Capitulo 9

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P.O.V. Ludmila:

Una semana ha pasado desde que le conté todo a Federico. Y, bueno, una semana desde que me besó por primera vez. No sabía exactamente qué eramos, pero siempre estaba conmigo e intentaba alegrarme y sacarme una sonrisa. Y tambien me robaba algunos besos de vez en cuando. Me gustaba tener esa relación con él. No me había dado cuanta de lo mucho que necesitaba hablar de lo sucedido con alguien, además de con mi abuela. No me había dado cuenta hasta ahora de lo mucho que necesitaba a un amigo. 

Últimamente no me cruzaba mucho con mi mamá. Ella casi no pasaba tiempo en casa, y yo tambien intentaba evitar malos encuentros. No sabía qué era de su vida, pero prefería eso antes que sus retos y sus gritos.

Me encontraba caminando dirección al Studio, cuando siento que me toman del brazo, deteniéndome. Me alegré interiormente pensando que podía ser Federico, pero me sorprendí al encontrarme con Camila. 

—Hola... ¿Camila, no es verdad?

—Ay, Ludmilita, no te hagas porque sabes muy bien quien soy— dijo sonriendo falsamente— Solo quiero decirte que te alejes de Federico, él es mío y nunca estaría con alguien como vos.

—¿Pero de qué hablas, nena? Federico solo es mi amigo— dije mientiendo un poco.

—Él te verá a vos como una amiga, pero yo sé que vos sentís algo más por él. Ay por favor, ¡es Federico! Cualquier chica cae a sus pies. Pero bueno, yo solo vengo a decirte que es mío y que lo dejes tranquilo. ¡Chau, Ludmi!— dijo lo más falsamente posible. 

Bufé enojada, odio a la gente así. Intenté olvidar todo lo que me dijo la pelirroja y seguí caminando al Studio. Cuando llegué noté que todos estaban en el salón de música. Entré y me di cuenta que la boyband se estaba preparando para tocar algún tema. Federico, al verme, me sonrió y me saludó con la mano. Yo le sonreí en respuesta. Saludé a algunos de mis compañeros y me acomodé para escuchar a los chicos. 

P.O.V. Federico:


Acomodamos los instrumentos con Maxi para tocar con la banda. Era la primer clase de la mañana y casi todos los alumnos se encontraban en el salón, esperando a que tocáramos. Me extrañaba que Ludmila no llegara, pero me tranquilicé al verla cruzar la puerta con una sonrisa. Nos ubicamos cada uno es su posición y comenzamos a tocar los acordes de una canción que veníamos componiendo hace poco con los chicos. 

"Me miras me sonries

Luego ni hola me dices
No entiendo si es un juego
Ahora si voy tras de ti

Blanco ahora luego es negro
Soy malo despues bueno
Si sigues enloquesco
Pues no entiendo

¿Frío o calor?
¿Me quieres o no?
Yo sé que en verdad te gusto yo Canté esa parte sonriendo y mirando a Ludmila. 

Porque no aceptar
Te sientes igual
Ven no seas tan timida

Sólo quiero

Tomar tu mano
Estar a tu lado
Oh, oh, oh darte un beso
Ser tu Romeo

Rompamos el hielo
Yo sólo quiero
Oh, oh, oh que tu seas
Mi princesa Dije señalando a Ludmila, quien no dejaba de sonreír. Todos aplaudieron y yo le lancé un beso en el aire.

P.O.V. Ludmila:

Federico no paró de mirarme en toda la canción, como si estuviera dedicándomela a mí. Yo no podía apartar mi mirada de él, sentía como si estuvieramos solos en el salón. Terminó la canción señalándome y largándome un beso, y eso fue lo que acabó derritiéndome. Pablo los felicitó y les dio unas indicaciones, y luego nos dejaron salir a tomar un descanso.

—¿Te gustó la canción Ludmila?— me dijo Federico mientras me abrazaba de la cintura.

—Sí, me encantó, es muy linda.

—¿Sabes? No podía dejar de pensar en vos mientras la cantaba.

¿Cómo mierda podía ser tan tierno? Nos empezamos a acercar, hasta que el timbre del Studio sonó, interrumpiéndonos.

—Quiero hablar con vos cuando terminen las clases, ¿puede ser?— me dijo tiernamente. 

Yo asentí y él sonrió. Me dio un corto beso en los labios y se fue, ya que teníamos clases diferentes. Sonreí enamoradiza y me fui a mi siguiente clase.

P.O.V. Federico:

Dejé a Ludmila y me topé con León.

—Salió bien el ensayo, ¿no?

—Sí, salió bien— dije sin mucho interés.

—Eh, amigo, ¿cómo vas con Ludmila?

—Bien, voy a pedirle que sea mi novia— dije con un sentimiento de culpa en mi interior. León rió.

—¿Quién iba a decir que hasta la chica más difícil del Studio iba a caer ante el gran Federico Pasquarelli?— dijo mientras me chocaba la mano, felicitándome. Yo lo hice algo desganado.

—León, no sé si está bien lo que estamos haciendo.

—¿No pensarás rendirte ahora, no cierto?— dijo sorprendido— Federico, estás a punto de lograrlo, ¿ahora vas a dejar la apuesta?

Yo lo miré y no le contesté.

—Como quieras— continuó— por mi mejor, así me gano tu guitarra— dijo orgulloso. La guitarra era lo que menos me importaba en ese momento.

—Es que, Ludmila es diferente, ella es...

—Ludmila es una chica como todas las demás— me interrumpió— ¿Me vas a empezar con ese cuento ahora? ¿Desde cuándo sentís culpa o lástima por una chica?— Se quedó mirándome unos minutos, y al ver que no respondía agregó— Pensalo amigo, pero no vale la pena.

Me quedé pensando en lo que León me dijo, y tenía razón. No podía abandonar y mucho menos cambiar por una chica. Debo sentir lástima por Ludmila por todo lo que me contó. Sí, eso debe ser.


**

Tocó el timbre. Estaba esperando a Ludmila en la puerta ya que habíamos quedado para hablar a la salida del Studio. Cuando la vi la tomé de la cintura y le planté un beso en los labios. Amaba besarla, era como mi adicción. Ella me sonrió y yo entrelacé nuestras manos.

—¿Nos vamos?— le pregunté. Ella asintió y yo comencé a caminar.

Ibamos en silencio, pero no era para nada incómodo. Notaba las miradas de los hombres sobre ella, y eso me molestaba. Me molestaba mucho. ¿Qué no se daban cuenta que venía conmigo? La miré a ella e iba concentrada en sus pensamientos. Ludmila es tan sencilla, tan inocente tan... Tan ella. Ni siquiera se daba cuenta de cuanto atraía a la población masculina. Llegamos a una plazita a la que siempre solía acudir a pensar, y decidí que ese era el lugar perfecto para charlar.

—Ludmila, yo...— comencé algo nervioso, rascando mi nuca.

—Vos... — me animó ella a continuar. La miré y le sonreí.

—Ludmila, me gustas desde la primera vez que te vi, desde aquel día en que volví al Studio— Y no era mentira, ella me pareció muy linda siempre—Sos hermosa, Ludmila. Sos alegre, sencilla.... Sos especial— dije mientras tomaba su rostro entre mis manos—Es por eso que quiero cuidarte. Quiero estar a tu lado, protegerte y que seas solo mía— dije y un sentimiento de culpa recorrió todo mi cuerpo—Ludmila, ¿te gustaría ser mi novia?

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Holaaaaaaaaaaa!! Mmmm casi se me arrepiente el italiano cheeee

Perdoooooon, ya se que me demoré muuuuucho y que ayer no pude subir, pasa que tuve unos problemas y bueno hoy me fui a ver el sudamericano de voley y bueeeee, la vidaaaaa!

Gracias gracias graciaaaas por sus votos, sus comentarios, sus mensajes... POR TODO! Eso es lo que me anima a seguir la historia...

Bueno, espero que les guste. Las quiero mucho, besossss :)

Una Dulce Apuesta (Fedemila)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora