Capitulo 14

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P.O.V. Ludmila:

—Federico, no encuentro las palomitas— me quejé por quinta vez en los últimos tres minutos.

Era domingo, y Federico me había invitado a su departamento para pasar la tarde juntos. Nos encontrábamos por ver una película, pero obviamente no podíamos ver una película sin palomitas. El problema era que yo no las encontraba, y el vago de Federico no quería pararse a ayudarme.

—Están en el tercer cajón, Ludmila— me respondió exactamente igual que hace dos minutos. 

—No las encuentro— grité desde la cocina. Él bufó y sentí sus pasos venir a la cocina. ¡Había podido levantar a la bestia!

Se dirigió al tercer cajón y notó que no estaban. Luego abrió el de arriba y allí las encontró.

—Ah, estaban en el segundo— dijo divertido, pasándomelas.

—Ay, pero que chistoso que sos— dije sárcastica.—Vos andá, yo ya llevó las palomitas.

Cinco minutos después y el olor de palomitas ya inundaba toda la cocina. Las coloqué en un recipiente y las llevé a la sala. Me senté al lado de Federico.

—¿Qué vamos a ver?— pregunté curiosa.

—No sé.

—Elegí vos.

—Bueno, a mi me gustaría...— no lo dejé terminar.

—¡Titanic! ¡Yo quiero ver Titanic!— Él suspiró y yo puse la película. 

**

—¡No puedo creer que termine así! ¡Pobre Jack! ¡Él no tenía que morir!— Pracricamente gritaba desde el pecho de Federico, mientras se me escapaban algunas lágrimas.

—¿No habías visto esta película antes?— Me preguntó él, algo sorprendido.

—Sí, esta es la séptima vez que la veo, pero nunca voy a aceptar este cruel final— le repondí mientras me secaba las lágrimas que caían por mis mejillas.

—Bueno amor, pero es una película.  Solo es ficción— dijo mientras me abrazaba. Yo lo miré mal y me separé bruscamente de él.

—¡Para vos será solo ficción! ¡Machista insensible y sin sentimientos!— Grité y le tiré todos los pochoclos que nos habían sobrado en la cabeza.

—¡No lo puedo creer! ¿Así que con esas estamos?— dijo mirándome amenazadoramente. Yo lo miré algo asustada—¡Ahora vas a ver!

Me tomó de la cintura y nos caímos al sillón los dos, él arriba mío. Me sonrió vilmente y comenzó a hacerme cosquillas. 

—¡No, Federico! ¡Cosquillas no! ¡Por favor!— dije entre medio de la risa.

Maldito, sabía que lo que mas odiaba eran las cosquillas.

—No voy a parar hasta que me pidas perdón.

—Pe...per— No podía hablar, me faltaba el aire y no podía parar de reír.

—¿Cómo? No te escucho— dijo haciéndome aún más cosquillas.

—¡Perdón!— dije como pude y él paró. Me dolía la panza de tanto reírme—Sos un tonto— dije haciéndome la enojada.

—Pero soy tu tonto favorito, ¿no?— me dijo y yo le sonreí.

Me tomó del cuello y me besó. No era desesperado ni nada de eso. Era lenton y tierno, como queriendo demostrar cuanto me quería. Me separé de él por la falta de aire y le sonreí.

—Vamos, tenemos que ordenar todo el desastre— dije levantándome del sillón.

—¿Tenemos?— preguntó divertido. Bonito, pensaba que iba a hacer todo yo.

—No arruines el momento, Pasquarelli.— Sin más remedio, se levantó a ayudarme y, en tan solo cinco minutos, la sala brillaba como nunca antes.

—¿Qué queres que hagamos?— Me preguntó mientras se acostaba en uno de los sillones. Yo hice lo mismo que él y me acosté a su lado. 

—Mmm... ¡Ya sé! Juguemos al juego de las diez preguntas— dije emocionada, parecía una nena.

—¿Y eso qué es?— preguntó algo confunfido.

—Ay Federico, ¿nunca has jugado al juego de las diez preguntas?

—Em, no, soy un chico Ludmila. No juego a esas cosas— dijo como si fuera algo obvio. Yo bufé.

—Bueno se juega asÍ: yo te hago una pregunta, vos respondes y después vos me haces una a mí. Así hasta llegar a las diez preguntas.

—Bueno, empezá vos.

—No, empezá vos porque yo propuse el juego.

—Bueno, ¿cuánto me queres?

—Ay Federico, que pregunta tonta— me miró mal—Preguntá algo más interesante.

—Mmm, ¿a qué edad fue tu primer beso?

—A los quince. Me toca, ¿a qué edad, ya sabes, perdiste tu virginidad?— pregunté algo tímida.

—¿Cómo sabes que no soy virgen?— preguntó indignado. Yo bufé en respuesta.

—Federico, no te hagas el santito, ¡te has acostado con más de la mitad del Studio! A parte ahora la que pregunta soy yo, vos solo respondé.

—A los doce— dijo divertido. Yo lo miré sorprendida. 

—¡¿Qué?! ¡Sos un asqueroso pervertido! ¡Yo a esa edad todavía jugaba con las muñecas!— Grité y él largo una carcajada— ¿De qué te reis? No me parece chistoso— agregué enojada.

—Te estoy jodiendo, Ludmila. No fue a los doce, fue a los diecisiete— dijo y yo suspiré aliviada. 

Y así pasamos toda la tarde: riendo, jugando y besándonos. Me encantaba estar con él, el tiempo se me pasaba volando y me olvidaba de absolutamente todos mis problemas. 

Cuando se hicieron las diez de la noche decidí que ya era hora de volver a casa. Él insistió en acompañarme, pero yo me negué, ya que quería estar un rato sola, para pensar. No quiso insistirme más ya que sabía que me iba a molestar, por lo que se despidió de mi y me dejó ir, no sin antes decirme que le mande un mensaje o le llame cuando llegue a casa. Le di un beso corto en los labios y comencé a caminar las pocas cuadras que habían hasta mi casa.

Sinceramente había pasado una tarde increíble. Hace mucho que no la pasaba tan bien. Yo había cambiado mucho desde el accidente de mi papá, y no dejaba que nadie se acercara a mi. No quería tener amigos, no quería volver a sufrir por alguien. Hasta que llegó Federico a mi vida, con su fama de chico engreído y mujeriego, y cambió todo... Con él había sido todo tan diferente. ¿Que si lo quería? Obvio que lo quería, lo quería y mucho. Él había hecho que vuelva a sonreír y a divertirme, como lo hacía antes. 

Estaba tan concentrada pensando en Fede, que me asusté cuando mi celular vibró, avisándome que me había llegado un nuevo mensaje. Era de un número desconocido, por lo que lo abrí algo extrañada y comencé a leer. 

" Ay Ludmilita, Ludmilita... Te mando esto para que veas que Federico no es el príncipe azul que vos crees. ¿Pensaste que lo ibas a poder cambiar? Ja ja Federico es un mujeriego, y vos no sos más que otra tonta es su lista."

Debajo de esto había un video. Lo abrí, algo confunsa, y las lágrimas no tardaron en llegar.

No podía creer lo que estaba viendo. 

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Holaaaa! Cómo andan?

Espero que les guste este nuevo capítulo.

Mmm ¿qué saldrá en el video? Es algo obvio, pero bueno, igual las quería dejar con las intriga.

Muuchas gracias por sus votos, sus comentarios y sus mensajes! En serio gracias, es un gran apoyo para poder seguir esta novela.

Gracias por leer, apenas pueda subo otro capítulo. Un beso grande :)

Una Dulce Apuesta (Fedemila)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora