Stony

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Mención de Steve mujer e inspirado de la canción "Su hija me gusta" de Farruko y José Feliciano

*****

Tony se miro por milésima vez por el espejo.  Llevaba casi cinco mudas de ropa al ver qué ninguna le favorecía, al menos no para esa ocasión.

Quería dar una buena impresión, era la primera vez que los nervios le traicionaban y simplemente suspiro para finalmente ponerse su colonia y los zapatos, apenas peino sus cabellos y se colocó unos lentes oscuros para ir por su auto.

Manejo tranquilo hasta una casa de color azul cielo en Brooklyn. Sonrió al estacionarse y mirar una foto de su amada Stephanie...
Llevaban casi un año conociéndose, cuando le pidió una oportunidad quiso presentarse formalmente a su suegro. Quería pedirle permiso de tener una relación con ella, que la amaba más que su propia vida y que por ella haría cualquier cosa a excepción de dejarla.

Nuevamente suspiro y miro su reloj, para esa hora Stephanie estaría en el trabajo. Habían quedado en ir juntos a saludar al señor Rogers pero él había ido solo. Bajo del auto y a pasos lentos y algo torpes llegó a la puerta de la hogareña casa.

Tocó con cuidado, en unos minutos un hombre castaños y ojos azules le recibía en la puerta. Antes de que el señor hablará se adelantó en hacerlo.

- Hola ¿Que tal? Soy Anthony Stark, soy amigo de Stephanie... Y me gustaría... Vengo a hablar con usted - dijo con voz nerviosa.
Noto la mirada del hombre indecisa a su persona. - Yo... Con mucho respeto pero tengo varias cosas que contar.

Miro nuevamente como Rogers le miraba, solo que está vez lo hizo serio e incluso fría para dejarle pasar hasta la sala.
- Tome asiento, ¿Quiere un poco de café? -

Asintió seguro, si bebía un poco tal vez logré calmarse, además, sería un buen trago en caso de salir derrotado en esa misión.
Cuando el señor Rogers regreso con su café, bebió sintiendo su cuerpo relajarse un poco.

- Muy bien joven, conversemos de una vez... Ya su cara me lo dice y debo admitir que no hay mucho que esconder.

- Si supiera que los nervios me traicionan. Debo... Tomarme unos segundos sin pensar.
- Eso me asusta... ¿Paso algo con mi hija? - la voz alarmada del hombre salió apresurado y negó rápido para mirarle serio.

- No se preocupe, nada malo pasó...

-Entonces dime muchacho, ¿A qué debo su visita?

- Bueno... Debo confesar que conozco a su hija desde hace mucho... y ella me gusta. Mi única intención es quererla y amarla, haría lo que fuera por tenerla, y solamente una oportunidad le pido. - hablo mientras que le miraba serio. Sus manos sudaban y más cuando la mirada sorprendida del hombre se dirigió a él.

-  ¿Con qué cara te atreves a decir que te gusta mi hija? - Joseph miro con seriedad y enojo al muchachito frente suyo - Tienes agallas muchacho. Yo la protejo más que a mi vida, ella es mi sangre. Jovencito te queda un mundo por vivir, eso mismo que haces ahora, hace tiempo lo hice con la dama que tanto ame, que tanto quise.

- Señor... Con su permiso, lo entiendo perfectamente. No quiero que me malinterprete, pero yo vine hasta aquí para decirle que su hija me gusta... Y que mi única intención es quererla y amarla... Haría lo que fuera por tenerla, solamente una oportunidad le pido.

-Jamás pensé que el tiempo pasara tan rápido. Ella ya es toda una jovencita, pero es mi niña, es mi bebé... Es un pedazo de mi y de amada Sarah... Me cuesta aceptarlo y es que el sentimiento de un padre vale más que mil palabras. Así que dime muchacho ¿Que vas a hacer con ese amor que te propones?

- Amarla y cuidarla solo son mis intenciones. Juro no hacerle daño.- dijo haciéndole frente. - Haría lo que fuera por tenerla, solamente una oportunidad le pido.

- Mire muchacho, yo no creo ya en el amor. Desde que mi amada Sarah murió, ella es lo único que me queda.

- Por favor... No se altere - pidió preocupado al notar como el hombre se enojaba - cálmese señor Rogers, pero es que su hija nació para mi... Ella es la chica más amable que he conocido, es inteligente, paciente, graciosa e incluso madura. Es perfecta pero mi... Y no me puedo ir de aquí hasta que diga que si.

- Muchacho... Por favor...

- No, no me puedo ir de aquí hasta que diga que sí. - volvió a repetir serio mientras que se paraba. - Mis intenciones son quererla y amarla, haría lo que fuera por tenerla, solamente una oportunidad le pido. - dijo nuevamente mientras que miraba al señor Rogers.

El adulto suspiro mientras que unas ligeras lágrimas se acumulaban en sus ojos.
- ¿Realmente la amas tanto cómo para venir aquí a decirme tus intenciones?

- Si señor...

- Entonces... Más te vale que cumplas tus palabras, sino iré hasta tu casa con mi arma y sin importarme los años en la cárcel, haré que pagues por las lágrimas que ella deje caer por ti.

Tony sonrió, con mucha emoción extendió una mano hacia su suegro.

- Lo prometo. La cuidaré con mi propia vida. - su sonrisa aumento cuando Joseph correspondió la suya. - Muchas gracias...

Rogers simplemente asintió. Ese muchacho había llegado hasta su casa para pedirle permiso apesar de lo nervios... Si, su niña estaba en buenas manos.

Fin.

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