Capitulo 22

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P.O.V. Federico:


Lunes. Lunes de nuevo. En todo el fin de semana no había vuelto a hablar con Ludmila. No sabía cómo estaba, dónde estaba, si había hablado o no con su madre... Nada. Y todo porque me sentía culpable, culpable por ir a ver a Bárbara, aunque al final no tuvimos nada más que esos besos, me sentía culpable. Y es por eso que estaba furioso conmigo mismo. La culpa: uno de los sentimientos que había comenzado a experimentar desde que conocí a Ludmila. Antes no me importaba lastimar a una chica, y ahora... Ahora resulta que siento culpa. 

Caminaba tranquilo hacia el Studio, intentando sacar de mi mente esos estúpidos pensamientos, hasta que al fin llegué. Apenas entré me encontré con León. Genial. Lo que menos quería en ese momento era que empezara con sus sermones de tipo maduro, por lo que solo lo ignoré. Entré al salón de música, sin saludar ni hablar con nadie, y me senté a esperar a que comenzaran las clases.

**

Pasaban las horas, y Ludmila no llegaba. Una hora, dos horas, tres, cuatro... Y ella nunca llegó. Estaba nervioso, asustado y enojado conmigo mismo. No había hablado con ella en todo el fin de semana, cuando ella peor se sentía y más me necesitaba a su lado, y encima ahora no venía al Studio. Estaba muy preocupado, Ludmila nunca faltaba, lo que más le gustaba era el Studio, ya que acá podía olvidarse de todos sus problemas aunque sea por un par de horas. Necesitaba verla ahora.

Apenas sonó el timbre de salida, corrí fuera del Studio en dirección a la casa de la abuela de Ludmila. Le llamé al celular un par de veces, pero siempre saltaba el contestador. Llegué y toqué repetidas veces la puerta, bastante impaciente. Esperé unos minutos, que parecieron largas horas en mi cabeza, hasta que al fin me abrieron la puerta. Y ahí se encontraba, en frente mío, Ludmila. Estaba mal, muy mal, tal y como lo había imaginado. Tenía el maquillaje corrido por toda la cara, los ojos rojos e hinchados, dando a entender que había estado un buen tiempo llorando, y hasta algunas lágrimas cayendo por sus rosadas mejillas. Esa imagen me partió el alma. 

Sin decirme nada se tiró en mis brazos, llorando sobre mi pecho. Instintivamente le correspondí el abrazo, mientras besaba repetidamente su cabello y le susurraba cosas al oído para que se tranquilizara. Podría haber estado toda mi maldita vida así, abrazando a Ludmila, pero después de unos minutos, ella se separó de mí. Le acaricié la mejilla, secando sus lágrimas. Ella tomó mi mano y la entrelazó con la suya, caminando así hacia su habitación.

Entramos y cerré la puerta. Ella se dio vuelta y me volvió al abrazar, pero esta vez fue más corto.

—Perdón, ensucié tu remera— dijo señalándola, mientras se secaba las lágrimas. 

Maldita sea, esa era mi remera favorita. Hice un gesto como si no importara, y ambos nos sentamos en la cama.

—Contame, ¿que ha pasado?— Dije tranquilo, lo más tierno posible. 

Ludmila estuvo unos minutos en silencio, mirando hacia un punto fijo en su habitación, sin responderme. Por un momento me asusté, pero luego soltó un largo suspiro y comenzó a hablar.

—Mi abuela...— dijo y volvió a callar.

—Tu abuela...— solté para que siguiera hablando. No quería apurarla, pero es que se me acababa la paciencia.

—Ella... Y-yo le conté l-lo que mi mamá me hizo— tibuteó, muy nerviosa—Mi abuela la denunció, sin decirme nada, y ahora está presa— agregó y se largó a llorar. Yo la abracé fuertemente, para consolarla.

—Tranquila, mi amor— susurré suavemente en su oído, pero su llanto no cesaba.

—Es mi mamá, Fede, a pesar de todo es mi mamá— sollozó mucho más fuerte aún.

La verdad es que yo la entendía, porque a fin de cuentas era su madre de quien estábamos a hablando, aquella mujer que siempre estuvo en su vida, que la cuidó y la alimentó, y sabía que era muy duro y difícil para ella toda esta situación. Pero también entendía a su abuela, su preocupación por Ludmila era muy grande, y debo admitir que me sentí mucho más tranquilo al enterarme de que Priscila no la volvería a lastimar una vez más.

Me separé de ella y tomé su cara entre mis manos, acercándola a mí.

—Hey, princesa, escuchame— dije suave y ella sólo me miró—Yo sé que para vos es muy duro todo esto, pero es lo correcto. Tu abuela tiene mucho miedo por vos, no la culpes. Lo que hizo Piscila estuvo muy mal, y ella necesita ayuda. Todo va a estar bien, te lo prometo— ella asintió y yo le di un suave beso en sus labios. Era un beso muy dulce y tierno. Mis labios acariciaban los suyos, llenando todo mi cuerpo de una sensación que hace mucho tiempo no sentía. Me separé de ella y la abracé con todas mis fuerzas.

—Te quiero— me dijo en el oído. Una sonrisa inconsciente apareció en mi cara al escuchar esas palabras.

—Yo tambien te quiero— le respondí suavemente en el oído.

Y así pasamos toda la tarde, abrazados en su cama, mientras veíamos tele o charlábamos sobre cualquier cosa. Yo trataba de animarla, de hacerla reír. Trataba de hacer que se olvide de todos sus problemas. Yo me sentía feliz, me sentía tan... Tan completo a su lado.

Y ahí fue cuando recordé las palabras de León, y el miedo recorrió todo mi cuerpo. No estaba listo para enamorarme de nuevo, aunque ya era demasiado tarde. Sentí mis músculos tensarse, y al parecer Ludmila también lo sintió.

—Mi amor, ¿estás bien?— me preguntó mirándome.

—Eh, y-yo si, estoy bien— dije algo nervioso, sin poder mirarla a la cara.

Definitivamente no voy a poder con esto. Tengo que ganar la apuesta y demostrarle a León que soy el mismo de siempre, y que ninguna chica me puede cambiar, y menos Ludmila.

—Ludmila, yo tengo algo para vos— dije mirándola bastante nervioso.—Es una sorpresa que te voy a dar el sábado. No pensaba decírtelo ahora, pero bueno, es para que no tengas otro planes.

Ella me miró sonriente y yo no pude evitar sentirme mal.

No me importa más nada. Voy a ganar esa puesta el sábado, cueste lo que cueste. 

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Holaaaa! Como andan? Acá un nuevo capitulo, que espero que les guste. Yo se que es un poco aburrido, pero les prometo que los proximos van a estar mucho mejores en serio :)

Nada, que decirles? Gracias, gracias por su apoyo, son las mejores! En serio les agradezco cada voto, cada comentario, cada mensaje... Me animan muchisimo! Asi que porfa no dejen de hacerlo ;)

Las quiero, les mando un beso enorme!

Una Dulce Apuesta (Fedemila)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora