Antorcshield

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Mención de incesto, infidelidad y lactancia.

Johnatan Stark-Rogers era el hijo perfecto. Hijo único en el matrimonio, joven alfa de 17 años, atlético e inteligente — aunque este último no lo demostraba seguidamente—

El joven era un chico guapo, una copia exacta de su madre Steve con la personalidad de su padre Tony, con un aroma fuerte y espeso a tabaco y cenizas.

El joven amaba a sus padres, de eso no había duda pero a quien más amaba era a su bella y sexy madre Steve. Amaba abrazarlo y dejar reposar su rostro sobre aquellos grandes y muy abultados pectorales del Omega para frotarse de forma inocente con ellos.

Amaba a su madre, pero sabía que su amor no era puro. Era retorcido, sucio y morboso, cada vez que lo abrazaba, se frotaba y besaba sus pechos de forma inocente, los besaba y tocaba pero quería más.

Quería tocar y besar más, morder esos pezones que siempre se marcaba sobre las ajustadas camisas que solía ponerse el rubio.

Un día de esos, descubrió algo que llamo mucho su atención. Había sido el típico desayuno, su madre preparaba hotcakes y lo abrazo apenas pudo, depositando su rostro sobre el muy abultado pecho de Steve.

Esta vez, entre abrió su boca y de forma casual, chupo y lamió el pezón derecho de su madre, sorprendiéndose de algo tan maravilloso.

- Mamá... ¡Estás lactando! - grito sorprendido mientras que el sabor de leche dulce disgustaba en su paladar. Había sido la mejor leche que había probado en su jodida y joven vida.

- Si, disculpa - se disculpó Steve con su rostro sonrojado. El Omega estaba avergonzado de que su hijo se haya manchado con su leche materna - Últimamente me ha salido un poco... El tío Bruce dice que es posible que mi cuerpo este pasando por un estado de hormonas o algo así, no le entendí muy bien - contesto un poco penoso y confuso por no haber puesto atención.

El joven Johnny asintió, lamió sus labios y se acercó curioso cuál abeja al polen para chupar de forma delicada nuevamente al pezón.

- ¿J-johnatan? - llamo sonrojado el Omega.

Steve sintió la boca curiosa de su cachorro chupar uno de sus pechos. Se removió sorprendido y trato de alejarlo, pero el sentir como extraía la leche con su boca, se sentía un poco aliviado del dolor que provocaba tener el aumento de pecho.

- Cariño... Esto está mal... - trato de razonar. Su cuerpo no se movía, es más, empezaba a temblar por las estimulaciones de su pequeño cachorro.

- Mami... Sabe tan bien tu leche... Es muy dulce - susurro antes de alzar la camisa de su madre y tener un acceso directo.

El joven alfa se sintió en el paraíso, los pechos de su madre lactaban chorros y chorros de leche.

- ¡Johnatan! - empujó finalmente el Omega a su cachorro. Su pecho subía y bajaba rítmicamente por lo agitado que estaba, sentía el líquido bajar por su pecho hasta manchar su vientre y demás al ver qué seguía lactando. - Lo que hiciste está mal, ¡Soy tu madre! - regaño sintiendo asqueado.

Pero no por su cachorro sino por que aquello le había excitado.

Trato de limpiarse inútilmente, aún seguía lactando y podía sentir la mirada intensa de su pequeño cachorro.

Johnny en cambio, podía sentir a su alfa exigirle ir con su madre, le ordenaba follarlo, preñarlo y marcarlo. Su alfa reconocía a su madre como su propio OMEGA.

Haciendo caso a su instinto, camino directo a Steve. Liberando su aroma a tabaco y cenizas, marcando a su madre con su olor para besarlo de forma tan lujuriosa y sucia.

Noto como su madre buscaba alejarse, no lo permitió. Lo aprisiono contra la isla de la cocina y abandonó sus labios para ir a lamer y chupar su cuello, besando su glándula que aún teniendo la marca de su padre, está vibraba ansiosa.

- Mami... Puedo olerte, estás lubricando... - dijo con voz ronca y viendo a su madre que luchaba por respirar.
Bajo sus labios nuevamente hacía sus pecho, chupo y lamió tan morboso que un ruido sucio y húmedo hacía juego con los gemidos ahogados del Omega.

- Johnny... No- Oh... - gimió gustoso, el Omega cerro sus ojos ante una fricción deliciosa entre su miembro y el de su cachorro.

Su pequeño niño estaba duro, podía sentirlo y se sintió mal. Mal por él, por su alfa... No quería esto, es más, sabia que era su culpa. Tony siempre le llamo la atención de que siempre dejará a Johnny hacer aquello, de abrazarlo contra su pecho y hacer lo que quisiese. Sin embargo, en esos momentos, su cuerpo pedía otra cosa, estaba reaccionando a las caricias y besos de otro alfa que no era el suyo.

Era algo enfermo, sucio, no podía creer que su cuerpo se calentará así por su propio cachorro, cachorro que mantuvo en su vientre.

Miro como su niño seguía chupando y lamiendo su otro pezón, jugaba y apretaba el otro y solo de dejo llevar.

- Oh Dios... - Gimió cuando su niño se deshizo de su pantalón y boxer, quedó descubierto ante su cachorro que lo subió a la isla y abrió de piernas.

- Estás tan húmedo... - dijo el joven alfa quien paso un dedo por su apretada entrada.

Steve gimoteo, su entrada estaba ansiosa por ser llenada y jadeo fuerte al ver cómo su cachorro sacaba su duro y grueso falo. El Omega se sintió salivar, miro en silencio como su pequeño se acercaba y entraba fácilmente por su ano gracias a la lubricación.

Ambos gimieron fuerte al estar conectados, el alfa espero un par de minutos y empezó a embestir. Lento y suave, disfrutaba del dulce y muy apretado interior de su madre ya que no sabía si habría más.

Su madre apretaba tanto, estaba húmedo y muy resbaladizo. Ansioso, depósito su boca sobre uno de los pezones del Omega para chupar nuevamente.

El Omega era todo un manojo de gemidos, aprisiono la cintura de su cachorro con sus piernas, olvidando que su alfa dormía pisos arriba y se entregó al placer.

- Oh... Bebé, sigue... Me gusta - Gimió cuando su cachorro movió otro poco sus caderas.

El ritmo de las embestidas eran lentas y suaves, subían un poco la velocidad y profundidad para volver al ritmo anterior.

- Mami... Me gusta follarte... Me gusta...

- Mi cachorro... Ah... Ah~

Gimieron antes de besarse, sus lenguas luchaban ansioso de tener el control. El aroma de ambos llenaban la habitación al igual que el chapoteo y choque de pieles y gemidos. Ambos se entregaban a un placer prohibido y sucio, a uno enfermo hasta que finalmente, con ese ritmo lento se corrieron.

Steve recibió el semen y el nudo de su niño, por suerte, no estaba en sus días fértiles pero la posibilidad de quedar embarazado era alto.

- Mi Omega... - escucho el susurró de su niño. Con el cuerpo lleno de espasmos, se acercó a su cachorro para besarlo de forma suave.

Sabía que lo que hizo, lo que hicieron estuvo mal. Fue sucio, enfermo y muy loco pero no había culpa, remordimiento o enojo.  Solo el placer y emoción.

Todo eso sin saber, que cierto alfa castaño había visto aquel apareamiento en secreto y que enfermamente, había disfrutado ver.

One-shots AllSteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora