Capitulo 2

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-¡Y el profe dice que soy muy bueno! Y se puso a cant...- gritaba mi hijo, dando vueltas alrededor de la mesa del departamento. Sin querer perdía el hilo de lo que me estaba diciendo; estaba muy concentrada en el mucho trabajo que tenía para el siguiente día.

-¡Mamá!- Me llamó enojado al darse cuenta de que no le estaba prestando mucha atención.

-¿Qué pasó?- Dije dispersa, mirándolo a los ojos.

-No me estás escuchando- murmuró Benjamín.

-Perdón hijo, estoy muy concentrada con todo este trabajo, pero estoy muy feliz de que te haya ido bien hoy. Sabía que iba a ser así, si sos el mejor- le dije con una sonrisa sincera.

Él me sonrió, me dio un beso en la mejilla y se fue a su habitación a jugar.

Suspiré. Miré la hora. Las cuatro de la tarde. Tenía exactamente cuatro horas para trabajar, arreglarme y arreglar a mi hijo para la dichosa cena con mi amiga y su novio.

Volví a suspirar y me puse a trabajar.

**

La tarde se me había pasado volando. Pasadas las ocho, me encontraba con mi hijo en frente de la puerta de la casa de Mica, llamando para que nos abra. Y luego de unos minutos lo hicieron.

-¡Profeeee!- Gritó mi hijo y se tiró en los brazos del muchacho.

Esto tiene que ser una jodida broma.


P.O.V. FEDERICO:

Tan solo no podía creer lo que estaba viendo. Mi boca literalmente estaba abierta hasta el piso.

Benja, el pequeño que había comenzado hoy el instituto, me estaba abrazando, pero yo no podía reaccionar.

¡¿Y cómo iba a hacerlo si tenía a la mismísima Ludmila Ferro en frente mío?!

Después de todos estos años, después de tanto buscarla, finalmente la tenía en frente mío. Y no era un sueño ni un jodido pensamiento, realmente era ella frente a mis ojos.

Ninguno de los dos decía nada, ninguno de los dos reaccionaba. Benja nos miraba extrañado, sin saber que estaba pasando.

-¿Llegó Ludmi?- La voz de Mica me despertó de mi pequeño trance, haciendo que regrese a la maldita realidad.

-Eh, sí- dije algo incómodo, corriéndome de la puerta y mirando al piso.

Micaela saludó a Ludmila y a su hijo, y los invitó a entrar. La cara de Ludmila de incredibilidad era aún peor que la mía.

-Bueno, Lean, ella es Ludmi, la mamá de Benja. Ludmi, él es Lean, mi novio- dijo abrazando fuertemente mi brazo.

"La mamá de Benja" Mierda, eso sí que me había tomado por sorpresa. ¿Ludmila mamá?

-Em, sí, ya nos conocemos.- Dije más incómodo todavía.

-¿Lean?- Dijo Ludmi, enarcando una de sus delgadas cejas. Me puse rojo de la vergüenza.

Si hay algo que odio con toda mi alma es que Micaela me llame por mi primer nombre, Leandro. Lo odio, nadie me llama así, y aunque ella lo sabe, igual lo hace.

Mica rió ante la pregunta de la rubia.

-Si, me gusta llamarlo por su primer nombre. Desde que nos conocimos lo hago, aunque a él no le gusta mucho que digamos- dijo para hacerla reír, pero lo único que pudo sacar de ella fue una sonrisa falsa. Muy falsa, como las típicas suyas.

Esas que tanto extrañaba, a decir verdad.

-Mi amor- me llamó mi novia. Al parecer había me había quedado bastante rato pensando en la rubia, que ni noté cuando me hablaron.

Una Dulce Apuesta (Fedemila)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora