P.O.V. Ludmila:
No aguanté y me tiré en los brazos de Federico. ¿Era verdad lo que me estaba pasando? ¿Federico, el chico más deseado de todo el Studio, me había pedido que sea su novia? Estuvimos abrazados durante unos minutos, hasta que decidí separarme de él.
—¿Eso es un si?— Me preguntó con una sonrisa en su cara.
—Eso es un obvio que si— dije y lo besé. Nos separamos y él entrelazó nuestras manos.
—¿Vamos a tomar un helado por ahí?— Me dijo y yo asentí.
Caminábamos por las calles de Buenos Aires en silencio, pero no era incómodo, al contrario, era como si las palabras sobraran en ese momento. Me sentía completa, feliz. Me sentía como no lo había hecho hace bastante tiempo: querida por alguien.
Lo único que pedía es que no me decepcionara. Me han lastimado mucho antes, y no sé si voy lo voy a aguantar una vez más. En este poco tiempo que llevaba conociendo a Federico, había aprendido a quererlo, y es que es la única persona que tengo, además de mi abuela. Fue ahí cuando recordé las palabras de la pelirroja, quien me dijo claramente que no me acerque a él. Me detuve en seco, y él también paró, algo extrañado por mi reacción.
—¿Pasa algo?
—¿Vos tenes algo con Camila? Digo, ¿son amigos? ¿Ha pasado algo entre ustedes?— Dije con un poco de miedo a sus posibles respuestas.
—¿Camila y yo? No, no somos nada ni tampoco ha pasado algo entre nosotros, ¿por qué?— respondió pero no logró convencerme del todo.
—No, por nada— dije y seguí caminando. Él me detuvo.
—¿Pero por qué? ¿Te ha dicho algo?— preguntó un poco... ¿Preocupado? Lo miré extrañada.
—No, por nada. Solo te pregunto— dije y justo vi una heladería en la otra cuadra, por lo que decidí cambiar de tema—Mirá, allá hay una heladería, vamos— dije señalándo el local y tomando a Federico de la mano.
P.O.V. Federico:
Ludmila me había preguntado por Camila... ¿Pero por qué? ¿Acaso le había dicho algo? Sabía que Camila estaba obsesionada conmigo, y que haría cualquier cosa por separar a las chicas de mí, ¡incluso ya lo había hecho antes! Pero no quería que se metiera en mi relación con Ludmila, y mucho menos que la aleje de mí. Intenté borrar esos pensamientos de mi mente, tal vez mas tarde hablaría con ella para aclarar las cosas.
Sin darme cuenta ya estábamos dentro del local pidiendo nuestros helados. Él chico que nos atendía no dejaba de mirar a Ludmila, sin siquiera importarle que yo estuviera a su lado. Y lo peor de todo es que ella ni siquiera se daba cuenta de ello.
—¿Qué van a querer?— preguntó sin apartar la mirada de Ludmila.
—Yo un helado de chocolate— dije lo más cortante posible.
—Y la bella señorita, ¿qué va a querer?— dijo y eso terminó de enfurecerme. ¡Estaba coqueteando descaradamente con mi novia! ¿Quién se creía? La tomé de la cintura, marcando mi territorio, mientras sentía como la rabia recorría mi cuerpo.
—La bella señorita es mi novia, amigo— dije resaltando "mi novia".— ¿Qué vas a querer, mi amor?— dije mirándola tiernamente. Ella se rió.
¿De qué se reía? A mi no me parecía para nada chistoso que el tarado este con hormonas revolucionadas esté coqueteando con ella.
—A mi dame uno de vainilla— dijo sin mirarlo.
Pagué y nos dieron los helados. Fuimos a sentarnos en unas mesitas de afuera y noté que en todo este tiempo no había soltado a Ludmila, como si no quisiera que me la quitaran.
—Tranquilo que no me voy a ir— dijo en mi oído y después besó mi mejilla.
Me tranquilicé un poco y nos sentamos.
—¿Por qué te pusiste celoso?— volvió a hablar mientras tomaba su helado.
—¿Yo celoso? No, seguro te lo imaginaste vos— dije restandole importancia, auque no era cierto. Ella solo reía.—¿De qué te reís? No es gracioso— dije mirándola enojado.
—Es que te ves lindo cuando te pones celoso, pero no tenías por qué ponerte así.
—¿No tenía por qué ponerme así? ¿En serio? Ese chico coqueteaba con vos delante mío, ¡hasta te dijo bella!— dije enojado—Solo yo te puedo decir así— dije en un susurro casi inaudible, pero ella pudo escucharme.
—Pero yo te quiero a vos— agregó y tomó mi mano. No se por qué, pero eso me tranquilizó mucho.—Tenes un poco de chocolate en la cara— dijo riéndose, dejando de lado la tensión del ambiente.
—¿Dónde?— dije divertido.
—Ahí— dijo señalando mi boca.
—Mmm, yo no puedo sacarmelo, ¿me podes limpiar vos?— dije coqueto.
—Con gusto— dijo siguiéndome el juego.
Se levanto de la mesa, se sentó en mis piernas y me dio un beso corto en los labios.
—Listo— agregó con una sonrisa. Yo tambien sonreí, y la volví a besar.
Y así se nos pasó volando la tarde: jugando, riendo y besándonos. Me encantaba estar con ella, hacía que me olvide de todos mi problemas. La acompañé a casa y me despedí de ella. Me sentía completo, como si nada pudiera borrarme la sonrisa de la cara. Pero no era completamente cierto, ya que no pude evitar sentirme mal al recordar la apuesta.
Lo que estoy haciendo no está bien, y eso es un verdadero problema.
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Holaaaaaaaaaaaa!! Acá les dejo un nuevo capitulo, perdon ya se que es corto y aburrido pero bueno, es tierno.
Me olvidé de preguntarles en el capítulo anterior, ¿vieron el otro dia la versión extendida del último capitulo? Fue hermosoooooooo. Yo moriiiiiiii con el beso, no me lo esparaba <3
Bueeeeno, muuuchas gracias por sus votos y comentarios, y perdon por la demora.
Las quiero, un beso :)
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Una Dulce Apuesta (Fedemila)
Fanfiction—Gánate a la rubia— Sonrió mi amigo, desafiante. —¿Cómo?— dije sorprendido, esperando a que me cuente más. —Gánatela. Haz que Ludmila se enamore de ti, y luego rómpele el corazón en frente de todos, ¿que te parece? Extendió su mano hacia mi, mirá...