P.O.V. Ludmia:
Caminaba tranquilamente por las calles de Buenos Aires a las ocho de la mañana en dirección al Studio, cuando el sonido de mi celular interrumpió mis pensamientos, avisándome que un nuevo mensaje había llegado. Tomé el celular y lo abrí.
“Recuerda que hoy me enseñarás la coreografía, preciosa. No lo olvides.
-El amor de tu vida Xx”
Cerré el mensaje y reí burlescamente. Era obvio que era Federico, pero ni en sus más dulces sueños él era el amor de mi vida. Y a este paso, estaba muy lejos de serlo.
Seguí caminando pero esta vez con los audífonos puestos, escuchando algo de música, y luego de unos diez minutos más o menos había llegado al Studio. Entré al colorido edificio y, sin saludar a nadie, me adentré en el salón de música, esperando el comienzo de mi primera clase del día.
**
El fuerte sonido del timbre retumbó en los pasillos del Studio, indicando el final de las clases. Todo había transcurrido normalmente: ensayamos para el show final, hablamos con Pablo para que nos diera algunas correcciones y Federico no despegó la mirada de mí en toda la mañana. En fin, nada nuevo.
Estaba buscando a Federico en los pasillos del Studio, cuando siento que me toman de la muñeca y me desvían de mi camino. Sabía que era él, esto era algo que se le había hecho costumbre. Sin decir nada, se dirigió hasta el salón de música aún tomándome de la muñeca. Ya había hablado con Pablo para poder usar el salón después de clases y accedió al instante, por lo que no había ningún problema. Federico me soltó de la muñeca y comenzó a hablar.
—Y bien, ¿con qué empezamos?— dijo con esa sonrisa arrogante que podía derretir a cualquiera, pero que a mí solo me provocaba ganas de golperalo. No entendía como podía detestarlo tanto si lo conocía hace unos pocos días. Alejé todos esos pensamientos de mi mente, no quería pelear por cualquier cosa hoy.
Sin decir nada dejé mi bolso a un costado de la pista de baile y encendí el equipo de música.
—Sígueme— y empecé a bailar.
La coreografía era difícil, y sabía que no iba a poder seguirme en el primer intento. Eran pasos que habían que ensayarlos despacio para luego poder unirlos y seguir el ritmo de la canción. Pero lo único que quería era bajarle un poco los humos al italiano, por lo que no se la iba a hacer tan fácil.
Terminó la canción y Federico se encontraba mareado y con una cara de confusión terrible. Reí, lo que le gustó menos aún.
—Difícil, ¿no?— dije arrogante. Él me miró con cara de pocos amigos.
—Ponla de nuevo, Ludmila— hice lo que él me indicó, pero de nuevo los pasos no le salieron.
Volví a reír, la verdad es que me gustaba mucho molestarlo. Era como un poco de su propia medicina.
—No te rías, Ludmila, no es fácil— dijo algo molesto. Sin embargo, su semblante cambió cuando volvió a hablarme— Te apuesto que ahora puedo hacer esa parte de la coreografía solo y sin un solo error.— Es increíble el ego de este chico.
—Es imposible, Federico— reí burlona.
—¿Y que obtengo si logro hacerlo?
—Lo que queras, de todas maneras no vas a poder hacerlo— dije mientras me cruzaba de brazos, segura de mi misma.
—Mira, Pablo me asignó un tema en dúo para el show de fin de año, entonces mi propuesta es que, si yo hago esa parte sin confundirme, vas a tener que cantar conmigo en el show, ¿te parece?
—Bueno pero si yo gano me dejas de molestar Federico, ¿si?— dije segura, ya que el italiano no había podido aprender todos aquellos pasos. El asintió y yo puse la pista de baile para que comenzara.
P.O.V Federico:
Ludmila puso la pista y yo comencé a bailar, tal y como lo había practicado con León. Los pasos me salieron perfectos, sin un solo error. La cara de sorpresa de Ludmila cuando terminé de bailar era indescriptible. La verdad es que los pasos eran bastantes difíciles, pero lo que ella no imaginaba era que yo ya los había practicado bastante con mi amigo, y lo que había hecho minutos antes era pura actuación. Ahora era yo el que sonreía burlón mientras apagaba el equipo de música.
—Nunca volvas a cuestionar mis habilidades de baile, preciosa— dije mientras besaba su mejilla y me dirigía a la puerta del salón.
—Ah no, vos sos un tarado Federico— chilló mientras me apuntaba acusadoramente.
Tomé su mano y deposité un beso sobre ella, como si fuera un caballero. Ella me miró con asco, y yo reí ante su reacción.
—Nos vemos mañana, preciosa.— Le guiñé el ojo— Ah, y no te olvides que vamos a cantar juntos— le largué un beso volador y salí orgulloso del Studio.
A mi nadie me gana, rubia bonita.
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Holaaaaa!! Perdón, ya se que el capítulo es algo corto, pero estoy muy apurada y es lo que pude hacer. Les prometo que mañana subo un capitulo mas largo.
Graaaaaacias por sus votos y comentarios, en serio gracias :)
Besos, los quiero Xx
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Una Dulce Apuesta (Fedemila)
Fiksi Penggemar—Gánate a la rubia— Sonrió mi amigo, desafiante. —¿Cómo?— dije sorprendido, esperando a que me cuente más. —Gánatela. Haz que Ludmila se enamore de ti, y luego rómpele el corazón en frente de todos, ¿que te parece? Extendió su mano hacia mi, mirá...