes de que regresara a Corea, había estado teniendo ese tipo de sueños y en todos ellos mamá se despedía de mí de diferentes formas, pero siempre terminaba muriendo.- ¡Gracias a Dios! ¿Qué más te dijo?- pregunté interesada. 

-Dice que el Doctor ha adelantado el otro tratamiento, pero que está bien.

-¿El otro tratamiento? Entonces quiere decir que... 

-Cálmate cariño, sabemos las consecuencias que tiene el otro tratamiento, pero es necesario hacérselo a tu madre. Tu madre es una mujer valiente y estoy segurísima de que ella va a luchar a capa y espada para superar esta horrible enfermedad.

-Tengo tanto miedo de que no resulte.- dije volviendo a llorar.

-Va a resultar, ya verás que sí.- Lisa me atrajo a su cuerpo y me dió un fuerte abrazo, teniendo las esperanzas de que así pudiera calmarme. Y ahí recostada en su pecho lloré una vez más, dejando salir todo lo que tenía retenido en mi pecho. Lisa comenzó a tararear una canción para que pudiera dormir, pero dormir era lo que menos quería hacer en ese momento. Mis lágrimas rodaban por el pecho de mi novia, pero a ella no parecía importarle aquello, ella lo único que quería era calmarme. Vagos recuerdos de mi infancia llegaron a mi mente, recuerdos que ahora eran solo eso, unos hermosos recuerdos. Mamá acariciaba mi cabeza mientras cantaba una hermosa melodía, después de todo, ella quería calmar a aquella niña que lloraba desconsoladamente en su pecho. Recuerdo que de pequeña le temía a la oscuridad y casi siempre dormía con mamá o con Cecilia, con ellas me sentía a salvo de que aquel monstruo de mi armario pudiese comerme. Mi miedo aumentó en una noche fría y lluviosa, en la que los rayos y truenos se hicieron presentes en las solitarias calles de Dallas, y gracias a esa tormenta, nos quedamos en absoluta oscuridad. Recuerdo haber corrido a la habitación de mi madre en cuanto escuché el primer estruendo, mamá me acurrucó contra su pecho mientras reía por aquello, tenía tanto miedo, que incluso pensé que esa sería la última noche en la que nosotras viviríamos. Mamá se encargó de calmar mi llanto, contándome bellos cuentos y cantando diferentes melodías. Sin duda mi madre tenía una hermosa voz. Mi madre era mi lugar favorito en todo el mundo, creía que mientras estaba en sus brazos ningún monstruo podría llevarme. Aún recuerdo cuando preparaba chocolate caliente y sus exquisitas galletas con chispas de chocolate, y nos acurrucaba a mi hermana y a mí en su cama, para después contarnos un sinfín de cuentos. Haría cualquier cosa con tal de volver a vivir todo aquello que en su momento nos hizo feliz. 

Para siempre, Mi primer gran amor  (Lisa y tú) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora