Capitulo 4

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P.O.V. Ludmila:

Me desperté temprano aquella mañana, al igual que el resto de los días, para poder ir al Studio. Hice la rutina de todos los días: tomé una ducha, me vestí y desayuné algo rápido para poder dejar temprano la casa.

Estaba abriendo la puerta principal para irme, cuando siento que me toman bruscamente de la muñeca, haciendo que pierda el equilibrio y que casi caiga al piso.

—¡Ludmila!— gritó mi mamá, haciendome estremecer— ¡¿A dónde te crees que vas?!— dijo mientras cerraba la puerta detrás mio.

—Mamá, por favor tranquilizate, estas muy sobresaltada— dije tratando de calmarla. La verdad es que me daba mucho miedo. No podía creer cuanto había cambiado desde que papá nos dejó.

—¡¿Cómo queres que me calme, Ludmila?! Vos me pones así. Vos no vas a ir a ningún lado— dijo mientras me apuntaba con el dedo.

—¡Basta mamá! Por favor dejame hacer lo que me gusta, no me quites todo lo que quiero— le rogué, intentando suavizarla.

—Vos me has quitado todo lo que quería, Ludmila. Por tu culpa yo soy así— escupió severamente.

—Mamá entendé que nada de esto es mi culpa. ¡No es culpa de nadie! ¡De una vez por todas entendé que todo fue un maldito accidente!— le grité de la misma forma que ella había hecho conmigo minutos antes. Dicho esto salí de mi casa dando un fuerte portazo.

Comencé a correr. Sentía como las lagrimas caían por mis mejillas sin pedir permiso. Eran lágrimas de bronca, impotencia y, por sobre todo, mucho dolor. Me lastimaba muchísimo que mi mamá me hablara así, como si ella fuera la única que sufrió con la muerte de papá. Corría y corría por las calles de Buenos Aires, esquivando algunos autos que me tocaban bocina por no tener cuidado al cruzar la calle, hasta que por fin llegué al Studio. Entré corriendo y lo primero que hice fue saltar a sus brazos, sin siquiera saludarlo. No tengo idea por qué acudí a él, pero lo único que sé es que, en ese momento, necesitaba un abrazo suyo.

P.O.V. Federico:

Estaba con mis amigos en el Studio, esperando a que comience la primer clase del día, cuando siento que alguien se tira en mis brazos. Me di cuenta que era Ludmila, e instintivamente correspondí el abrazo. No sabía por que razón estaba así, pero sabía que las palabras sobraban en ese momento, por lo que me limité e acariciar su cabellera rubia. Estuvimos así durante unos segundos, cuando ella decidió separarse de mi.

—Em, perdón, yo solo...— no terminó la oración.

—Hey, no me pidas perdón— dije mientras le secaba las lágrimas que caían por sus mejillas— ¿Por qué estas así?

—Nada, yo solo... Gracias, necesitaba un abrazo— me sonrió y se alejó de mí. Por primera vez desde que la conocía, me había sonreido de forma sincera, y tengo que admitir que tiene una bella sonrisa. No quise llamarla, no era el momento adecuado. Tal vez luego hablaría con ella. 

**

Las clases en el Studio ya habían terminado. Estaba esperando a Ludmila para ensayar la coreografía y comenzar con el tema en dúo, cuando me crucé con Pablo.

—Pablo, quería decirte que si voy a cantar el tema en dúo en el show de fin de año— dije sonriente—. Lo voy a cantar con Ludmila.

—Bueno, me parece muy bien— dijo algro sorprendido— me alegra que te puedas acercar a Ludmila, porque ella es una chica bastante cerrada y esto le puede hacer muy bien— agregó con una sonrisa en el rostro. Yo asentí con la cabeza.

—Una pregunta, ¿no la has visto por acá? Habíamos quedado en juntarnos para ensayar— dije algo extrañado.

—No, no la he visto.

—Bueno, gracias Pablo. Voy a seguir buscandola— dije despidiendome de él.

—Después quiero escuchar el tema— me dijo antes de ir. Asentí entusiasmado y seguí buscando a Ludmila.

De repente sentí una melodía proveniente del salón de música. Definitivamente era ella, esa voz angelical la delataba. Decidí entrar al salón, y ella paró de cantar.

—No me canso de decir que me encanta escucharte cantar— dije sincero.

—Gracias Fede— sonrió.

—Mira, Ludmila, yo te quería pedir perdón por como me porté con vos estos días— dije mientras me rascaba la nuca, algo nervioso— no empezamos de la mejor manera— reí.

—Sí, tenes razón. Yo tampoco fui muy amigable.

—Entonces... ¿todo bien?

—Todo bien— sonrió.

—Bueno, quería que empezaramos a ver el tema que vamos a cantar en el show final. Yo estoy componiendo un tema en italiano, se llama “Ti credo”, si queres te lo muestro.

Ella asintió. Tomé mi guitarra y comencé a cantar el estribillo de la canción.

~ E la terra puó essere il cielo 

  È vero, È vero

 Se mi abbracci non ho piú paura

 Di amarti, davero

E lo leggo nei tuoi occhi

Ti credo, Ti credo ~

Terminé de cantar y ella me aplaudió.

—Me encanta, es muy bonito— dijo sonriendo—. Yo creo que tenemos que cantar ese tema.

—¿Te parece?— dije orgulloso.

—Claro que sí.

Nos quedamos callados durante unos minutos. Era un silencio incómodo, por lo que decidí romperlo.

—Ludmila, ¿por que llorabas cuando llegaste?

—Eh, nada Federico, no era nada— dijo nerviosa.

—Hey, yo solo quiero acercarme a vos, podría ayudarte— dije tomando su mano. Ella la  sacó bruscmente.

—Yo no necesito tu ayuda, Federico. Ya te he dicho que yo no necesito amigos, y nosotros no lo somos. Yo solo quiero llevarme bien con vos para poder hacer este proyecto y punto.— Y ahí volvió la Ludmila que todos conocen. Bufé enojado.

—¿Vamos a volver a pelear?

—No, solo te digo que no quiero que me molestes más.

 —¿Te das cuenta que con vos no se puede hablar? Deja, anda a desahogarte con alguno de tus peluches, pero a mi no me volvas a abrazar. 

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Adhjsdjhknsaojncd UN PASO PARA DELANTE Y TRES PARA ATRAS!!

Bueeeeeeno, espero que les guste el capítulo. Muchas muchas gracias por sus votos y comentarios, en serio gracias :)

Los quiero mucho, mañana subiré otro capitulo, un beso :)

Una Dulce Apuesta (Fedemila)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora